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El Papa pide perdón a la comunidad gitana de Rumanía por la discriminación: "Los católicos no son ajenos a tanto mal"

El pontífice aseguró que lleva en el corazón “el peso de las discriminaciones que han sufrido”.

El Papa Francisco en Blaj, Rumanía
El Papa Francisco en Blaj, Rumaníalarazon

El Papa ha pedido perdón, en nombre de la Iglesia, a la comunidad gitana de Rumanía por la discriminación histórica que ha sufrido esta etnia.

El Papa ha pedido perdón, en nombre de la Iglesia, a la comunidad gitana de Rumanía por la discriminación histórica que ha sufrido esta etnia y por juzgarlos con "actitudes que siembran odio y crean distancias". Así lo ha reclamado en su último día en Rumanía, a donde viajó el viernes.

El Papa ha visitado, antes de regresar a Roma, el distrito de Barbu Lautaru, el barrio más antiguo de la ciudad de Transilvania, donde hay varios asentamientos de la comunidad romaní.

"La historia nos dice que también los cristianos, también los católicos, no son ajenos a tanto mal. Quisiera pedir perdón por esto. Pido perdón, en nombre de la Iglesia al Señor y a vosotros, por todo lo que a lo largo de la historia, os hemos discriminado, maltratado o mirado de forma equivocada, con la mirada de Caín y no con la de Abel, y no fuimos capaces de reconoceros, valoraros y defenderos en vuestra singularidad", ha señalado.

"¡Cuántas veces juzgamos de modo temerario, con palabras que hieren, con actitudes que siembran odio y crean distancias!", ha lamentado. Ante decenas de representantes de esta etnia, el pontífice les ha dicho que lleva en el corazón "el peso de las discriminaciones, de las segregaciones y de los maltratos que han sufrido"sus comunidades.

En Blaj, en la meseta de Transilvania, la última etapa de este quinto viaje internacional del año, el pontífice ha remachado que es "la indiferencia"la que "alimenta los prejuicios y fomenta los rencores". Y ha especificado: "Cuando alguno viene postergado, la familia humana no camina. No somos en el fondo cristianos, ni siquiera humanos, si no sabemos ver a la persona antes que sus acciones, antes que nuestros juicios y prejuicios". Así, ha destacado que en la sociedad está "la mano extendida y la mano que golpea". "Está la apertura del encuentro y el cierre del enfrentamiento. Hay acogida y hay descarte. Está quien ve en el otro a un hermano y quien lo considera un obstáculo en su camino. Está la civilización del amor y está la del odio", ha considerado.

En este sentido, ha especificado que cada día hay que elegir entre Abel y Caín: "Cada día se pone ante nosotros una encrucijada, a menudo se pone ante nosotros una elección decisiva: recorrer la vía de la reconciliación o la de la venganza". Por ello, ha invitado a elegir "la vía de Jesús", que aunque comporta fatiga, "es la vía que conduce a la paz". Y ha agregado: "No nos dejemos llevar por el odio que brota dentro de nosotros: nada de rencor. Porque ningún mal resuelve otro mal, ninguna venganza arregla una injusticia, ningún resentimiento es bueno para el corazón, ninguna clausura acerca". Y finalmente, el Papa les ha pedido que no tengan miedo a "compartir y ofrecer esas notas particulares"que les constituyen.