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La política de compras de Sanidad, en evidencia: “Hay proveedores con pocos remilgos a la hora de obtener beneficios”

El Ministerio de Sanidad podría haberse asesorado previamente a través de la embajada española en Pekín, pero no lo hizo

China donates supplies for Covid-19 affected Lombardy region in Italy
Algunos de los test que detectan el Covid-19 donados por ChinaMOURA BALTI TOUATIEFE

«Recurrir a determinados intermediarios en el mercado internacional para adquirir productos sanitarios de precisión como los test de detección del coronavirus, en unos momentos de fuerte demanda mundial como la que estamos viviendo, tiene sus riesgos, porque hay proveedores con muy pocos remilgos a la hora de obtener pingües beneficios. Y la chapuza de los test comprados a una empresa china sin homologar es buena prueba de ello», sostiene un experto español en comercio internacional.

Primero fue el bochorno por la partida defectuosa de 640.000 test de detección precoz del coronavirus adquiridos por el Ministerio de Sanidad, cuya sensibilidad era inferior al 30%, es decir, capaces de detectar un positivo solo en el 30% de los casos, y cuya partida inicial de 9.000 muestras ha sido devuelta al fabricante, según aseguran las autoridades sanitarias españolas. Y ahora el segundo fiasco por el nuevo cargamento de un millón de test recibido esta misma semana, que ofrecen una sensibilidad inferior al 50%, cuando lo exigible es un porcentaje cercano al 80%.

En un comunicado difundido el pasado 26 de marzo, un día después de que estallara el escándalo, tanto el Ministerio de Sanidad como Presidencia del Gobierno informaron de que los test devueltos a la empresa china Shenzhen Bioeasy Biotechnology contaban con homologación europea para su compra y comercialización en todo el territorio de la UE, y aseguraron que «el Gobierno de España no adquirió estos test a China, sino a un proveedor nacional de confianza». Sin embargo, Sanidad ha evitado hasta la fecha identificar a ese intermediario.

«Cuesta creer que un proveedor de confianza, y por tanto fiable y experimentado, acudiese a una empresa china sin licencia de exportación para adquirir unos test que resultaron ser defectuosos», apunta otro experto consultado por este diario. En efecto, la embajada china en España, tras hacerse público el «patinazo» del Ministerio de Sanidad, matizó que Shenzhen Bioeasy Biotechnology «no ha conseguido todavía la licencia oficial de la Administración Nacional de Productos Médicos de China para vender sus productos».

La embajada china asegura que el Ministerio de Comercio del gigante asiático ofreció al Ministerio de Sanidad español «una lista de proveedores clasificados», y entre ellos no figuraba Shenzhen Bioeasy Biotechnology. La embajada precisaba, además, que las donaciones realizadas a España por el Gobierno de Pekín y entidades como Alibaba –un conglomerado empresarial chino dedicado al comercio electrónico– no incluyen productos suministrados por Shenzhen Bioeasy Biotechnology. Las autoridades sanitarias españolas aseguran que ya han encontrado nuevos proveedores de kits de test rápidos, pero tampoco esta vez han querido identificarlos.

¿Y si se rechaza otra partida?

Según las fuentes consultadas, el Ministerio de Sanidad podría haberse asesorado previamente a través de la embajada española en Pekín, pero no lo hizo. «También podría haber recurrido a la Cámara Oficial de Comercio de España en China, que tiene sedes en Shanghai y Pekín, y que juega un papel muy destacado en el apoyo y asesoramiento en materia comercial y de contratación a las empresas españolas que operan en China», añaden las citadas fuentes, que citan también como entidad habitual de consulta y asesoramiento a la Cámara de Comercio Hispano-China, un organismo privado sin ánimo de lucro que asegura contar con una red de contactos en más de 300.000 empresas.

La gran incógnita, ahora, es saber qué decisión adoptará el Ministerio de Sanidad sobre el nuevo cargamento de un millón de test rápidos de detección del coronavirus recibido esta semana, y cuyo índice de sensibilidad es también defectuoso, por lo que su utilización podría arrojar falsos negativos. Si esta segunda partida también fuera rechazada, Sanidad tendría que seguir recurriendo a las pruebas estándar conocidas como PCR, mucho más lentas que los test de detección precoz y que requieren de un instrumental técnico específico, pero también mucho más fiables en sus resultados.