Salud
Cardiometabolismo 2.0. Lipidómica y COVID-19
El análisis de lípidos en los sistemas biológicos, incluyendo el suero, y su aplicación no solo en el campo la investigación sino a nivel asistencial gracias a la llamada medicina traslacional, es conocido como lipidómica. Dicho análisis, más allá de medir el colesterol total, el colesterol bueno (HDL) y malo (LDL) además de los triglicéridos, en definitiva lo que mide la medicina convencional, tiene potencialidad para medir ácidos grasos, esfingolípidos y fosfolípidos, entre otros. Si tenemos en cuenta que los lípidos, empezando por el colesterol LDL, son componentes esenciales de todas las membranas de las células vivas, incluidas las de los virus, y que solo fosfolípidos hay más de 1000, nos podemos ir haciendo una idea hacia dónde apunta el futuro y lo lejos que estamos de él. Cuando el pasado 7 de febrero-2020, con ocasión del II Congreso Intercontinental organizado por la SEMAL en Miami, pronuncié una conferencia titulada "Imparable irrupción de la lipidómica en la Medicina Cardiometabolica y antienvejecimiento", en la misma expuse que la potencialidad de la lipidómica excedía las dos áreas en las que yo centré mi conferencia y que con mucha probabilidad, toda enfermedad, por rara que fuera, tenía su propia lipidómica. Por aquel tiempo, al no tener acceso a los informes oficiales, yo naturalmente desconocía el alcance futuro de la COVID-19 que justo por entonces llevaba más de un mes en Wuhan (China) y recién-iniciaba su expansión por otras regiones de China, Corea del Sur, Italia y España. Pues hete aquí, que 4 meses después, mi presagio se cumple y también la COVID-19 tiene su propia lipidómica. Así, Shen y cols, en la revista Cell, en un magnífico artículo aceptado para publicación con fecha 18 de mayo, ya disponible on line, los autores identifican cambios moleculares, incluidos los lipidómicos, a tres niveles: en primer lugar a nivel del macrófago, la célula derivada del monocito sanguíneo y que ejerce labores de limpieza y de defensa a nivel tisular; en segundo lugar la plaqueta, esa célula que interviene en la formación de trombos con una finalidad inicialmente curativa pero que nos pone en problemas cuando se excede; y en tercer lugar, el sistema del complemento que interviene en la respuesta inmune también con una finalidad positiva mientras no se exceda de su funciones por estar hiperactivado.
Centrándonos en los aspectos lipidómicos los más relevantes fueron encontrados a nivel del macrófago y de la plaqueta encontrándose más de un centenar de ellos disminuidos tanto en los casos leves como en los casos severos pero más en estos últimos y ello podría tener, en un futuro no muy lejano, un valor pronóstico "marcándonos" al paciente de riesgo antes de que entre en una situación crítica. Los lípidos más afectados fueron los esfingolípidos y los glicerofosfolípidos o fosfoglicéridos. Los esfingolípidos pueden ser simples (ceramidas) o complejos del tipo de los fosfo-esfingolípidos y de los glico-esfingolípidos. Respecto a los glicerofosfolípidos o fosfo-glicéridos son un subtipo de fosfolípidos, del que forman parte el ácido fosfatídico y sus derivados (PIP2, fosfatidilserina, cardiolipina entre otros). Convendría aclarar que esto no siempre es así, cuando analizamos la lipidómica en diferentes enfermedades podemos encontrar unos que suben y otros que bajan. En la COVID-19 todos bajan y los pacientes podrían beneficiarse terapéuticamente ya que la administración de ácidos grasos es factible y estos forman parte de ambos tipos de lípidos. Cuando la investigación prosiga y lleguemos a conocer de forma más precisa dichas alteraciones podremos suministrarlos en forma de suplementos.
Una nueva era, en términos analíticos, aterriza en la medicina en general y en la de la COVID-19 en particular. Bienvenida la lipidómica.
*Jefe de la Unidad de Endotelio, Anti-Aging y Cardiometabolismo de la Clínica d-médical (Madrid) y Hospital Helicópteros Sanitarios (Marbella)
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