Sanidad

El INE certifica que Illa y parte de su equipo han mentido

La inexplicable disparidad en la cifra de muertos se suma a un cúmulo de errores por los que Illa debería haber dimitido ya

La inexplicable disparidad en la cifra de muertos se suma a un cúmulo de errores por los que Illa debería haber dimitido ya
La inexplicable disparidad en la cifra de muertos se suma a un cúmulo de errores por los que Illa debería haber dimitido yaEUROPA PRESS/E. Parra. POOLEuropa Press

El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha certificado esta semana lo que todo el mundo sabe ya desde hace meses: que además de ser unospésimos gestores, Salvador Illa y parte de su equipo –no todo– mienten como bellacos. Lo han estado haciendo durante toda la pandemia con la cifra de muertos, lo cual da muestra de la credibilidad que ofrece un Ministerio de Sanidad que nunca había caído tan bajo como hasta ahora en toda la democracia. Ni siquiera en los tiempos de la colza, que ya es decir.

Según el INE, un organismo al que no controlan el PP, ni Vox, ni los sindicatos médicos, ni Isabel Díaz Ayuso, en los tres primeros meses de esta crisis de salud pública hubo tantas muertes por Covid-19 en España como las que contabiliza ahora Sanidad pasados más de nueve. En marzo, abril y mayo se produjeron 45.684 defunciones por coronavirus en nuestro país, mientras Sanidad decía a los españoles que sólo había 27.127. Esta inexplicable disparidad, de la que, por cierto, nada dijo Fernando Simón en la carta a «The Lancet» en la que elogiaba el papel de Sanidad en la pandemia, se suma a un cúmulo de errores y falsedades de tal calibre que deberían haber llevado a Illa a dimitir hace ya muchos meses.

Recuerden, por ejemplo, que Sanidad dijo que sólo tuvo conocimiento de la multiplicación de los contagios unas horas después de transcurridas las manifestaciones feministas del 8-M, que las mascarillas eran innecesarias y desaconsejables para la población general y que un comité de expertos le guiaba en la toma de decisiones, cuando en realidad eran los funcionarios que trabajan con Simón los que estaban detrás de ellas. Desgraciadamente, nuestro futuro está en estas manos.