Agravio

Los diabéticos se sienten discriminados por Sanidad al no incluirles en la automatización de visados por la Covid-19

Sanidad comete «un agravio comparativo» por no incluir su caso en la eliminación de visados por la Covid-19

El acceso a los visados difiere en función del lugar de residencia. En la imagen, una persona diabética haciéndose la prueba del azúcar
El acceso a los visados difiere en función del lugar de residencia. En la imagen, una persona diabética haciéndose la prueba del azúcarDreamstimeDreamstime

El pasado 30 de marzo el BOE publicaba que el Ministerio de Sanidad «suspendía el visado de inspección médica para el acceso a la triple terapia en la EPOC durante la vigencia de la emergencia sanitaria de la Covid-19». ¿El motivo? «Evitar la exposición de estos pacientes al SARS-CoV-2 que pueda provocar esta mayor presencia en lugares de riesgo de contagio como hospitales o centro de salud». Hasta ahí todo bien. El problema es que se trata de un agravio comparativo respecto a otros pacientes crónicos y de riesgo frente a la Covid-19, por mucho que afirmen que «esta suspensión del visado podrá extenderse a otras patologías». Porque la realidad es que, a día se hoy, Sanidad sigue sin ampliar esta medida a otros pacientes.

Es el caso de los diabéticos, que tienen el doble de riesgo de ingresar en la UCI y el triple de fallecer en caso de infectarse por el SARS-CoV-2 que el resto de la población, según diferentes estudios científicos. Sin embargo, estos pacientes crónicos, pese a ser población de riesgo, necesitan seguir acudiendo a su médico para la actualización de recetas. Una traba administrativa de los visados que les sitúa en una posición de mayor vulnerabilidad sanitaria.

«Nos ha molestado mucho que no se nos haya incluido. Llevamos pidiéndolo desde antes que se desatara la pandemia. Todos los partidos nos dicen que tienen que quitarlo y, sin embargo, no se hace», denuncia a este suplemento Aureliano Ruiz Salmón, miembro de la Junta Directiva de la Federación Española de Diabetes (FEDE), presidente de la Comisión de Prestaciones de FEDE y presidente de la Asociación Cántabra de Diabetes.

Pese a considerarse una persona optimista, reconoce que «es pesimista con la coletilla de que se podrá extender esta medida a otras patologías. Llevamos dos o tres años visitando diferentes parlamentos autonómicos y no se ha hecho. Y ahora de la noche a la mañana vemos esto en el BOE y no se nos ha incluido».

Para la FEDE esta medida está totalmente injustificada, máxime cuando «ya en ningún país europeo tienen los visados», precisa Ruiz Salmón, de ahí que pidan si no suprimir por aquello de que «algunas personas se ponen insulina sin ser diabéticos por temas de musculatura como nos dijo Sanidad, automatizar este trámite. Es decir, que una vez que el médico te lo recete no tener que ir cada vez que se caduca la receta, sino que esta renovación esté automatizada». Algo esencial antes de la pandemia y crucial desde que se desató la Covid-19. Coincide con él Antonio Pérez, presidente de la Sociedad Española de Diabetes (SED): «No tiene razón de ser que para una patología crónica suspendan el visado y para otra no, pese a tener el mismo riesgo de contagio. Es un agravio comparativo. Sanidad debería considerarlo a tenor de los datos científicos y eliminar esta barrera para reducir riesgos y más cuando se trata de una traba administrativa».

Un sinsentido al que hay que añadir otro elemento más, y es que el acceso al mismo tratamiento difiere en función del lugar de residencia. Así, mientras en Castilla-La Mancha se renuevan los visados de forma automática y en la Comunidad de Madrid se hace también forma automática mientras dure la pandemia, en otras autonomías como Castilla y León se ha ampliado a dos meses la renovación de visados y recetas, o se renuevan telefónicamente como sucede en Galicia o en Asturias, según los datos facilitados por la FEDE. Una discriminación según el territorio en el que vivas que afecta a aproximadamente «250.000 personas que tienen los visados para sus medicamentos de los aproximadamente seis millones de ciudadanos que tienen diabetes diagnosticada o no», precisa Ruiz Salmón.

«Ir cada mes a que me sellen»

En Galicia la renovación de visado de medicamentos y recetas se hace por teléfono. Sin embargo, todos aquellos diabéticos que pertenecen a una mutua tienen que desplazarse para conseguir que se los «sellen». Es el caso de José Manuel García, presidente de la Federación Gallega de Asociaciones de Diabetes: «Salvo durante el Estado de Alarma, cada mes tengo que desplazarme por los visados. Es decir, voy a mi endocrino que me receta un inyectable que tengo que ponerme una vez a la semana y luego, según quién esté en la mutua, puedo ir con cinco recetas o me dicen que el máximo son dos. Pero hay personas que tienen cuatro visados diferentes que no coinciden con el tiempo. La automatización de los visados supondría un alivio de carga de trabajo para los centros de salud, sobre todo en el caso de personas mayores».