Aniversario

Cuarenta años desde el primer caso de sida diagnosticado en España

Las personas seropositivas con más de 50 años han pasado del 8% al 50%

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Hace 40 años, en 1981, se detectó el primer caso de sida en España. En los primeros momentos de la enfermedad había mucho desconocimiento y no existía información acerca de los perfiles de las personas a las que afectaba este virus, se pensaba que todos eran varones homosexuales.

Las primeras alarmas habían saltado en Nueva York y San Francisco, donde se hablaba del «cáncer gay» que estaba arrasando entre este colectivo que vivía estigmatizado por su condición sexual. A pesar de ello, pronto se comenzó a saber más acerca de esta llamada «peste rosa», que presentaba una tasa de mortalidad del 50% y que afectaba no solo a la población homosexual, sino a otros perfiles de pacientes como hemofílicos infectados por transfusiones, heroinómanos, mujeres e incluso bebés.

Tras años de discriminación, estigma, pedagogía e investigación, esta epidemia continúa siendo uno de los grandes problemas de Salud Pública a nivel global. Pero, afortunadamente, se han hecho grandes avances tanto a nivel social como médico. En este sentido, la llegada de la terapia antirretroviral cambió el curso de la enfermedad y ha conseguido que esta enfermedad infecciosa deje de ser mortal y debilitante para convertirse en una patología crónica.

Gilead ha sido uno de los protagonistas de esta transformación y ha contribuido de forma notable a ello. Tal y como indica ONUsida en su estrategia global, el primer paso para eliminar esta infección es diagnosticar todos los casos.

De enfermedad mortal a crónica

La mejora de los tratamientos ha permitido un envejecimiento de los pacientes (en la última década, el porcentaje de personas seropositivas con más de 50 años ha pasado del 8% al 50% y se estima que en 2030 la cifra alcanzará el 75%) que ha transformado la atención: se ha pasado de intentar controlar el virus a manejar un proceso de envejecimiento acelerado debido a la aparición de más comorbilidades fruto de un largo proceso de acumulación de toxicidades.

En este sentido, es importante seguir avanzando en la investigación y en el desarrollo de opciones terapéuticas que tengan en cuenta esta realidad y ayuden a mejorar su calidad de vida y la salud global a largo plazo.

Estos años de lucha contra el VIH han evidenciado la necesidad de garantizar una estrecha colaboración con las asociaciones de pacientes y ONG. Así, durante estos más de 30 años se han puesto en marcha conjuntamente programas que han permitido avanzar de la mano en campos como la mejora de la calidad de vida de las personas, la educación para un mejor manejo de la enfermedad o la lucha contra el estigma.