Opinión

MGF, lucha en retroceso

Carmen Montón es embajadora Observadora Permanente de España ante la OEA y la OPS y ex Ministra de sanidad, consumo y bienestar social.

La mutilación genital femenina es una práctica ancestral que afecta especialmente a las niñas de África Subsahariana
La mutilación genital femenina es una práctica ancestral que afecta especialmente a las niñas de África Subsaharianalarazon

La pandemia de Covid-19 ha impactado en todas las esferas de la vida del planeta, y ha exacerbado las desigualdades, especialmente aquellas que sufren las mujeres y niñas. Tras la conmemoración del Día Internacional de la Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina, quiero traer a estas líneas el hecho de que el coronavirus también ha impactado negativamente en la lucha contra la mutilación de las niñas, amenazando con anular décadas de progreso.

Unicef está alertando de que el cierre de las escuelas, los confinamientos y la suspensión de los servicios que las protegen, han hecho que millones de niñas corran ahora mayor riesgo de ser víctimas. La estimación es que en la próxima década se incrementaría en dos millones de niñas mutiladas adicionales.

La MGF es una grave violación de los derechos humanos de las niñas. Una violación de su derecho a la salud (incluso mortal) y su dignidad. Además, esta práctica nociva no va sola; aumentando el riesgo de contraer matrimonios tempranos y abandonar la escuela.

Hoy en día, al menos 200 millones de niñas y mujeres vivas en el planeta han sido sometidas a la mutilación genital. En Djibouti, Guinea, Malí y Somalia el 90% de las niñas están mutiladas, pero son más de 30 los países donde se recogen datos de esta práctica. Y la edad media está reduciéndose, dificultando la posibilidad de prevenirla.

El tiempo de pandemia no solo ha supuesto tiempo perdido, sino tiempo de retroceso para millones de niñas que hoy están más desprotegidas ante esta práctica nociva e inhumana.