Frenar el discurso del odio

En torno al 28 de junio se conmemora todos los años en España, y en gran parte del planeta, el orgullo LGTBI+. España ha sido pionera a la hora de reconocer y garantizar los derechos civiles y libertades públicas del colectivo de personas transexuales, bisexuales, lesbianas y homosexuales.

En 2005 fue el tercer país en aprobar el matrimonio entre personas del mismo sexo con la fórmula legal más avanzada y completa. Y ahora, en 2022, sigue siendo vanguardia en esta parcela de igualdad. Actualmente estamos de celebración pues se ha iniciado el camino para la aprobación de la ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos de las personas LGTBI. Esta ley, que asienta definitivamente la despatologización de la transexualidad, viene a completar el histórico avance de 2007 en el reconocimiento de las personas transexuales con la aprobación de la ley reguladora de la mención relativa al sexo de las personas.

Sin embargo, al mismo tiempo veo con preocupación cómo aumenta el discurso de odio amparado en la LGTBI+fobia. El discurso de odio es una amenaza para los valores democráticos y la estabilidad social. El discurso de odio incita a la violencia y ampara los crímenes por razón de identidad y orientación sexual. Lo que se ve agravado por un mal de nuestro tiempo, la desinformación y las noticias falsas, que alimentan los estereotipos y los prejuicios.

Como cuestión de principio el discurso de odio debe ser enfrentado en todo momento y en todo lugar para desterrar la impunidad con que parece se esgrime, alarmantemente incluso por parte de actores políticos reaccionarios.