Bienestar

¿Es bueno pasar un poco de frío si quieres adelgazar? Estas son las claves para usarlo como aliado

Una investigación revela a qué hora es mejor realizar ejercicio a bajas temperaturas y a qué sexo le afecta más, hombres o mujeres

Mujer ejercicio adelgazar frío invierno
Mujer haciendo yoga en inviernoFreepik

Son diversos los estudios que, desde hace muchos años, han confirmado que el frío es bueno para adelgazar. Esto se debe a que las bajas temperaturas activan un tipo de grasa —la parda o tejido adiposo marrón, llamada comúnmente grasa "buena"— que produce calor y quema los lípidos para mantener nuestra temperatura corporal y que puede ayudar a combatir la obesidad. A diferencia de la grasa blanca, que las personas que desean mantener un peso saludable querrían eliminar, la parda aumenta el metabolismo del cuerpo, quemando calorías.

En este sentido, una nueva investigación sobre la grasa marrón en humanos analiza aspectos novedosos que pueden resultarnos de lo más útiles si nuestro propósito es aprovechar los últimos coletazos del invierno (o incluso ducharnos con agua helada) para perder peso. Este trabajo, presentado ante expertos en el Congreso Europeo sobre Obesidad celebrado en Dublín (Irlanda), repara en la posible influencia del propio reloj del cuerpo, su ritmo circadiano, en la activación del tejido.

De hecho se ha descubierto, al menos en el caso de los hombres, que la exposición al frío por la mañana es más eficaz en ellos para activar la producción de calor de la grasa parda, o "termogénesis", que en cualquier otro momento del día. Sin embargo, en las mujeres se describieron otros efectos.

¿Cuál es la mejor hora para someterse al frío y adelgazar?

La investigación describe un ensayo cruzado aleatorio en el que 24 adultos jóvenes delgados —12 hombres y 12 mujeres— fueron expuestos a colchones llenos de agua fría aleatoriamente a las 7:45 de la mañana o a las 7:45 de la tarde. En cada sesión de 2,5 horas, el agua del colchón se redujo gradualmente a 9 °C, o hasta que el participante empezó a tiritar. El agua permaneció a esa temperatura fría durante 90 minutos.

Los investigadores realizaron un seguimiento indirecto del gasto energético de los participantes y de la activación de la grasa parda, midiendo su consumo de oxígeno y la producción de dióxido de carbono. Lo hicieron antes de cada sesión de enfriamiento, cuando el colchón había alcanzado su temperatura final y tras 90 minutos de enfriamiento.

Además, se evaluó con frecuencia la temperatura de la piel de los participantes mediante termografía infrarroja de la piel justo por encima de la clavícula, y se tomaron muestras de sangre para hacer un seguimiento de sus concentraciones de ácidos grasos libres, triglicéridos y niveles de colesterol.

Los hombres temblaban de frío antes

Uno de los hallazgos sorprendentes del estudio es que las mujeres empiezan a temblar a temperaturas más bajas que los hombres, que arrancaban antes el tembleque. Esto podría explicar el menor efecto del frío matutino en las mujeres.

"La cuestión es por qué las mujeres eran más tolerantes al frío por la mañana. Eso es algo que deberíamos estudiar más a fondo", expresa la investigadora principal del estudio, la Dra. Mariëtte R. Boon, coautora junto con la profesora Liesbeth van Rossum del libro Fat: The Secret Organ (La grasa: el órgano secreto).

Ella afirma que las mujeres que participaron en el experimento "empezaban a temblar más tarde y presentaban una mayor constricción de los vasos sanguíneos de manos y pies" con respecto a los hombres. Cabe destacar que cuando esto sucede, la circulación de sangre se torna lenta o se bloquea.

Investigaciones anteriores han descubierto que el ritmo circadiano del cuerpo afecta a la activación de la grasa parda en roedores, apunta el Dr. Shingo Kajimura, investigador principal del Centro Médico Beth Israel Deaconess y profesor de Medicina de la Facultad de Medicina de Harvard, que no participó en el estudio, en declaraciones a MedicineNewsToday.

Sin embargo, que los ratones son nocturnos, lo que pone patas arriba los resultados si tratamos de trasladarlos a las personas. Es por ello que los ensayos en humanos son tan valiosos y "esta es una de las motivaciones de los autores para legitimar sus resultados", explica.

En cuanto a la diferencia en la aparente influencia del ritmo circadiano en hombres y mujeres, hay numerosos casos en los que ya se sabe que es así, más allá de los escalofríos.

"Por ejemplo, los ritmos circadianos de la melatonina (la hormona que interviene en el sueño) y la temperatura corporal se fijan a una hora más temprana en las mujeres que en los hombres, incluso cuando las mujeres y los hombres mantienen horarios de acostarse y levantarse casi idénticos y constantes", apunta el Dr. Boon.

"Además, las mujeres tienden a despertarse antes que los hombres y muestran una mayor preferencia por las actividades matutinas que ellos", añade.

Según el Dr. Kajimura, la observación de estos efectos en humanos será crucial en el futuro. "Lo que falta [en la investigación actual] —y por eso es importante este artículo— son observaciones en humanos. Hay que ser cauteloso con la conclusión principal del artículo, pero al menos en el caso de los machos, parece un estudio muy interesante", afirma.

Preguntado sobre qué vías de investigación de la grasa parda le interesan más, el Dr. Kajimura dijo que cree "que cada vez más gente quiere saber sobre los componentes nutricionales que pueden activar la grasa parda". La idea es "activar la grasa parda de forma segura", remarcó, señalando que permanecer demasiado tiempo en el frío es peligroso, ya que es malo para el corazón y favorece la hipertensión. El uso excesivo de fármacos tiroideos, que son activadores del metabolismo, también sería problemático.

Por su parte, la Dra. Boon y autora del estudio resumió: "La relevancia clínica de este estudio es que, al menos en los hombres, ducharse con agua fría por la mañana puede ser más beneficioso".