Obesidad
Desmontando mitos: 8 afirmaciones falsas sobre la pérdida de peso
Los médicos advierten de los peligros de las dieta milagro o la restricción extrema de alimentos para adelgazar
La Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) desmonta mitos y falsas creencias relacionadas con la obesidad de cara a promover su correcto control y abordaje en base a la evidencia científica actual y poniendo el foco en aspectos como el sueño, la dieta o el ejercicio, entre otros factores clave.
Mito 1. Hay que pasar hambre para adelgazar
Juana Carretero, presidenta de la Semi: "Es falso que hay pasar hambre para adelgazar. Para mantener un peso saludable a la vez que estamos bien alimentados y no pasamos hambre, es fundamental elegir bien lo que vamos a comer. Primero, recuerda que tienes que comer cinco veces al día, incluyendo proteína en cada una de esas comidas. En caso de tener hambre entre horas, elige siempre un picoteo saludable, frutos secos crudos, verduras, zanahoria, fruta (manzana, pera, plátano…o cualquier otra fruta de temporada). Recomienda priorizar siempre cocciones para los alimentos que aporten poca grasa, como el vapor, el horno, o una ensalada.
Mito 2. Dormir engorda
Francisco Javier Carrasco, internista de la Semi: "Es justamente lo contrario. De hecho, las personas que duermen menos de cinco horas tienen muchas más probabilidades de tener sobrepeso u obesidad que aquellas que duermen alrededor de siete horas. Además, la calidad del sueño es fundamental para prevenir la obesidad. Las personas que duermen menos de cuatro horas pueden tener un incremento del 70% de la probabilidad de desarrollar sobrepeso u obesidad y esta se reduce al 25% cuando duermen menos de seis horas. El organismo es capaz de quemar aproximadamente una caloría por kilo de peso y hora de sueño. Teniendo en cuenta que si una persona pesa 80 kilos (80 calorías por 7 horas), aproximadamente quemaría 560 calorías durante el sueño. Durmiendo quemamos más calorías que estando tumbados despiertos sin hacer nada", detalla.
Mito 3. Consumo de aceite de oliva
Si bien el aceite de oliva es la grasa más saludable que existe, y ha demostrado que puede prevenir enfermedades cardiovasculares, el internista del Semi Pablo Pérez Martínez recuerda que su aporte calórico, al igual que el resto de las grasas, "no es desdeñable". "Dentro de una dieta variada y equilibrada, debemos consumir a diario aceite de oliva virgen, pero siempre sustituyendo a otro tipo de grasas, como las animales o las grasas trans que abundan en los alimentos ultraprocesados. Por tanto, consumo de aceite de oliva sí, también en las personas que presentan sobrepeso u obesidad".
Mito 4. Operación bikini
José María Fernández, internista de la Semi: "¿Operación bikini? No. Cuando te plantees hacer una dieta, no busques una dieta rápida, que simplemente genera una bajada de peso muy rápida y puntual, para luego recuperarlo incluso más de dónde partías. En lugar de ello, busca aquellas dietas estructuradas que cambien nuestros hábitos de vida no sólo alimenticios, sino de ejercicio físico, que te permitan mantener ese peso y reducirlo de forma progresiva en el tiempo; para mejorar la salud y prevenir la obesidad y todas sus complicaciones a largo plazo”.
Mito 5. ¿Engorda la fruta?
Lola López, internista de la Semi: "Cuando nos planteamos realizar una dieta saludable, uno de los grupos alimenticios más controvertidos suele ser la fruta. Existe una regla no escrita de que la fruta engorda, sobre todo si se usa como postre después de la comida o las cenas. Todo esto no tiene rigor científico. ¿La fruta engorda? No ¿De dónde viene su mala fama? Sobre todo de su sabor dulce". La doctora explica que la fruta contiene fructosa que al igual que la glucosa es un azúcar simple y tiene el mismo número de calorías (4 por gramo). La diferencia de la fructosa radica en sus propiedades y, al ir mezclada con fibra, no genera tantos picos de insulina y no se le da al cuerpo la señal de que acumule la energía en forma de grasa. Además, recuerda que la fruta es una buena forma de terminar una comida y nos permite evitar otros alimentos más ricos en grasa o hidratos de carbono. "En dietas de pérdida de peso, se recomienda separarla de la comida y tomarla a media mañana o media tarde. La fruta es una buena opción saludable, fresca mejor que deshidratada (por su concentración de azúcar más alta), y a ser posible que sea de temporada y de cercanía", detalla.
Mito 6. ¿Se puede hablar de obesidad buena?
Pedro Pablo Casado, internista de la Semi: "Aceptar que hay una obesidad buena es un error. Es cierto que existe un perfil de obesidad con mayores implicaciones metabólicas y de riesgo incrementado para desarrollar ciertas enfermedades con respecto a otras personas con una obesidad de menor riesgo, lo que hoy en día todavía se pugna en definir como ‘personas metabólicamente sanas‘. Pero este concepto puede llevar a error, pues cualquier tipo de obesidad tiene implicaciones deletéreas para la persona que la padece en comparación con la persona con normopeso o peso normal”.
Mito 7. Dietas milagro
Pablo Miramontes, internista de la Semi: "Cuando tenemos sobrepeso u obesidad la primera tentación o idea puede ser bajar peso por nosotros mismos y recurrir a las mal llamadas y mitificadas ‘dietas milagro’, que carecen de la base científica y el rigor suficiente para hacer un tratamiento adecuado. Además, son dietas que basan su éxito en una gran restricción alimentaria que nos puede llevar a estados carenciales que son malos para la salud. Siempre que queramos perder peso debemos ponernos en manos de un profesional que nos propondrá una dieta adecuada para nosotros y que podremos llevar a cabo con un horizonte a largo plazo pensando en nuestra salud y no con fines que en muchos casos son meramente estéticos. Una dieta adecuada no pondrá en riesgo nuestra salud y evitaremos otro tipo de problemas”.
Mito 8. La obesidad tiene que ver con una cuestión de voluntad
Marta Toral, residente de Medicina Interna y miembro de la Semi: "La obesidad no se relaciona con una cuestión de voluntad. En esta enfermedad influyen muchos otros factores, como pueden ser genéticos, enfermedades predisponentes, fármacos que estén tomando los pacientes, el entorno cultural, el entorno social…, por ello, antes de juzgarles debemos entender la situación personal de cada uno".
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