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Alimentación saludable

Esto es lo que le pasa a tu cuerpo si comes sandía todos los días

Dulce, refrescante y llena de agua, la sandía es el gran símbolo del verano, pero ¿realmente es buena idea comerla a diario?

Un hombre corta trozos de sandía Pixabay

En cuanto llega el calor, hay un alimento que reina en neveras, mesas y piscinas: la sandía. Le gusta a niños, adultos y mayores. Su pulpa roja, jugosa y fría es un auténtico alivio cuando el sol aprieta. Es ligera, sabrosa y muy fácil de preparar de mil maneras. Pero más allá del placer inmediato, ¿qué efectos tiene realmente en nuestro cuerpo si la comemos todos los días?

La sandía, cuyo contenido es en un 90% agua, parece inofensiva. Sin embargo, como cualquier alimento, su consumo diario tiene consecuencias: algunas muy positivas y otras que merecen cierta precaución, especialmente si se convierte en una rutina sin equilibrio nutricional.

¿Qué le pasa a tu cuerpo si tomas sandía todos los días?

Uno de los beneficios más evidentes de la sandía es su capacidad para hidratar el cuerpo. Con un contenido hídrico que supera el 90%, es una opción excelente para mantener el equilibrio de líquidos en días calurosos. Además, aporta electrolitos como el potasio, que ayuda a mantener una buena función muscular y nerviosa.

Otro punto a su favor es su aporte en vitamina C, esencial para la producción de colágeno, lo que se traduce en una piel más firme y luminosa. A eso se suma el licopeno, un antioxidante natural que, además de dar el color rojo característico a la sandía, ayuda a proteger las células del daño oxidativo y se ha relacionado con un menor riesgo de enfermedades cardiovasculares.

Sandíasistock

El licopeno y la citrulina (otro compuesto presente en la sandía) también tienen propiedades antiinflamatorias. Según estudios publicados en revistas como Nutrients o Food Chemistry, consumir sandía con regularidad podría ayudar a reducir marcadores inflamatorios en personas con sobrepeso o enfermedades crónicas leves. Esto convierte a esta fruta en un aliado inesperado para la salud cardiovascular: ayuda a dilatar los vasos sanguíneos, mejora la circulación y puede contribuir a reducir la presión arterial.

¿Y los inconvenientes?

Ahora bien, comer sandía todos los días no es inocuo. A pesar de que sus azúcares son naturales, no deja de ser una fruta rica en fructosa. Consumida en exceso, especialmente en personas con tendencia al síndrome metabólico, puede alterar los niveles de glucosa en sangre.

Además, por su alto índice glucémico, ingerida en grandes cantidades puede provocar picos de azúcar, algo poco recomendable para quienes padecen diabetes tipo 2 o están intentando controlar su peso. Aunque no tiene muchas calorías (unas 30 por cada 100 gramos), una porción generosa puede sumar rápidamente si se consume a diario sin medida.

Otro aspecto a tener en cuenta es el potasio. Aunque este mineral es esencial, en personas con función renal comprometida su acumulación puede ser peligrosa. La hiperpotasemia (exceso de potasio en sangre) puede provocar debilidad, arritmias e incluso colapso en casos extremos. Por eso, los expertos recomiendan que quienes tienen problemas renales consulten siempre con un médico antes de aumentar el consumo de alimentos ricos en potasio, incluida la sandía.

La clave está, como casi siempre, en la moderación y el equilibrio. Una o dos porciones al día (una porción puede ser el equivalente a una taza de sandía troceada o una rodaja mediana) es una cantidad razonable para la mayoría de adultos sanos.

Lo ideal es incorporar la sandía dentro de una dieta variada, combinándola con otras frutas ricas en fibra y con bajo índice glucémico, como las bayas, la manzana o el melocotón. Así se evitan descompensaciones y se garantiza una ingesta diversa de micronutrientes.

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Comer sandía todos los días puede aportar numerosos beneficios a tu cuerpo: hidratación, antioxidantes, salud cardiovascular y bienestar digestivo. No obstante, conviene prestar atención a las cantidades y al contexto de tu dieta. Como sucede con cualquier hábito alimentario, lo que marca la diferencia es el conjunto, no un único alimento. Así que sí: puedes disfrutarla cada día este verano, pero sin olvidarte de la variedad y de que, incluso en la fruta, el exceso puede jugar en contra.