Cambio climático

El calor extremo exige cambios en los sistemas sanitarios

La subida de las temperaturas tiene efectos directos en la salud, como el estrés térmico o la deshidratación, lo que a su vez genera mayor presión asistencial

Un nuevo estudio de la Universidad de Oxford analiza datos de la temperatura del aire en Europa occidental, recopilados durante 60 años, y advierte que, en los días de calor extremo, el aumento de la temperatura media se ha duplicado. Las diferencias con los patrones de días calurosos del pasado son más acusadas en Inglaterra, Gales y el norte de Francia. Los investigadores han expresado su preocupación porque, aunque los modelos climáticos que se están usando actualmente pueden predecir con precisión el calentamiento de días normales, «están subestimando los incrementos que se están presentado días de calor extremo».

Según el investigador principal, Matthew Patterson, del Departamento de Física de dicha universidad, los resultados de este trabajo indican que los episodios de calor extremo van a ir haciéndose más frecuentes, y con temperaturas más elevadas: «Estos hallazgos ponen de manifiesto el hecho de que el Reino Unido y sus países vecinos ya están experimentando los efectos del cambio climático, y que la ola de calor del año pasado no fue un episodio aislado. Las autoridades deben adaptar sus infraestructuras y sistemas sanitarios para hacer frente al impacto que tendrán las altas temperaturas».

Para realizar el estudio, el equipo de Patterson se basó en el análisis de datos de los últimos 60 años en esta zona geográfica, con el registro de temperaturas diarias máximas del Centro Europeo de Pronóstico Meteorológico.

Las propias autoridades europeas reconocen el golpe que el ascenso continuado de las temperaturas va a asestar a la salud pública en la región, que se prevé particularmente intenso entre la población de mayor edad y en toda la que vive en las ciudades debido al efecto «islas de calor» que se ceba en los entornos urbanos.

En todo el mundo, contando las últimas dos décadas, la mortalidad relacionada con episodios de calor en personas mayores de 65 años prácticamente se ha duplicado, alcanzando la cifra de 300.000 fallecimientos en 2018. En la región europea, de acuerdo con los registros de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el incremento ha sido del 30% en el mismo periodo. Esos datos se dieron a conocer en la revista «The Lancet».

Calor extremo en verano
Calor extremo en veranoDreamstimeDreamstime

En 2018, el coste económico de la mortalidad debida al calor en Europa fue el equivalente a los ingresos medios de 11 millones de ciudadanos de la UE. Los estudios específicos por ciudades, como el de «The Lancet», mostraron una reducción de la mortalidad por calor en algunas urbes del Mediterráneo a lo largo del tiempo, pero no fue así en las ciudades situadas más al norte del continente.

La edad, la existencia de condiciones médicas previas y las situaciones sociales adversas son factores clave que hacen que la gente pase por situaciones sanitarias adversas en relación con el calor y las temperaturas extremas, según la OMS.

Otros grupos vulnerables y en situación de mayor riesgo son los pacientes con enfermedades crónicas (como las cardiorrespiratorias, endocrinas, las alteraciones de la salud mental y las metabólicas, además de las renales). Se cuentan también en esta población las mujeres embarazadas, los niños pequeños, los trabajadores que desempeñan tareas en el exterior, los habitantes de entornos urbanos, sobre todo en áreas empobrecidas, los inmigrantes y los viajeros.

¿Qué efectos tiene?

La exposición «peligrosa» al calor es un riesgo cada vez más frecuente, puede tener efectos directos en la salud, como el estrés térmico por calor y la deshidratación. El estrés térmico por calor es la carga de calor que una persona puede recibir y acumular en su cuerpo; es el resultado de la combinación entre las condiciones ambientales, el lugar, la actividad física que se realiza y la ropa que uno lleva. Si se sufre una sobrecarga de calor, la sudoración y la dilatación de los vasos sanguíneos periféricos que sirven para bajar la temperatura (termorregulación) se aceleran.

Si a pesar de poner en marcha esos procesos el cuerpo no consigue reducir la temperatura, se van produciendo daños proporcionales a la cantidad de calor al que la persona está expuesta. La consecuencia más extrema, que es una emergencia médica y puede causar la muerte, es el golpe de calor. Los efectos directos del calor suelen presentarse en el mismo día de la exposición, aunque es posible que lo hagan en las tres jornadas siguientes.

Entre las consecuencias indirectas de la exposición a temperaturas elevadas está el empeoramiento de las enfermedades cardiovasculares y respiratorias, las condiciones que afectan a los riñones y los electrolitos. Según explican los expertos de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (Semes), el equilibrio de los electrolitos (como el sodio, el potasio y el calcio) es fundamental para regular la mayoría de las funciones orgánicas. El principal órgano encargado de mantener ese equilibrio es el riñón.

La que nos espera

Las previsiones para Europa indican que el número de días con calor acusado va a incrementarse en toda la región, y que su impacto en la salud será desigual dependiendo del grado de urbanización y la edad de las poblaciones expuestas, entre otros factores.

Aunque la temperatura máxima registrada ha variado a lo largo de los años, la tendencia general muestra que los días más cálidos del noroeste europeo han superado los registros previos en una cantidad que supone el doble de los incrementos esperados en los veranos normales.

En Inglaterra y Gales, por ejemplo, en un día de verano normal la temperatura suele incrementarse en 0,26ºC por década, pero en los últimos diez años la subida de temperaturas máximas ha sido de 0,58ºC. Es un fenómeno que no se ha observado en ningún otro punto del hemisferio norte. El equipo de Patterson dice que España es clave en este escenario.

Aunque no se sabe con certeza por qué los días de calor extremo son cada vez más frecuentes en esta zona, él razona que podría deberse al aire cálido que llega desde España al norte del continente. En nuestro país, el ascenso de las temperaturas es más rápido que en el norte de Europa. Eso significa que el aire que llega desde nuestro territorio es más extremo si se compara con el aire de la zona septentrional.

Los días más calurosos de 2022, por ejemplo, fueron causados por una corriente de aire cálido que se desplazó al norte desde España y el Sáhara, aunque el investigador matiza que este es un fenómeno que tendrá que ser estudiado más a fondo para saber con certeza si esa es la causa directa.

Para él es importante conocer a fondo el ritmo del calentamiento en los días de temperaturas más extremas si queremos mejorar los modelos de simulación para hacer predicciones de este tipo de episodios. «Si nuestros modelos subestiman el alza de las temperaturas extremas en las próximas décadas, también subestimarán el impacto que tendrán», advierte Patterson.

Se calcula que en la UE podrían producirse más de 100.000 muertes adicionales a las previstas en función de los datos anuales debido al calentamiento. También se ha estudiado que, si se logra limitar el aumento de temperatura para que no sea mayor de 2ºC, esa cifra podría ser mucho menor.

Acciones

La respuesta a la situación requiere acciones en diferentes áreas, incluyendo campañas informativas dirigidas a la población general y a los grupos vulnerables, sistemas de alerta meteorológica precoz, mejoras en las viviendas y la planificación urbanística y garantías de que los sistemas sanitarios están preparados para intervenir.

María del Campo, vicesecretaria de la SemFYC, explica las tres situaciones principales vinculadas al calor excesivo que pueden afectar a la salud de las personas: «Los calambres musculares y el agotamiento por calor, que se caracterizan por tener malestar, mareo, dolor de cabeza, náuseas… suelen resolverse con reposo en un lugar fresco e hidratación». En cambio, si aparecen síntomas como «la elevación de la temperatura corporal, dolor de cabeza intenso o pérdida de calor, puede que estemos ante una persona que está sufriendo un golpe de calor».

La sociedad científica advierte también de que el calor ocasiona «una mayor presión asistencial en los sistemas sanitarios y sociales, incrementa la siniestralidad vial, laboral, los ahogamientos, el aumento de enfermedades por transmisión de agua y alimentos, así como enfermedades por flora y fauna marina e incluso puede ocasionar fallos en infraestructuras energéticas, hídricas, de transporte, entre otras».