Alimentación
¿Cómo mejorar los síntomas del reflujo gastroesofágico?
El abuso de ultraprocesados y las mayores tasas de obesidad han aumentado la aparición de esta patología en los últimos años
Una incómoda sensación de ardor se adueña de las personas que sufren reflujo gastroesofágico, es decir, el paso del contenido del estómago hacia el esófago, un problema de salud al que se le suele restar importancia, pero que merma considerablemente la calidad de vida. Y no solo eso, ya que, «aunque se trata de una patología benigna, puede enmascarar problemas más graves y, de no tratarse correctamente, puede aumentar el riesgo de enfermedades como esófago de Barrett o cáncer de esófago», advierte el doctor José Miguel Esteban, experto de la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD) y jefe de la Unidad de Endoscopia Digestiva y Aparato Digestivo del Hospital Ruber Internacional de Madrid.
Pirosis (ardor), afonía, carraspera o dificultad respiratoria son algunos de los síntomas que pueden servir de voz de alarma para detectar a tiempo el reflujo gastroesofágico. «Si estos son frecuentes y condicionan nuestra vida hay que consultar con el médico de familia y, en caso de síntomas más prolongados, debe consultarse con un especialista del aparato digestivo para clasificar el reflujo y saber cuál es el tratamiento oportuno que evite el desarrollo de complicaciones», recomienda el doctor Esteban.
La aparición de reflujo no resulta una cuestión baladí, ya que «se estima que afecta al menos una vez al mes al 20% de la población española, provocando síntomas una vez a la semana en al menos el 12% de los españoles», detalla el especialista de la SEPD, quien recuerda que «hay diversos factores que aumentan la probabilidad de sufrirlo, entre los que destacan el tipo de alimentación y la presencia de obesidad». Pero eso no es todo, ya que el estilo de vida también cuenta, y mucho, pues «si una persona fuma o consume alimentos que favorecen la acidez, come muy rápido o sufre estrés, está favoreciendo los problemas de acidez», advierte Eva Pérez, miembro de la junta directiva del Consejo General de Colegios Oficiales de Dietistas-Nutricionistas (Cgcodn).
En este escenario, la despensa y lo que se lleva a la mesa cada día se convierten en dos cuestiones determinantes a la hora de mantener a raya el reflujo, de ahí que los especialistas consideren el abordaje nutricional como una de las medidas más eficaces para reducir los síntomas.
En concreto, hay que tener en cuenta que «existen alimentos especialmente propensos a provocar el reflujo, como los fritos o con alto contenido en carbohidratos. También los cítricos, productos picantes y el alcohol favorecen la aparición. Incluso el chocolate, por su contenido en grasa y cafeína puede afectar», explica Pérez, quien añade que «otros alimentos que pueden provocar reflujo son las cebollas, la menta y las bebidas alcohólicas, carbonatadas, café o ricas en cafeína».
Desde el punto de vista de la alimentación, la portavoz del Cgcodn hace hincapié en que «existe evidencia que relaciona una dieta alta en carbohidratos y grasas con aumento de acidez estomacal. Por ello, disminuir las cantidades de estos macronutrientes e incrementar las proteínas, podría mejorar la sintomatología». En este sentido, la ingesta de alimentos como la manzana o el plátano se han relacionado con efecto antiácido. «Y también aquellos ricos en mucílagos, como la avena o el calabacín, ya que ayudan a contrarrestar el efecto no deseado», explica Pérez.
La cena, un momento crucial
Si se padece reflujo resulta especialmente importante el momento de la cena, «ya que la acidez nocturna es la más frecuente. Por ello intentaremos que sea lo más ligera posible, baja en grasa y azúcar, por lo que incluir vegetales sería una buena opción. Además, el contenido en fibra previene las comidas copiosas debido al su poder saciante, y podría ser un factor clave en estos casos. Además, debe hacerse dos o tres horas antes de acostarse y procurar que sea ligera, con alimentos de fácil digestión como verduras y hortalizas, y de segundo pescado o huevos», aconseja la dietista-nutricionista.
Por ello, Esteban recuerda que «el abordaje de esta enfermedad es progresivo, pues siempre se inicia con la modificación del estilo de vida, seguido de la administración de fármacos antiácidos de corta duración para observar su efecto y, por último, se plantea el empleo de medicamentos que neutralizan el ácido del estómago durante unas dos semanas para observar su efecto y ver si reaparecen los síntomas pasado un tiempo».
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