Salud

Estos son los alimentos que más influyen en tus emociones

Los platanos y las nueces elevan el estado de ánimo, mientras que la bollería industrial produce irritabilidad y cambios de humor

Trozo de pizza
Se han encontrado similitudes en la actividad cerebral de personas adictas y personas con TCALa Razón

Somos lo que comemos. Los alimentos afectan a la química cerebral- produciendo o inhibiendo la producción de serotonima, por ejemplo- y modifican las emociones. De este modo, nuestra dieta influye en aspectos como el estado de ánimo, la concentración o la ansiedad.

"Por ejemplo, los alimentos ricos en triptófano (como los plátanos o las nueces), pueden aumentar la producción de serotonina en el cerebro, lo que está relacionado con la mejora del estado de ánimo y la reducción de la ansiedad; las deficiencias de ciertas vitaminas, como la vitamina D y la vitamina B12, se han asociado con síntomas de depresión; o un consumo excesivo de azúcar puede contribuir a un aumento rápido de energía seguido de una caída abrupta, lo que puede influir en los cambios de humor, irritabilidad y ansiedad", explicó Susana Rodríguez, psicóloga sanitaria, especialista en Trastorno de la Conducta Alimentaria y directora del Centro de Psicología Integral SusanaRodVar, de Sevilla, en la VIII Convención Nacional de Confederación de Alcohólicos, Adictos en Rehabilitación y Familiares de España (CAARFE), según recoge Ep.

Según los expertos, el grupo de alimentos que mejor contribuye a regular las emociones son los cereales, preferiblemente en su versión integral. Estos son ricos en Vitamina B, que tiene un papel regulador del sistema nervioso. Así, algunas investigaciones han demostrado que su consumo frecuente incide en la disminución de la ansiedad.

Por otro lado, si consumimos alimentos que bloquean el hígado- como carne roja, "fritos", bebidas azucaradas o alcohol, entre otros-, serán más factibles las emociones de ira, cólera, agresividad o la impaciencia.

La relación entre la comida y las emociones es "compleja y multifactorial (bio-psico-social)", por lo que debe abordarse teniendo en cuenta el entorno y la bilogía de la persona. Por ejemplo, se ha observado que cuanto más emocional es la persona en su ingesta, más descontrol tiene en el número de comidas, y , además, este tipo de personalidades suelen saltarse el desayuno.

Por otro lado, se sabe que en las personas con hábitos sedentarios suele darse más a menudo la desinhibición en la comida, lo que les lleva a concederse "antojos", como el chocolate o la bollería industrial, con mayor frecuencia. Por el contrario, en el caso de los deportistas, la emoción que suele marcar la relación con la comida es la culpabilidad, lo que les lleva a estar siempre pendientes del equilibrio entre lo que comen y lo que desgastan, que puede derivar en una relación insana con la comida.

"Los estudios neurobiológicos han encontrado similitudes en la actividad cerebral de las personas con trastornos de la alimentación y las personas con adicciones a sustancias. En ambos casos, hay una activación de las vías de recompensa en el cerebro, lo que sugiere que el sistema de recompensa puede estar involucrado en respuesta a ciertos alimentos o comportamientos alimentarios compulsivos", añadió Rodriguez.

Proceso de desintoxicación

La relación con la comida, según la experta debe ser "flexible, variada y equilibrada, entendiendo que una alimentación sana debe nutrir cuerpo y mente". "En las personas con adicción, la relación con la comida puede ser un desafío adicional que requiere una atención especializada. El tratamiento debe ser integral y con un apoyo continuo", concluyó la experta.

La alimentación es un factor clave en el proceso de desintoxicación de las personas adictas, dado que tienen una importante influencia en la regulación de la química cerebral, la recuperación el daño orgánico- si este es reversible-, y es muy útil para revertir el proceso de desarrollo de graves enfermedades. Pero, además, es una herramienta terapéutica muy poderosa.

Así, ayuda a las personas a sentirse sanas, a recuperar las funciones olfativas y del gusto- ya que, con la desintoxicación, los sabores y los olores vuelven a cobrar protagonismo-, a protegerse y cuidar de sí mismos a través de la alimentación, a trabajar la creatividad, la paciencia, la dedicación e incluso es útil como terapia ocupacional.