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Descubrimiento

Unas estructuras similares a los ganglios linfáticos provocan la muerte de los tumores cancerosos

Los investigadores de Johns Hopkins descubren que los pacientes que tienen más de estas estructuras tienen menos probabilidades de sufrir una recurrencia del cáncer después de la cirugía

Estructura linfoide terciaria Daniel ShuDaniel Shu

Los ganglios linfáticos están presentes a lo largo del cuerpo y son una parte importante del sistema inmunitario. De ahí que cuando el cáncer se ha propagado a ellos se extirpen antes de que el cáncer se propague más.

Pues bien, un equipo de investigadores del Centro de Cáncer Kimmel de Johns Hopkins ha descubierto una estructura similar a un ganglio linfático observada en tumores hepáticos después de la inmunoterapia prequirúrgica que puede ser vital para tratar con éxito a pacientes con carcinoma hepatocelular.

El estudio, publicado en "Nature Immunology", aporta nueva información sobre las estructuras similares a los ganglios linfáticos llamadas estructuras linfoides terciarias.

Se trata de conjuntos altamente organizados de células B y T inmunitarias, que se encuentran en algunos pacientes tratados con inhibidores de puntos de control inmunitarios (sustancias que reactivan la inmunidad natural del cuerpo contra el cáncer) y están asociadas con una mayor respuesta al tratamiento.

Sin embargo, los investigadores todavía están tratando de comprender por completo de qué modo contribuyen estas estructuras a las respuestas inmunitarias al cáncer, cómo cambian con el tiempo y qué significa para los pacientes encontrarlas en los tumores.

El estudio identifica una forma de estas estructuras que hasta ahora no se conocía. Los investigadores descubrieron que los pacientes que tienen más de estas estructuras tienen menos probabilidades de sufrir una recurrencia del cáncer después de la cirugía.

“Identificamos el ciclo de vida de las estructuras linfoides terciarias en pacientes con cáncer de hígado, y la conclusión es que estas estructuras pueden ser muy importantes en la generación de inmunidad antitumoral y pueden aumentar la probabilidad de curar el cáncer”, afirma en un comunicado de la revista el Dr. Mark Yarchoan, profesor asociado de oncología en el Centro Oncológico Kimmel de Johns Hopkins.

Yarchoan y sus colegas ya habían realizado los primeros ensayos clínicos de inmunoterapia antes de la cirugía para el carcinoma hepatocelular. Sólo algunos de los pacientes se curaron con este enfoque y los investigadores han estado tratando de entender por qué.

“Una de las cosas que nos llamó la atención cuando analizamos estos tumores fue que los pacientes que respondían a la inmunoterapia tenían estructuras linfoides terciarias”, afirma.

Al igual que los ganglios linfáticos, las estructuras tienen células B inmunitarias que combaten las infecciones en el medio y células T inmunitarias que destruyen los tumores en el exterior. “Queríamos saber qué hacen estas estructuras”, añade.

Descubrieron que los tumores con más estructuras linfoides terciarias se redujeron más después de la inmunoterapia y tenían menos probabilidades de reaparecer después de la extirpación quirúrgica.

En cambio, los tumores sin estas estructuras, no se redujeron y tenían más probabilidades de reaparecer después de la cirugía. Las estructuras linfoides terciarias que crecieron en el centro de los tumores en lugar de alrededor de los bordes fueron particularmente beneficiosas.

Cuando los investigadores analizaron biopsias tomadas antes y después de la inmunoterapia, descubrieron que los pacientes que desarrollaron estas estructuras tenían lo que parecían precursores de estructuras linfoides terciarias antes de comenzar la terapia.

Cuando el autor principal del estudio, el Dr. Daniel Shu, entonces becario de oncología médica en Johns Hopkins, examinó los sitios donde se habían eliminado los tumores de los pacientes, descubrió una transformación en las estructuras linfoides terciarias que quedaban en el sitio.

“En los tumores en los que la inmunoterapia tuvo el mayor efecto, encontramos otra forma de estructura linfoide terciaria que no se había visto antes. En esta forma, había dispersión de células B y una aparente retención de las llamadas zonas de células T, donde las células T están preparadas para identificar antígenos”, explica Shu, ahora en la Facultad de Medicina de la Universidad de Maryland.

“Estos mismos pacientes tienden a obtener el mayor beneficio de la inmunoterapia administrada de esta manera. Si bien es necesario realizar mucho más trabajo, nuestra hipótesis es que esta forma es una etapa tardía de la estructura linfoide terciaria que puede contribuir al beneficio a largo plazo que estamos viendo en estos pacientes”, añade.

El siguiente paso del equipo es determinar si pueden inducir la formación de estructuras linfoides terciarias en pacientes que no las desarrollan por sí solos después de comenzar la inmunoterapia.

También planean observar cómo diferentes combinaciones de inmunoterapias u otras terapias prequirúrgicas afectan la formación de estructuras linfoides terciarias y los resultados del paciente.

El descubrimiento también puede tener implicaciones para otros tipos de cáncer, ya que la nueva forma de estructura linfoide terciaria descrita aquí también fue observada por los autores en otros dos tipos de tumores que se sabe que responden a la inmunoterapia.