Salud Global

«El H5N1 se nos acerca y cada vez nos da más señales de alarma»

La panzootia que se está viviendo en el mundo de las aves puede saltar a los humanos en cualquier momento

Gorka Orive, Elisa Pérez-Ramírez e Ignacio López
Gorka Orive, Elisa Pérez-Ramírez e Ignacio López posan en el jardín del Colegio de Veterinarios de Madrid GONZALO PÉREZGONZALO PÉREZ

La humanidad se enfrenta a la peor panzootia -el homónimo de pandemia en el mundo animal- que se haya conocido. El virus H5N1- causante de la gripe aviar- ha infectado en los últimos 2 años a más de 600.000 aves silvestres de 400 especies diferentes y al menos 450 millones de aves de corral han sido sacrificadas para intentar frenar su avance. La preocupación por el potencial pandémico de la gripe aviar aumentó cuando el patógeno dio el salto a los mamíferos, con dos episodios especialmente preocupantes: uno en España, con un brote grave de la enfermedad en una granja peletera con 50.000 visones americanos en la localidad gallega de Carral y, el otro, las mortalidades masivas en mamíferos marinos en Sudamérica. En la costa patagónica de Argentina, por ejemplo, han muerto a causa de la gripe aviar el 97% de las crías de elefante marino nacidas este año. 

El patógeno está presente ya en todos los continentes menos en Oceanía- incluida la Antártida. Aunque ha acaparado un gran número de titulares a lo largo del año pasado, el hecho de que solo se hayan producido unos pocos casos en humanos- el último, un menor de 3 años en Camboya- lo ha relegado a una cuestión “de segunda”. Pero los expertos alertan de que debería preocuparnos: en cualquier momento y en cualquier lugar puede producirse la tragedia. “El H5N1 cada vez se nos acerca más, y nos da más señales de alarma”, explica el microbiólogo Ignacio López-Goñi. “Ya hay vacunas disponibles para aves de corral, pero todavía no se ha desarrollado una vacuna universal para personas, aunque hay distintas investigaciones avanzadas en marcha”.

El salto a humanos

Teniendo en cuenta la intensa circulación del virus en aves y mamíferos silvestres de todo el mundo, el riesgo de un salto al ser humano es cada mayor. En este contexto ¿qué medidas habría que tomar de forma urgente? “En primer lugar, evitar escenarios de altísimo riesgo como son las granjas peleteras. Los mustélidos son especies altamente susceptibles a virus respiratorios humanos y ya tuvimos numerosos brotes de COVID-19 en granjas de visones de todo el mundo. La solución pasa porque se tomen medidas más serias respecto a este tipo de explotaciones. También es muy recomendable que las personas que están en contacto con visones, aves, cerdos, etc. se vacunen cada año frente a la gripe estacional. Aunque la vacuna no protege frente a la gripe aviar al menos evita que se produzcan co-infecciones en estos animales susceptibles”, explica la doctora en Veterinaria y divulgadora científica Elisa Pérez-Ramírez. “También habría que mejorar la vigilancia de las aves silvestres, que son las que lo transmiten y lo llevan de un lugar a otro”, añade.

Algunas especies de aves silvestres portan el virus en su tracto respiratorio o digestivo, sin padecer la enfermedad, lo que les permite transportarlo a largas distancias en sus rutas migratorias. Diversos grupos de investigación han determinado que la diseminación masiva del virus en las aves silvestres ha multiplicado su velocidad de dispersión, por lo que existe mayor riesgo de reagrupamiento genético y, por tanto, de que se produzcan mutaciones que faciliten su adhesión a las células humanas.

Estrategia "One Health"

La investigación es otra de las herramientas que pueden ayudar a que estemos mejor preparados frente a este virus pero, por desgracia, aún no se dedican demasiados fondos y esfuerzos a poner en práctica la estrategia “One Health”, o una sola salud. Se trata de un concepto que propone un abordaje integral de la salud desde tres ámbitos interrelacionados: la salud humana, la salud animal y el medio ambiente.

Lopez Goñi y Pérez-Ramírez, junto al catedrático de Farmacia de la Universidad del País Vasco, Gorka Orive, han publicado recientemente un libro bajo este epígrafe: Salud Global (Penguin Random House) en el que explican cómo todo está conectado (salud humana, animal y ambiental) y que, para afrontar de forma exitosa los grandes desafíos a los que nos enfrentamos, -futuras pandemias, resistencia a los antibióticos, nuevos virus, zoonosis...- aplicar una estrategia de “One Health” es tan urgente como imprescindible.

"La salud humana todavía se considera un departamento estanco. Ni siquiera a nivel académico hay ningún plan de estudios en el que se explore en profundidad esta interconexión entre la salud humana, la sanidad animal y el medioambiente, y quizá es un buen sitio para empezar”, explica Orive. Y es que cada vez hay mayor evidencia de que el entorno en el que vivimos y el aire que respiramos influye en nuestra salud. Según un trabajo publicado esta misma semana en la revista PLOS Climateel cambio climático puede reducir la esperanza de vida en medio año. En concreto, los resultados de este estudio, de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Shahjalal (Bangladés) y de la Nueva Escuela de Investigación Social (Estados Unidos) indican que, de forma aislada, un aumento de la temperatura global de 1°C se asocia con una disminución promedio de la esperanza de vida humana de alrededor de 5 meses y 1 semana.

“Cada año se producen aproximadamente 7 millones de muertes prematuras por respirar aire contaminado. Además, hay muchísima morbilidad. Se ha encontrado incluso relación entre las partículas en suspensión de menos de 2,5 micras (PM2,5) y desarrollo de cánceres de pulmón (en gente que tenía predisposición genética)”, destaca el catedrático de Farmacia.