Entrevista

«La innovación en Cardiología intervencionista permite vivir más y mejor»

El cardiólogo Javier Robles nos cuenta las últimas novedades en Cardiología intervencionista

Javier Robles Alonso
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Apasionado de su profesión, Javier Robles Alonso es el responsable de la Unidad de Hemodinámica del Hospital Universitario de Burgos, el centro neurálgico de la Cardiología intervencionista de la provincia que permite salvar vidas a diario.

¿Qué es exactamente una Unidad de Hemodinámica?

Se encarga de todo lo que supone la Cardiología intervencionista, es decir, las estrategias de tratamiento y de diagnóstico que requieren algún tipo de acción activa. Trabajamos con rayos X, pues para poder ver el corazón necesitamos inyectar un contraste a través de unos catéteres. Así, accedemos al interior del paciente con una punción en la arteria, generalmente en la muñeca o en la ingle.

¿Quién pasa por esta unidad?

La mayoría de los pacientes con problemas coronarios, antes o después, tiene que pasar por ella, bien sea para hacer un estudio de tipo diagnóstico o bien porque mediante alguna terapia activa o invasiva se puede resolver su problema.

¿Cuáles son los procedimientos más habituales?

Algo muy frecuente es actuar ante un infarto de miocardio para acceder con urgencia a las coronarias del paciente, buscar la arteria que provoca la obstrucción y volver a recanalizarla, es decir, eliminar el coágulo y reparar la estrechez generada. Este es el motivo por el que estas unidades suelen tener un médico de guardia 24 horas al día siete días a la semana, pues el infarto es una patología «tiempo dependiente», pues cuanto más precoz sea la apertura de la arteria, mejor será el pronóstico. Eso declinará la balanza de vivir más y mejor.

¿Qué innovaciones tienen a su alcance?

Lo más actual es el programa TAVI, que son las siglas del implante de una válvula aórtica a través de una punción arterial en la piel. Con la edad, la válvula aórtica se vuelve rígida y aparece un estrechamiento que reduce el flujo de sangre que sale con cada latido, lo que incrementa la mortalidad. El tratamiento clásico de esto era abrir el pecho, quitar la válvula estropeada y poner una prótesis, algo que hacían los cirujanos. Ahora se ha desarrollado una válvula que se coloca como si fuera una especie de paraguas plegado que se monta en un catéter y a la que se llega desde una arteria de la ingle. La diferencia con la cirugía convencional es que con la TAVI no hay que eliminar la válvula original, por lo que funciona desde ese momento.

¿Qué ventajas aporta?

Se hace con el corazón latiendo y funcionando. Además, no hay que abrir el pecho, por lo que la recuperación del paciente es mucho más rápida. Para las personas frágiles es un procedimiento excelente.

¿Qué riesgos tiene?

La propia enfermedad otorga un riesgo, además de que son pacientes normalmente de edad avanzada y más frágiles, pero la intervención tiene menos probabilidad de mortalidad que la cirugía clásica. Aquí el único hándicap es que puede tener más riesgo de necesitar un marcapasos a largo plazo.

¿Desde cuándo se emplea?

La TAVI se usa de forma extendida desde hace unos 8-10 años. Está en pleno crecimiento porque se ha ampliado su empleo y por la mejora de las nuevas generaciones de válvulas, con un calibre del catéter cada vez más pequeño. Poco a poco se están desarrollando estructuras y materiales mejores que nos permiten ofrecer una alternativa a la cirugía con menos riesgos y con muy buenos resultados.

¿Para qué tipo de pacientes estaría indicado?

Para quienes tienen una estrechez de la válvula aórtica. Los pacientes con bajo riesgo irán a cirugía, mientras que en los de alto riesgo, por encima de 75 años o con patologías asociadas, se opta por la TAVI. En la mayoría de personas de riesgo intermedio ya se tiende a usar este procedimiento porque existen muchos estudios de comparativa que demuestran sus ventajas.

¿Qué otras novedades están cambiando la Cardiología?

Un procedimiento con un desarrollo muy importante en los últimos años es el cierre de orejuela, que es un apéndice que tiene la aurícula izquierda. En ese apéndice, en arritmias como la fibrilación auricular, la sangre se remansa y tiende a coagularse. Por eso la mayoría de pacientes con fibrilación auricular toma anticoagulantes. Estas personas, o bien por otros motivos o porque son frágiles, pueden sangrar y no tolerarían esos anticoagulantes. Para ellos existe un dispositivo que lo que hace es excluir la orejuela de la circulación y, por tanto, reducir el riesgo de coágulos dentro de la misma y, a largo plazo, de complicaciones como el ictus. Es un procedimiento cada vez más frecuente y con bajos riesgos.

¿Esa innovación suma a favor del paciente?

Sin duda, la gran innovación técnica que se ha producido en la Cardiología intervencionista precoz va a favor de la cantidad y de la calidad de vida de los afectados. El cambio en los últimos 15 años ha sido determinante. Si ahora acudes de forma precoz con un infarto, la probabilidad de recuperar tu vida normal es muy elevada y la mortalidad se ha reducido mucho, así como la morbilidad, es decir, que el corazón quede deteriorado.

¿La pandemia ha impactado en los servicios de Cardiología?

Con la covid se redujo un 40% la actividad en las unidades de todo el país. Después ha ido creciendo, pero no ha recuperado los niveles de 2019. Estamos a un 85%.

¿A qué puede deberse?

No tengo una explicación, pero es un hecho que vemos menos pacientes que antes.

¿Qué consejos podemos dar a nuestros lectores?

Que la mejor inversión en salud es no fumar y que ante un dolor en el pecho, molestia torácica en la actividad física, mareos o pérdida de conocimiento, acudan a urgencias, porque puede no ser nada, pero si existe un problema coronario actuar a tiempo resulta crucial para tener muy buen pronóstico.