Opinión

Mónica García acumula fracasos en el Ministerio

En los poco más de 15 meses que lleva ha recibido críticas de todos los colectivos médicos y de la industria farmacéutica en pleno

Mónica García asegura que los hospitales españoles siguen administrando blinatumomab para tratar la leucemia infantil
Mónica García, ministra de SanidadEuropa Press

Desde la instauración de la democracia se han sucedido ministros de Sanidad de todos los colores en España. Algunos, como Julián García Vargas y Ana Pastor, recibieron el aplauso general por su labor y su implicación con el sector. Otros, pasaron por el cargo sin pena ni gloria y un grupo no menor recibió críticas por algún fallo puntual de gestión que fueron más o menos furibundas en función de la dimensión del ámbito al que afectara. Ninguno de los pertenecientes a este grupo recibió tanto rechazo en tantas materias como Mónica García, que acumula méritos sobrados hasta ahora para ser la peor ministra de Sanidad de todos los tiempos.

En los poco más de 15 meses que lleva en el cargo ha recibido críticas de todos los colectivos médicos y de la industria farmacéutica en pleno. Colegios profesionales, sindicatos conservadores y afines a la izquierda, sociedades científicas, decanos y estudiantes, patronales de fármacos innovadores y de genéricos, de medicamentos huérfanos y biosimilares, distribuidores y farmacéuticos han puesto el grito en el cielo contra el errático Estatuto Marco que ha elaborado el Ministerio y/o contra el anteproyecto de ley del medicamento, un texto que no tiene visos de prosperar porque ningún partido sensato le prestará apoyo.

En el tiempo que lleva en el cargo, García ha sido incapaz de alcanzar ningún consenso y todas las normas o estrategias que ha dictado o han sido tumbadas o han tenido que ser retocadas por defectuosas. Para colmo, la Sanidad pública funciona con ella peor que nunca, con más pacientes en espera y más retrasos en la llegada de nuevos fármacos innovadores. Tal fracaso, fruto de la mediocridad, explica su intento de huir hacia delante, atacando a Isabel Díaz Ayuso de forma inmisericorde.