Salud

El "timo" de los opioides para curar el dolor de espalda: no son mejor que un placebo

Un estudio publicado en 'The Lancet' pone en tela de juicio la eficacia de este tipo de analgésicos, uno de los más recetados del mundo

El timo de los remedios para curar el dolor de espalda: no son mejor que el placebo
El timo de los remedios para curar el dolor de espalda: no son mejor que el placeboFreepik

Lo llamamos 'dolor de espalda', pero lo cierto es que la inmensa mayoría de las veces castiga en la parte baja o en la más alta. El cuello y la región lumbar pueden ser una gran fuente de molestias. Cuando nos levantamos de la cama o giramos la cabeza, las punzadas pueden asaltar ante cualquier movimiento y, con los años, se acentúan. Pueden parecerlo, pero no son un problema menor. De hecho, la lumbalgia es la mayor causa de baja laboral e incapacidad en el mundo y los dolores cervicales, la segunda.

Pero, ¿qué cura el lumbago y los dolores cervicales? Por el momento, sabemos qué los causan. El sedentarismo, la edad, el sobrepeso o la genética son algunos de los motivos más frecuentes, según los especialistas. A todos ellos se une la falta de ejercicio, que puede contribuir tanto a prevenir como a suavizar el dolor si realizamos actividad física de forma adecuada, tal y como explicamos en este artículo.

Por otro lado, cuando los dolores de espalda asaltan, es común recurrir a analgésicos como el paracetamol o el ibuprofeno... aunque realmente no funcionen, como ya puso de relieve una investigación médica publicada en la revista especializada The British Medical Journal, hace unos meses.

Se trató del estudio más exhaustivo de su tipo y, al concluirlo, los autores llegaron a sugerir que los analgésicos podrían "no servir para nada" en cuanto al dolor lumbar. "Resulta bastante chocante que las pruebas basadas en la eficacia y seguridad de algunos de los fármacos más utilizados para una afección tan común sean tan frágiles e incompletas", añadieron entonces.

Ahora, una nueva investigación se suma a las críticas. En concreto, hacia los opioides, uno de los tratamientos más recetados para tratar la lumbalgia a nivel mundial. El nuevo estudio, publicado en The Lancet, no sólo apunta que los opioides no son mejores que un placebo, sino que directamente "es improbable que alivien el dolor de espalda y cuello", además de que "podrían causar daños incluso tras un uso sensato a corto plazo".

A la hora de tratar este dolor, los médicos deben limitar con cautela el uso de opiáceos por parte del paciente, según las directrices clínicas. Solo se recomiendan cuando otros tratamientos no han funcionado. Y, sin embargo, en España se recetan cada vez más, desde las 9.935 dosis diarias definidas por cada 1.000 habitantes en 2010 a las 20.864 de 2021.

A pesar de que "no hay pruebas de su eficacia para reducir el dolor, los analgésicos opiáceos se siguen recetando ampliamente a las personas con dolor lumbar y cervical en muchos países", afirma en un comunicado de prensa Christine Lin, profesora del Instituto de Salud Musculoesquelética de la Universidad de Sídney (Australia) y autora principal del estudio.

Los opiáceos, contra la "espalda" y la pared

Debido a la escasez de investigaciones, ella y su equipo decidieron estudiar la eficacia y seguridad del uso de opiáceos para tratar a una pequeña cohorte de 310 personas. Los pacientes habían buscado ayuda por dolor de cuello o lumbar en clínicas de atención primaria u hospitales de Sídney, entre febrero de 2016 y marzo de 2022. Al inicio del estudio, tenían una edad media de unos 44 años y habían padecido dolor cervical o lumbar, o ambos, al menos moderado durante 12 semanas o menos.

El ejercicio, clave para el dolor de espalda
El ejercicio, clave para el dolor de espaldalarazon

A continuación, los participantes del estudio se dividieron aleatoriamente en dos grupos: uno tomó una combinación de naloxona y hasta 20 miligramos diarios del opioide oxicodona durante seis semanas. La naloxona se utilizó para prevenir el estreñimiento, un efecto secundario habitual de los opiáceos, y así evitar que los participantes se dieran cuenta de en qué grupo estaban. Al otro grupo se le indicó que tomara una pastilla de placebo.

Los autores descubrieron que, en términos de efectos sobre el dolor de espalda y cuello, los opioides no eran más útiles que el placebo. A las seis semanas de tratamiento, la puntuación media del dolor era de 2,78 en el grupo de opiáceos, pero era menor en el grupo de placebo, con un 2,25. Esta diferencia, además, aumentó con el tiempo. En las semanas 26 y 52, más personas del grupo de opiáceos seguían padeciendo dolor que las del grupo placebo.

Los autores también descubrieron que el grupo de opiáceos obtuvo peores puntuaciones de salud mental y más informes de náuseas, mareos y estreñimiento que el grupo placebo. "También sabemos que la prescripción de analgésicos opiáceos, incluso durante un breve periodo de tiempo, aumenta el riesgo de abuso de opiáceos a largo plazo", afirma Lin.

La verdadera relación entre opioides y dolor

Los autores del estudio y los expertos que no participaron en el nuevo estudio tienen algunas teorías sobre por qué los opiáceos no resultaron más útiles que el placebo. Una posibilidad es que el dolor de espalda o de cuello del grupo de opiáceos podría haber tenido más factores subyacentes de los que los autores tuvieron en cuenta, factores que se sabe que no responden bien al tratamiento con opiáceos, según los expertos.

Por ejemplo, que sus dolores fueran más crónicos o más recurrentes. Además, las zonas de dolor en el cuello y la espalda a veces deben tratarse por separado. Y, si se tienen a la vez, quizás el caso sea de artritis general o reumatoide. Además, sólo el 57% de los participantes informaron de hasta qué punto cumplían con tomar la medicación según lo prescrito. De ellos, poco más de la mitad tomaron más del 80% de sus recetas.

Aun así, y teniendo en cuenta que los opiáceos no aportan beneficios pero sí riesgos, según su estudio, los autores creen que no deberían recomendarse para el tratamiento del dolor agudo de cuello o lumbar. "En su lugar, se debería animar a los médicos a centrarse en enfoques centrados en el paciente, que podrían incluir consejos para mantenerse activo y analgésicos simples", argumenta Lin.

Entre las alternativas útiles a los opioides se encuentran los antiinflamatorios no esteroideos, como el ibuprofeno, el naproxeno y el celecoxib. Aunque, como hemos señalado, existen estudios que también apuntan que no funcionan para paliar el dolor.

En cualquier caso, estos estudios no deben tomarse como una directriz hasta que no exista mayor información al respecto. De hecho, una investigación realizada en febrero, combinó un antiinflamatorio no esteroide con un relajante muscular de venta con receta, lo cual demostró una reducción del dolor y de la incapacidad en una semana.

Los científicos tratan, desde hace muchos años, de dar con el medicamento más adecuado. Hasta entonces, cada paciente es distinto y será el especialista médico quien decida cómo tratar los dolores de espalda. "Siempre hay que acudir a un especialista, porque es difícil detectar las sutilezas de las molestias de cada uno", concluye Lin.