
Homenaje a la enfermería
La visión de un paciente con cáncer metastásico
La figura de la enfermera oncológica no está disponible en todos los hospitales, cuando su presencia resulta crucial en el caso de pacientes en estadios avanzados

Lo primero que me gustaría aclarar es que la figura de la enfermera oncológica actualmente no está disponible en todos los hospitales. Para mí, como paciente con un cáncer metastásico, es una figura de referencia y apoyo esencial, y aprovecho estas líneas para pedir equidad, y que todos los pacientes puedan contar con el apoyo de estos profesionales de referencia.
En el caso de un paciente oncológico con un cáncer primario (en estadios iniciales y con la enfermedad localizada en un órgano o parte del cuerpo), este pasa por un proceso «temporal» (más o menos extenso en el tiempo) que supone pasar una serie de horas en el hospital, con consultas, revisiones, pruebas y tratamientos. Ahí ya es importante contar con el apoyo de una enfermera oncológica.
Pero es muchísimo más importante su presencia en el caso de pacientes con enfermedad metastásica (estadios avanzados donde la enfermedad ya no está localizada y afecta a órganos y partes del cuerpo a distancia), ya que nosotros nos pasaremos el resto de nuestra vida unidos al hospital, con diferentes tratamientos (y sus efectos secundarios), con continuas pruebas y analíticas de seguimiento, y baile de consultas con diferentes especialistas. Un mundo complicado a nivel físico y mental, en el que es necesaria una figura de referencia, orientación y confianza: la enfermera oncológica.
Esta enfermera (o enfermero) es la persona a la que los pacientes acudimos en primera instancia, porque es más accesible que el propio oncólogo u otro tipo de especialista. Una persona que sabe dar respuesta a cada situación y a cada duda relacionada con la enfermedad y sus efectos. Desde mi propia experiencia como paciente con un cáncer metastásico, tener acceso a una enfermera oncológica, quiere decir que voy a contar con el apoyo de un profesional formado y cualificado para resolver mis problemas con diferentes aspectos de la enfermedad, mis tratamientos y los efectos secundarios que estos provocan.
Y esto va más allá de lo que todos sabemos que es el rol de la enfermera oncología: evaluar el estado físico y emocional del paciente, monitorizar la aparición de efectos secundarios, gestionar y administrar tratamientos oncológicos sistémicos, proporcionar cuidados para controlar el dolor.
También es un profesional que ofrece apoyo e información a los pacientes y sus familiares/cuidadores sobre las opciones de tratamiento, el manejo de los síntomas y el cuidado al final de la vida. En definitiva, una figura que proporciona un apoyo integral: cuidado continuo y personalizado que abarca aspectos físicos, emocionales y relacionales del paciente.
En mi día a día, me da tranquilidad saber que puedo llamar por teléfono al servicio de Oncología Médica de mi hospital y hablar con mi enfermera para consultarle sobre efectos secundarios o malestares derivados del propio cáncer, y encontrar a una persona que me escucha y me ofrece soluciones, que pueden ir desde consultar con el oncólogo para bajar la dosis de medicación temporalmente hasta la recomendación de remedios (farmacológicos o naturales) que puedan aliviar mis síntomas, y que siempre me tranquiliza con su respuesta.
También pienso en los pacientes que no tienen esta suerte, y tienen que esperar un tiempo determinado para su próxima consulta con el oncólogo para tratar todos estos temas, con el estrés y la falta de calidad de vida que esto puede suponer.
Y más allá de lo médico y de lo que afecta directamente a la salud física, está el tema del acompañamiento y la empatía. Cuando estás ingresado en la planta de oncología del hospital por varios días, o te estás poniendo un tratamiento de quimioterapia, inmunoterapia (o lo que proceda) durante horas en el hospital de día, siempre es un «plus» saber que ahí están las enfermeras oncológicas, a tu disposición. Qué se acercan a ti para interesarse por saber cómo te encuentras, o si necesitas algo. Una suerte también para los familiares, cuando no pueden estar acompañando a los pacientes, y la enfermera oncológica les puede transmitir novedades sobre nuestro estado, y con ello tranquilizarlos.
En conclusión, creo que una de las demandas que tenemos los pacientes con cáncer metastásico como colectivo, entre otras muchas, es poder contar con la figura profesional de la enfermera oncológica, que nos pueda acompañar en el día a día de nuestra enfermedad, y ayudarnos a resolver dudas e inquietudes con la seguridad que dan la formación especializada y la experiencia, y al mismo tiempo con empatía y cercanía que necesitamos en cada momento.
Como punto final, quiero agradecer a todas las enfermeras oncológicas que nos acompañan en los servicios de oncología, radioterapia e incluso cuidados paliativos, haciendo un poco más fácil y llevadero nuestro largo tiempo de convivencia con cáncer metastásico; una enfermedad tan complicada como es la metástasis del cáncer se vive mejor en vuestra compañía. Gracias.
Silvia Vega es miembro de la Junta directiva de Almia
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