Sociedad
El Papa bendice al mundo en soledad: “Todos estamos en la misma barca”
Histórico “Urbi et Orbi” en la plaza de San Pedro a causa del coronavirus
Desde una plaza de San Pedro del Vaticano totalmente vacía como consecuencia de la emergencia del coronavirus, el Papa Francisco impartió hoy en soledad una histórica bendición “Urbi et Orbi”. En ella ha recordado que, como los discípulos en su momento, todo el mundo está en la misma barca para luchar contra la pandemia. El Pontífice ha subrayado que, al igual que ellos, a la humanidad le ha sorprendido una “tormenta inesperada y furiosa”. “Nos dimos cuenta de que estábamos en la misma barca, todos frágiles y desorientados; pero, al mismo tiempo, importantes y necesarios, todos llamados a remar juntos, todos necesitados de confortarnos mutuamente. En esta barca, estamos todos”, ha relatado.
En una plaza desierta (en Italia más de 9.000 personas han perdido la vida a causa del virus), envuelta en silencio y bajo una lluvia incesante, Jorge Bergoglio ofreció a los fieles católicos del mundo una ceremonia inédita, una homilía y una bendición posterior que los creyentes católicos tuvieron que seguir a través de los medios de comunicación.
En una ceremonia sin precedentes en el Vaticano, el Papa se dirigió en silencio desde las escaleras de la plaza de San Pedro hacia el sagrario, donde ofreció una homilía. “Desde hace algunas semanas parece que todo se ha oscurecido. Densas tinieblas han cubierto nuestras plazas, calles y ciudades; se fueron adueñando de nuestras vidas llenando todo de un silencio que ensordece y un vacío desolador que paraliza todo a su paso: se palpita en el aire, se siente en los gestos, lo dicen las miradas. Nos encontramos asustados y perdidos”, ha dicho el Papa.
Francisco dedicó unas palabras a los “médicos, enfermeros, encargados de reponer los productos en los supermercados, limpiadoras, cuidadoras, transportistas, fuerzas de seguridad, voluntarios, sacerdotes, religiosas” y a todos aquellos “que comprendieron que nadie se salva solo”.
De ellos dijo que son ejemplo de valentía y generosidad porque “ante el miedo, han reaccionado dando la propia vida”. Son “personas comunes -corrientemente olvidadas- que no aparecen en portadas de diarios y de revistas, ni en las grandes pasarelas del último show, pero, sin lugar a dudas, están escribiendo hoy los acontecimientos decisivos de nuestra historia”, expuso.
También tuvo un recuerdo especial para los “padres, madres, abuelos y abuelas, docentes” que enseñan a los niños, “con gestos pequeños y cotidianos, cómo enfrentar y transitar una crisis readaptando rutinas, levantando miradas e impulsando la oración”. E invitó a toda la humanidad a reflexionar en medio de esta crisis sobre la importancia de la fraternidad y de la solidaridad, frente al individualismo y el egoísmo.
Opinó que las personas han avanzado durante años sintiéndose "fuertes y capaces de todo, codiciosos de ganancias", dormidas "ante guerras e injusticias", sin escuchar a los pobres y los enfermos, y pensando en que estaban "siempre sanos en un mundo enfermo".
Indulgencia plenaria para todos los fieles
La de este viernes ha sido una cita de oración universal, que propuso el propio Jorge Bergoglio el pasado domingo tras el rezo del Ángelus y que ha tenido otra característica particular: todos los católicos han tenido la oportunidad de obtener la indulgencia plenaria, tal y como estableció recientemente Francisco en el decreto de la Penitenciaría Apostólica.
En este documento, el Papa otorga indulgencias a todos los enfermos con coronavirus, a sus familiares, a quienes les cuidan y a todo el que reza “para pedir el cese de esta pandemia, el alivio de los que sufren y la salvación eterna de los fallecidos”.
La Santa Sede ha ordenado el cierre hasta el 3 de abril de la plaza y la basílica de San Pedro, como medida de precaución ante la propagación de esta pandemia, que ha dejado ya al menos cinco casos positivos en el interior del Vaticano.
La bendición “Urbi et Orbi” se imparte habitualmente en tres ocasiones: cuando el Papa es elegido sucesor de Pedro, el 25 de diciembre por Navidad y en Pascua.
Pero también se ofrece en ocasiones muy puntuales, como en 1942, cuando Pío XII lo hizo con motivo de su Jubileo episcopal y del XXV aniversario de las apariciones de Fátima.
El papa Francisco ha querido tener ahora un gesto extraordinario, cuando el mundo sufre la expansión de este virus que se ha cobrado ya la vida de más de 25.000 personas a nivel global.
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