Caza
La sarna. Así afecta a la caza mayor
La sarna es la una enfermedad producida por un parásito que afecta principalmente a las especies de caza mayor. Su gravedad y el altísimo poder de contagio que tiene la hacen realmente temible
La sarna sarcótica es una enfermedad parasitaria que afecta a los mamíferos salvajes. La producen unos ácaros del género Sarcoptes que le dan nombre a la enfermedad. Esto parásitos de localizan en la piel y originan galerías o túneles entre el estrato córneo y el lúcido. Esta enfermedad se caracteriza porque produce un picor muy intenso, engrosamiento de la piel y alopecia en la cabeza, ojos y boca que pueden producir ceguera, una gran debilidad, pérdida de peso y finalmente la muerte. Los parásitos si bien tienen cierta especificidad sobre sus huéspedes también pueden producir contaminaciones cruzadas. Es decir, que una misma especie de sarcopte puede infectar y hacer enfermar a distintas especies de animales. Así, un mismo parásito puede afectar a rebecos y corzos por ejemplo si bien lo normal es que cada huésped sea afectado por una especie de ácaro distinto.
La sarna produce estragos en las poblaciones a las que afecta y una correcta gestión cinegética es fundamental tanto antes como después de la aparición de la enfermedad. Los rebecos afectados en la provincia de Asturias en la década de los noventa o el anterior brote de sarna que afectó a la cabra montés en la sierra de Cazorla demuestran la gravedad de esta enfermedad que puede llegar hasta un 80-90% de mortalidad.
La sarna es estacional presentándose a finales de invierno y todos los individuos pueden contraer la enfermedad ya sean jóvenes o adultos si bien la parasitosis afecta en mayor grado siempre a aquellos animales más débiles. Una vez que aparece la enfermedad esta se contagia directamente por contacto entre distintos animales o bien por compartir los mismos rascaderos o zonas de descanso.
La sarna puede afectar incluso al hombre y tiene un tratamiento efectivo. El problema del tratamiento es su aplicación en la fauna salvaje.
Estos parásitos suelen aprovechar la oportunidad de debilidad que ofrecen los animales a los que infectan. Como hemos dicho afectan principalmente a aquellos individuos que son muy viejos y a los que son más débiles. Esta debilidad suele ser originada por una malnutrición o por alguna herida o accidente. Pero la sarna no solo aprovecha esta debilidad del individuo, sino que también se hace presente en aquellas situaciones en que el grupo en su conjunto presenta una mayor debilidad debido a factores climáticos generalmente como pueden ser las grandes nevadas, bajísimas temperaturas o períodos grandes de sequía. Grandes densidades de animales y falta de alimento provocan ocasiones de debilidad tal y como le está sucediendo a las cabras en el parque nacional de Guadarrama. Tras una denuncia de Pacma en la que recurrieron el Plan de Gestión del Parque Nacional de Guadarrama se suspendió cautelarmente la caza. Desde 2016 la caza de esta especie se ha paralizado, generando una importante sobrepoblación que amenaza a la flora y a la propia fauna. Al no existir gestión cinegética alguna la población de cabras ha ido aumentando exponencialmente agotando la flora de la que se alimentan y produciendo escasez nutricional lo que les provoca una debilidad de conjunto y por lo tanto un escenario perfecto para que la sarna actúe. Ya se han visto zorros y carbas afectados por la sarna y de no retomar la gestión cinegética urgentemente la sarna puede provocar consecuencias que serían nefastas para la conservación de todo el parque.
¿Cómo se trata la sarna?
Ya que a un animal salvaje no podemos atraparlos y hacer que se tomen su medicina para tratar la enfermedad, las medidas a llevar a cabo serán básicamente preventivas haciendo una buena gestión de poblaciones y hábitat:
1. Se deben eliminar inmediatamente a los animales heridos, enfermos o débiles.
2. Eliminar los ejemplares viejos para mantener una población joven.
3. En contra de lo que se suele pensar hay que incrementar siempre la presión de caza frente a los brotes de sarna, nuca reducirla. Si aparece sarna en una población los planes de caza deben quedar automáticamente suspendidos e intervenir inmediatamente. Loa planes técnicos serán después estudiados de nuevo. Si los animales mueren hay que matar más que hasta la fecha para poder sanear la población y evitar su exterminio.
4. Se debe mantener siempre una densidad adecuada a la capacidad de acogida que tiene el medio en el que habitan. Así se permite un elevado grado de selección de la dieta de los animales salvajes.
5. En momentos de crisis puntuales debe recurrirse a la alimentación suplementaria. Esto hace que los animales no se debiliten y por tanto estén en óptimas condiciones y así no se vean afectados por la sarna.
6. Se deben evitar los comederos o bebederos escasos. Deben ser cuantiosos para así evitar que los animales se concentren siendo este el principal foco de contagio. Del mismo modo se debe asegurar que el agua sea limpia y evitar así otro posible foco de la infección.
Si se adoptan todas estas medidas podemos reducir la mortalidad hasta un 5% del total de la población cifra que no será considerada más que como de bajas naturales y normales.
Recordar que para poder controlar la enfermedad una vez aparecida debe incrementarse de manera inmediata y siempre la presión cinegética sobre la especie afectada ya que suspender la caza con la aparición de la sarna es el mayor error de manejo de poblaciones.
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