Líder de hierro
Abascal, en el gimnasio: «Nunca se queja y tiene mucha fuerza»
Marta Palomar, la entrenadora personal del líder de Vox, destaca «su fuerza de voluntad y su compromiso»
Que el líder de Vox está «hecho un toro» nadie lo niega. Abascal es un deportista nato, que practica todo tipo de disciplinas: boxeo, senderismo, escalada, running y entrenamiento de pesas. Pero, para su entrenadora personal, Marta Palomar, lo que más destaca en él es «su fuerza de voluntad y compromiso. No falla casi nunca, pese a que tiene una agenda muy complicada». Marta nos cuenta que el político lleva una rutina de entrenamiento concurrente, que no es otra cosa que alternar ejercicios de fuerza con actividad aeróbica y metabólica. «Suele venir entre dos y cuatro días a la semana, y trabajamos todos los grupos musculares. Lo mejor de Santiago es que tiene muy buena técnica y mucha fuerza y resistencia, nunca se queja y siempre da lo mejor de sí mismo. Es un gusto entrenarle», señala.
La joven entrenadora (tiene 26 años) es extremeña, y tiene un pasado exitoso en el voleibol. Entre los 14 y los 19 años jugó en un equipo local, que terminó ganando la liga. De ahí se marchó a Cáceres a estudiar Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, y la fichó un equipo de primera división nacional. «Estaba bien encaminada pero, a los seis meses de empezar con este equipo, decidí dejarlo porque era imposible compatibilizarlo con mis estudios. Desgraciadamente, es un deporte del que no se puede vivir, ni aunque llegues a primera división, por lo que elegí apostar por mi carrera».
Después, se fue a Madrid y, desde hace cuatro años, ejerce como entrenadora en los centros de Juanjo Rodríguez, un conocido coach deportivo con muchos años de experiencia, que ha entrenado a personajes famosos como Paula Echevarría, Blanca Suarez y Mar Flores, entre otras. Allí es donde Marta conoció a Abascal, que es cliente del centro, y comenzó a entrenarle.
Pero Marta también es especialista en otro tipo de entrenamiento, el de personas mayores con fragilidad que buscan mejorar y mantener su forma física para no perder autonomía. «Estudié un Master en Salud en la Universidad Europea de Madrid y mis prácticas fueron en el Hospital de Getafe, con ancianos frágiles. Esta faceta es mi verdadera vocación, cuidar de la salud de personas mayores que tienen patologías de cualquier tipo (cardiovasculares, respiratorias, osteoarticulares, entre otras) asociadas a la edad. Entrenar con ellos es complicado a la vez que muy gratificante, porque son gente que no quiere terminar siendo dependiente y que busca en el ejercicio físico el aliciente necesario para seguir llevando una vida plena», señala.
Con la pandemia de la Covid-19, muchas personas mayores se vieron obligadas a permanecer confinadas en sus casas durante cinco meses, algo que ha tenido consecuencias muy negativas en su salud. El riesgo de contraer la infección era alto, y eso les provocó un miedo enorme a volver a la actividad física que realizaban antes. La mayor parte salía a caminar al menos una hora al día, algo que no pudieron retomar hasta bien entrado el verano. «Una de mis clientas tenía 92 años. Durante los primeros meses de la pandemia entrenaba conmigo por videollamada, lo que la mantenía activa y motivada. Realmente, yo era la única persona que entraba en su casa. Al final, y a pesar de las tres horas a la semana que hacía ejercicio guiado conmigo, le dio un ictus y estuvo muy mal», afirma la entrenadora.
«Yo no dudo de que las medidas de prevención que se tomaron fueran necesarias, pero tuvieron efectos secundarios muy negativos en la salud física y mental de muchas personas, especialmente las mayores», añade.
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