Comunicación no verbal

Radiografía de Fernando Simón: en su prioridad no está ni la comida ni el sexo

La frente del médico indica alto poder cognitivo, pero la pequeña mandíbula denota falta de interés por lo material, la comida y el sexo

El director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón
El director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando SimónMariscalAgencia EFE

Lo más probable es que desconozcan que los analistas de lenguaje no verbal tienen registrados, o evidenciados como dicen ellos, gestos relacionados con 200 micropicores corporales. Que nuestra lengua tiene 12 movimientos etiquetados y, de igual modo, nueve que tienen que ver con la forma en que nos tocamos el pelo. Todos ellos hablan de quiénes y cómo somos. Este análisis, unido a muchas otras disciplinas entre las que hacen sinergia la paralingüística, la morfopsicología y los gestos no conscientes, definen nuestro ser, nuestra conducta y la forma en la que nos relacionamos con los otros. Javier Torregrosa, experto en comunicación no verbal científica y director del máster homónimo en la Fundación Empresa de la Universidad de Alicante, ha decidido aplicar los conocimientos que ha adquirido durante sus tres décadas de estudio del comportamiento humano a una de las figuras más mediáticas de la pandemia: Fernando Simón.

Para este investigador, el director del Centro de Alertas y Emergencias Sanitarias es una persona eminentemente cognitiva: «Su parte cortical, o también llamado cerebro racional, es su zona cerebral más armada y potente, la más ancha y también alta. Por lo tanto, su destreza en este aspecto es muy elevada. El volumen más grande de su cara es la frente. Es muy ancha, mucho más que la parte media de su cara y que su mandíbula». Según el profesor, la cara está interconectada con el encéfalo a través de 12 pares de nervios craneales que nos desvelan la relación entre cara, voz y cerebro. Por ello, y en el caso de Simón, gran parte de sus decisiones serán procesadas racionalmente. «Su frente muy ancha, y más aún en su parte alta, nos indica potencialidad imaginativa, espacial y 3D. También podemos observar a través de su cara que la zona más debilitada es la mandíbula. De hecho, es la zona menos ancha y corta. Ésta y la boca nos informan, a través de sus nervios craneales, sobre el instinto, la potencia sexual mantenida, con la dominancia, la demanda de poder, instinto de supervivencia, atracción por lo material, la fortaleza y la resistencia. Por todo ello, podemos asegurar que Fernando Simón no siente demasiada atracción ni por el dinero ni por los bienes materiales. En su prioridad no está ni la comida ni el sexo, es probable que se olvide de ambos aspectos. Además, carece de resistencia, instinto de supervivencia y de seguridad, lo que nos lleva a afirmar en este análisis que en él impera cierta inseguridad y resistencia».

Otro aspecto fundamental de este análisis incluye sus ojos, que, en el caso del epidemiólogo, están muy «protegidos por las cuencas» y eso, en palabras de Torregrosa, indica «cautela y cierta desconfianza hacia determinados entornos y personas». Sobre la voz, tan característica de Simón, Torregrosa recuerda durante la entrevista con LA RAZÓN que su hijo, en los meses de pandemia mientras toda la familia seguía las ruedas de prensa del médico, decía: «Ya está aquí el señor malito». «Y es que precisamente es esto lo que denota, muestra a alguien sin fuerza y agotado. La voz de Simón es más aguda que la media y su volumen también más bajo, lo cual nos indica cierta falta de seguridad, cautela, por lo que deducimos que Simón se deja influenciar por otras personas y es más dependiente que impositivo con sus opiniones y juicios».

Aprender a corregir errores

Como último aspecto reseñable, el investigador alicantino se centra en la zona sagital inferior o, lo que es lo mismo, su mentón: «Siempre está bajo, su cabeza pocas veces busca imponerse, coger espacio al elevarla, sino todo lo contrario. Está siempre en posición baja y se somete, lo que indica que es una persona de unión más que de confrontación, algo tímida y complaciente hacia los demás». Para elaborar este preciso estudio, Torregrasa ha utilizado fotografías, vídeos y audios aislados de Simón. De hecho, ha realizado una comparativa sobre el epidemiólogo y su manera de mostrarse al mundo entre el inicio de la pandemia y un año después: «He comprobado que antes le costaba mirar al público, lo hacía con timidez y vergüenza. En la actualidad, mira con más naturalidad y con una mirada más asertiva y también más directa». También, el profesor hace hincapié en cómo se recolocaba las mangas y se tocaba la ropa, «algo que demuestra falta de autoridad. Ahora, apenas lo hace, eso sí, se toca el lateral de la nariz izquierdo con su mano derecha, lo que indica preocupación por lo que se piense de él». Sobre su forma de hablar, argumenta que ahora es más lineal «y se entrecorta menos. Lo que al mismo tiempo ha eliminado de su postura es el entrelazado de las manos, «lo que se conoce como el cuchillo cerrado y que significa protección», concluye el experto.

Zona cognitiva

Es cuanto al aspecto racional que se focaliza en la forma de la frente, Simón muestra una muy ancha que denota alta capacidad intelectual. Según el experto Torregrosa, esta interpretación roza el 100% de fiabilidad

Zona límbica

El sistema límbico es la parte emocional del cerebro: los ojos del epidemiólogo están hundidos fuertemente en la cuencas, lo que induce prudencia y desconfianza. La forma curvada de sus características cejas muestra tristeza y miedo

Zona instintiva

La mandíbula es la que habla de los deseos más primarios como pueden ser la comida y el sexo. La del médico es retraída y corta, lo que indica una baja dosis de ambos aspectos en su forma de ser. Denota falta de espíritu de lucha y de seguridad