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¿Tienes dificultad para adaptarte a la oscuridad y ver por los laterales? Cuatro síntomas de la retinosis pigmentaria

Aunque es una enfermedad presente desde el nacimiento los primeros síntomas suelen aparecer en torno a los 25-40 años, llegando a pasar 15 años desde que comienza la sintomatología hasta que el paciente va al médico

Fondo de ojo de un paciente afectado con retinosis pigmentaria. Obsérvese la acumulación de pigmento en la periferia de la retina
Fondo de ojo de un paciente afectado con retinosis pigmentaria. Obsérvese la acumulación de pigmento en la periferia de la retinalarazon

A todos nos cuesta ver de noche, no hay luz, pero si se te hace especialmente difícil adaptarte a la oscuridad, y además empiezas a darte cuenta de que no ves periféricamente (en los laterales) es recomendable que acudas a un oftalmólogo. Existe una patología llamada ‘retinosis pigmentaria’ que puede estar afectándote, y por la que se pierde visión gradualmente, aunque en el largo plazo estos pacientes no se quedan ciegos por completo.

Así lo explica el doctor Pío García Gómez, responsable del servicio de Oftalmología del Hospital Quirónsalud Vitoria, quien remarca que esta enfermedad fue diagnosticada por primera vez en el siglo XIX, por lo que sus síntomas son de amplio conocimiento por parte de estos especialistas.

En concreto, detalla que aunque es una enfermedad presente desde el nacimiento (hereditaria) suelen aparecer los primeros síntomas en torno a los 25-40 años, llegando a pasar 15 años desde que comienza la sintomatología hasta que el paciente va al médico, por lo que es fundamental asistir al especialista ante el menor síntoma. Afecta a una persona de cada 3.700 según las estimaciones, es decir, a unos 15.000 españoles, y es más frecuente entre los hombres (60% de los casos).

La Academia Americana de Oftalmología (AAO por su siglas en inlgés) define a la retinosis pigmentaria como un “grupo de problemas oculares que afectan a la retina” (la capa que recubre la parte interna del ojo y que procesa las imágenes del exterior), y responde a una enfermedad genética, es decir, que puede heredarse, y por la que se van perdiendo de forma progresiva las células sensibles a la luz del ojo. Ahora bien, precisa que se trata de un conjunto de enfermedades, por lo que no todas las retinosis pigmentarias son iguales.

“Es una enfermedad hereditaria que produce una degeneración y muerte de los fotorreceptores, una neuronas especializadas y sensibles a la luz que se encuentran en la retina externa. Son de dos tipos: los ‘conos’, especialistas en la detección de los colores; y los ‘bastones’, encargados de ver en lugares con poca iluminación. Se encargan de convertir la luz que nos llega en impulsos nerviosos que luego el cerebro transforma en imágenes”, describe por su parte el doctor García Gómez.

Sus síntomas, según prosigue el oftalmólogo, son los siguientes:

1.- Disminución de la agudeza visual

2.- Ceguera nocturna: se produce una adaptación muy lenta a la oscuridad

3.- Alteración de la percepción de los colores: especialmente en el azul y en el amarillo, cuando ya la enfermedad está avanzada

4.- Deslumbramientos y fotopsias o visión de luces: se perciben luces o pequeños flashes en el campo visual, entorpeciendo así la visión, sobre todo ante escenarios muy luminosos; llegando en algunas ocasiones a resultar cada vez más molesta la luz.

Cómo se llega al diagnóstico

El jefe del servicio de Oftalmología de Quirónsalud Vitoria indica que el diagnóstico de una retinosis pigmentaria se consigue mediante una prueba llamada ‘electrorretinograma de campo completo’ (en el que pueden haber alteraciones incluso 15 años antes de tener síntomas); o bien a través de una ‘campimetría’ por la que se observan pequeños escotomas periféricos inicialmente hasta que en fases avanzadas solo se ve un islote central de visión; mediante un análisis genético, que servirá para identificar la mutación y facilitar el consejo genético y el riesgo de transmisión.

Según afirma el doctor García Gómez, lo más habitual es que se encuentre una afectación en ambos ojos, con ceguera nocturna, reducción del campo visual, así como una acumulación de pigmentos en el fondo del ojo.

No tiene tratamiento curativo

Dice que en la actualidad no existe ningún tratamiento eficaz, ni curativo, y lo único que se puede hacer son revisiones periódicas para valorar posibles complicaciones asociadas a la retinosis pigmentaria, como catarata, glaucoma o queratocono; aparte de seguir una serie de medidas generales como una dieta equilibrada y con un aporte adecuado de vitaminas, además de proteger los ojos de la luz intensa.

El uso de gafas de sol con control nanométrico y las ayudas de baja visión en estadíos avanzados pueden ser igualmente útiles frente a esta patología”, añade el oftalmólogo de Quirónsalud Vitoria.

A su juicio, insiste en que es importante también evitar el tabaco y tomar suplementos de vitamina A (aunque con precaución por los posibles efectos secundarios), a la vez que ingerir suplementos de luteína, zeaxantina, y el control del ácido docosahexaenoico (DHA), deficiente en estos pacientes, pero que se ve en máximas concentraciones en los fotorreceptores.

En cuanto al futuro de esta enfermedad, el especialista sostiene que cada vez se tiene un mayor conocimiento de las alteraciones genéticas y de los mecanismos que causan esta patología.

Subraya que se está estudiando también el uso de factores neurotróficos y de crecimiento que sirvan para inhibir la muerte de los fotorreceptores (factor neurotrófico ciliar, factor neurotrófico derivado del cerebro, factores de crecimiento de fibroblastos) y de manera complementaria a éste, el trasplante de células (para volver a tener funcionalidad en la retina); ya que por el momento no se ha encontrado un tratamiento capaz de detener eficazmente la degeneración de la retina o recuperar la visión perdida.

“También se está valorando la terapia génica, pero aquí se encuentra el problema de que hay muchísimas mutaciones y muchos genes implicados”, sentencia el jefe del servicio de Oftalmología de Quirónsalud Vitoria.