Salud

La otra pandemia: el problema sin resolver del dolor de espalda, ¿realmente hay solución?

El dolor de espalda es una consecuencia de interacciones complejas, y abarca “aspectos biológicos, psicológicos y sociales”

En la imagen, una mujer aqueja dolor de espalda.
En la imagen, una mujer aqueja dolor de espalda.Romina FariasUnsplash

¿A quién no le ha dolido alguna vez la espalda? Es bastante frecuente y de hecho todos en algún momento de nuestra vida lo sufriremos, y lamentablemente, puede resultar un dolor crónico pero también limitante en nuestro día a día. De hecho, es tal el problema que en los países occidentales la discapacidad causada por el dolor de espalda ha alcanzado una proporción epidémica, según afirman los expertos.

De hecho, son ya diversos los estudios que concluyen que más del 60% de las personas con dolor lumbar mecánico seguirá teniendo dolor, o recurrencias frecuentes, incluso un año después de haberse iniciado el mismo. En este sentido, el doctor Carlos Nebreda Clavo es experto en el tratamiento del dolor del Instituto Aliaga, perteneciente al Centro médico Teknon (Barcelona), y explica que la clave muchas veces para lograr un tratamiento efectivo es que sea tratada de forma multidisciplinar en las llamadas ‘Clínicas del Dolor’.

Según subraya, el dolor de espalda es una consecuencia de interacciones complejas, y abarca “aspectos biológicos, psicológicos y sociales”; de ahí la importancia en su opinión de que sea igualmente abordado por especialistas en la materia, y que lo hagan “de forma conjunta e interdisciplinaria, y no de manera aislada”. En este contexto, lamenta que el 40% de los pacientes con dolor agudo y crónico “no son bien tratados”.

Principal causa: el envejecimiento

Con todo ello, el especialista de Quirónsalud se detiene en el envejecimiento de la población, y en consecuencia, en el envejecimiento de la columna vertebral, como una de las principales razones por las que puede surgir este dolor de forma crónica en la población.

Aquí pone el ejemplo de Estados Unidos, donde el 59% de sus residentes mayores de 65 años padecen de osteoartritis, la principal causa de discapacidad, y la más frecuente de dolor de espalda y de cuello. “La osteoartritis es uno de los motivos de consulta más frecuente en personas de edad adulta”, apostilla el especialista de Quirónsalud.

En concreto, define anatómicamente el dolor lumbar o de espalda como “el producido en el territorio comprendido desde la costilla 12 hasta la cresta ilíaca”, aunque muy frecuentemente, dice que coexiste y se combina con el dolor en la región de los glúteos. “La mayor parte de las personas tienen al menos un episodio dolor de lumbar en su vida. Esta condición suele ser autolimitante, pero a menudo, se vuelve crónica”, advierte.

Además, el doctor Nebreda precisa que el envejecimiento de la columna se caracteriza por dos procesos principales, “paralelos e independientes”, y que conducen a diferentes situaciones clínicas:

1. La reducción de la densidad mineral ósea, por lo tanto, la masa ósea.

2. El desarrollo de cambios degenerativos del complejo discoligamentoso (discos, ligamentos, cápsulas y de las articulaciones facetarias); lo que al final se traduce en trastornos dolorosos e invalidantes.

Asimismo, el miembro del Instituto Aliaga señala que los trastornos típicos del envejecimiento de la columna que se expresan como dolor de espalda, con o sin síntomas o signos neurológicos, serían los siguientes:

· Enfermedad degenerativa de los discos, osteocondrosis y prolapso/hernia de disco.

· Espondilolistesis degenerativa con o sin estenosis e inestabilidad espinal.

· Estenosis o estrechamiento espinal.

· Deformidades espinales: escoliosis, cifosis e inestabilidad secundaria concomitante y déficit neurológico.

· Osteoporosis con fracturas por compresión, solas o en combinación con defectos degenerativos, que pueden ir seguida de una deformidad secundaria.

· Fracturas patológicas de las vértebras debido a enfermedad metastásica.

· Infección de la columna vertebral, espondilodiscitis, y espondilitis.

Las diferentes vías de tratamiento

A pesar de este escenario, el doctor Nebreda valora que hoy en día se puede ofrecer “mucho” a las personas que padecen una enfermedad dolorosa, de forma que puedan mantener una buena calidad de vida. Como primera línea de tratamiento, el experto del Instituto Aliaga hace referencia a la aparición constante de nuevos medicamentos, “con mejores resultados y menos efectos secundarios”, siendo los más utilizados los analgésicos antiinflamatorios no esteroides.

Asimismo, para el tratamiento del dolor de espalda señala que pueden ser útiles terapias invasivas como los bloqueos o las infiltraciones de nervios periféricos y centrales, puntos gatillos, las infiltraciones intraarticulares, y los bloqueos diagnósticos. “Técnicas de destrucción de centros nerviosos que poseen receptores o transmisores del dolor, la radiofrecuencia térmica o mediante el uso del calor pueden ser realizadas vía transcutánea; así como la radiofrecuencia pulsada, con resultados sorprendentes y a corto plazo”, resalta.

A su vez, el especialista de Quirónsalud indica que la medicina o terapia regenerativa también está presente en esta patología dolorosa: “Consiste en la implantación de células madre (propias o de banco), obtenidas de la medula ósea, dentro del disco intervertebral, y con la finalidad de restaurar la celularidad discal, así como modular la respuesta inflamatoria. Se están haciendo múltiples estudios clínicos con la finalidad de establecer la eficacia, la seguridad, y la confiabilidad de esta terapia”.

A juicio del doctor, no se puede dejar fuera la terapia psicológica para los dolores de espalda: biofeedback, técnicas de relajación y todo aquello que tenga que ver con las emociones. También considera que en este ámbito puede ser útil la fisioterapia (ejercicio físico), la medicina no tradicional bien concebida (acupuntura), TENS, medicina física y otras terapias dirigidas al componente sensorial.

“Por último, y cuando todo lo convencional ha fallado, tenemos recursos aún más avanzados, dentro de los cuales están los Estimuladores de la Médula Espinal, que no son más que, unos electrodos que se colocan a través de la piel o mediante incisiones quirúrgicas, para ser ubicados finalmente cerca de los grandes nervios”, sentencia el experto del Centro Médico Teknon.