Peligro para los niños
El cóctel explosivo: covid, gripe y virus sincitial
Los pediatras temen una tormenta perfecta que les llene las consultas en invierno
Los médicos advierten de que este invierno puede ser especialmente agresivo en lo que respecta a la transmisión de infecciones víricas respiratorias agudas entre niños. Al todavía imperante SARS-CoV-2, responsable de la covid-19, se unen los virus y bacterias respiratorias que suelen circular durante los meses más fríos del año. Es el caso del virus de la influenza, causante de la gripe, y el virus respiratorio sincitial (VRS), el microbio más común que causa infecciones en los pulmones y en las vías respiratorias en bebés y niños pequeños.
Esta confluencia entre la covid-19 y enfermedades como el VRS y la gripe que, en probabilidad epidemiológica, no se descarta, «aumenta el riesgo de hospitalización pediátrica por cuadros de hiperreactividad bronquial o neumonía, un escenario que podría comprometer los centros hospitalarios y de atención primaria de nuestro país durante el próximo invierno». Así lo señala el doctor Manuel Sánchez Luna, presidente de la Sociedad Española de Neonatología (SeNeo) y jefe del Servicio de Neonatología del Hospital Universitario Gregorio Marañón de Madrid. Este profesional asegura que «estamos ante un problema de salud pública».
La preocupación es especialmente latente esta temporada debido, en gran parte, a un extraño comportamiento del VRS. Por un lado, el VRS ha experimentado un inesperado cambio de estacionalidad propiciando un aumento repentino de contagios en la primavera de 2021 en el hemisferio norte: el sur de Estados Unidos, Australia, Suiza, Japón o Reino Unido. Pero también se ha detectado un aumento de la virulencia del VRS, es decir, el grado de la capacidad del microorganismo para producir la enfermedad.
La pregunta que se hacen ahora los especialistas es si este «cambio de patrón» podría ser una consecuencia indirecta de la pandemia de la Ccvid-19 o deberse a movimientos del ecosistema de los virus.
Vías respiratorias superiores
El VRS es un «viejo conocido» para los profesionales sanitarios. Se contagia por secreciones o el aire cercano a la persona infectada o por llevarse la mano a la cara tras tocar superficies contaminadas. Afecta, sobre todo, a la población pediátrica y suele ser causante de procesos de infecciones de vías respiratorias superiores que en gran número de diagnósticos son leves. Pero, en determinados casos, puede llevar al niño a Urgencias o a ser hospitalizado por cuadros de hiperreactividad bronquial o neumonía.
Actualmente, el VRS se sitúa como la segunda causa de muerte en lactantes menores de 12 meses en todo el mundo. Paralelamente, el 2-3% de los niños con una primoinfección por VRS en los primeros 12 meses de vida requiere hospitalización, y el 2-6% de ellos ingreso en cuidados intensivos.
El presidente de SeNeo indica que muchos niños menores de dos años se han contagiado alguna vez de este virus y algunos no necesitan hospitalización. Aún así, estos pueden presentar secuelas a medio y largo plazo. «Van a tener tendencia a un cuadro parecido al asma», explica. En lo que respecta a los niños hospitalizados, informa de que tendrán secuelas, aunque sean transitorias. «Los bebés que han tenido estas infecciones pueden tener peor función pulmonar cuando son algo mayores», concluye.
Las situaciones de riesgo para el desarrollo de formas graves de infección por VRS son: la prematuridad, las enfermedades congénitas (cardiopatías, neumopatías, inmunopatías, etcétera), tener menos de seis meses y contar con factores de riesgo de exclusión social. «En los bebés prematuros y con menos de seis meses, la vulnerabilidad reside en que cuentan con un sistema inmunológico muy débil, inmaduro», explica la doctora María Sáinz, especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública.
Otro de los factores a tener en cuenta es que, durante la pandemia, los niños fueron los grandes aislados. Con el uso de mascarillas y el distanciamiento físico, en 2020 prácticamente desapareció el VRS. El doctor Sánchez Luna comenta que «este aislamiento ayudó a que la población pediátrica estuviera relativamente protegida tanto frente al SARS-CoV-2 como frente a otros virus. Pero también es la causante de una ausencia generalizada de anticuerpos en la población de riesgo. Además, la muy limitada circulación del VRS durante el pasado invierno ha provocado asimismo un menor refuerzo inmunológico a nivel poblacional».
Este escenario, unido a que los más afectados por este tipo de virus no están vacunados frente a la covid-19, permite predecir a los expertos que, este año, se experimentará un aumento en número y en agresividad de casos de ataques víricos; y que éstos puedan afectar a niños más mayores, un colectivo habitualmente menos afectado por infecciones de tipo respiratorio. Además, prevén que se pueda asistir a un repunte muy importante en las consultas de pediatría de casos de niños con coinfección de VRS y de Covid-19s.
Acciones de refuerzo
El doctor Sánchez Luna hace hincapié en que no tenemos que ser alarmistas ante este previsible escenario, «pero sí trasladar estas previsiones para poder responder con acciones como el refuerzo de la red de vigilancia epidemiológica o la búsqueda de una profilaxis universal y económica; y para favorecer la adopción de medidas higiénico-sanitarias para proteger a los niños».
En este sentido, se recomienda seguir haciendo un buen uso de las medidas higiénico-sanitarias adquiridas durante la pandemia de la covid: buena higiene de manos, adecuada ventilación, utilizar mascarillas, evitar que una persona con una infección esté en contacto con población de riesgo, desechar los pañuelos utilizados en un cubo de basura específico para ello, desinfectar constantemente juguetes...
Los expertos dedican estas recomendaciones especialmente a las personas que constituyen el entorno más cercano del menor. Abogan por la vacunación contra la gripe de los adultos como factor determinante en una necesaria prevención.
La doctora María Sáinz subraya que «antes de la pandemia, el calendario vacunal del adulto tenía muy poco éxito: no conseguía llegar al 50% de cumplimiento. Sin embargo, en 2020, la vacunación contra la gripe redujo la virulencia de este virus y favoreció que el VRS desapareciera».
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