Psicología
¿Tienes problemas para vencer la timidez? Aquí tienes 10 consejos que te ayudarán a superarlo
A diferencia de los introvertidos (que disfrutan de su tiempo en soledad), los tímidos desean tener más contacto social, pero no saben como superar la ansiedad y el miedo al rechazo
Contrariamente a lo que se suele pensar, ser tímido no es lo mismo que ser introvertido. El introvertido es aquel que tiene un gran mundo interior, y no disfruta tanto de la compañía de otras personas como de sus actividades en solitario o en pequeños círculos de amigos. Sin embargo, la timidez es un componente más aprendido que de la propia personalidad. En realidad, los tímidos no disfrutan de su soledad, sino que desearían tener más y mejor contacto social.
Es posible que una persona, que no es introvertida por naturaleza, haya aprendido a ser prudente en exceso en sus relaciones sociales después de haber obtenido respuestas desagradables cuando intentaba ser sociable durante su infancia. También es posible que esta timidez haya sido asimilada al observar como las figuras de autoridad de su infancia (suelen ser los padres), rehuían de cualquier contacto social. Esto es lo que se conoce como aprendizaje vicario.
Sea cual sea el motivo, esta situación puede causar mucho desasosiego para quien la sufre. Pero no es un problema irresoluble: si seguimos estas recomendaciones, y le echamos un poco de tiempo y valentía, podremos superarlo:
1. Ve de menos a más
Es importante no forzar la situación hasta el punto en el que esa timidez aprendida se fortalezca por una mala experiencia. Debes empezar dando pequeños pasos, como por ejemplo, manteniendo una charla trivial con un vecino cualquiera, (...) e ir saliendo poco a poco de tu zona de confort. No te precipites ni quieras abarcarlo todo de golpe, porque puede ser contraproducente.
Si no sabes como empezar, un buen primer paso es practicar en las relaciones en las que te sientas seguro, como con la familia o con los amigos. También puede ser una buena idea pedir consejo a aquellos que te quieren. Ellos llevan mucho tiempo a tu lado y seguro que te han observado en más de una ocasión, por lo que son perfectos para explicarte qué es lo que haces mal.
Eso sí, recuerda que es importante que sean honestos contigo y te respondan con sinceridad. Si le preguntas a alguien demasiado “agradable” puede que no aprendas nada.
2. No rehúyas el reto
Esto no significa colocarse en una posición en la que te sientas demasiado vulnerable; pero a veces, estas situaciones surgen por sí solas y no debemos escabullirnos. Refugiarse en esos hábitos que hemos aprendido, para así evitar el contacto directo, reforzarán la timidez (aunque puedan darnos una sensación de control en ese momento).
3. Adquiere consciencia de tu ansiedad
Cuando estamos a punto de hacer una actividad con la que no nos sentimos demasiado cómodos, notamos como en nuestro interior empiezan a surgir la ansiedad y las inseguridades. Lo que está haciendo tu mente es anticipar el rechazo, y ser consciente de esos miedos, hace que estos tengan menos poder. Es como nombrar a Voldemort... cuando Harry Potter decía su nombre en alto le quitaba gran parte de su autoridad.
4. Ríete de ti mismo
Puedes observar cómo se relacionan otras personas entre ellas, para así identificar las estrategias que ellos utilizan de forma más o menos innata, para desenvolverse en estas situaciones. De hecho, lo mejor que puedes hacer es fijarte en ese amigo que “no se corta un pelo” y se acerca a hablar con cualquiera... y en cualquier momento. Si observas con atención, lo primero que observarás que no tiene ningún problema en reírse de sí mismo y en aceptar su propia vulnerabilidad.
Esto le hace inmune a todo lo que ocurre a su alrededor. Aprende de él.
5. Haz esto cuando estés solo
Cuando nos forzamos a hacer algunos gestos o a adoptar alguna postura, nuestro cerebro reacciona asimilando la emoción que está expresando nuestro cuerpo. Por eso, cuando nos colocamos un lápiz en la comisura de los labios, automáticamente nos sentimos más felices. Pero, para afrontar la timidez, ¿Qué es lo que más necesitamos? Confianza.
Pues entonces, lo que tenemos que hacer es colocarnos en la posición que más confianza proyecte, es decir, piernas abiertas, brazos extendidos, caderas hacia delante y barbilla alta. Si estamos un rato en esta posición, nos sentiremos mucho más poderosos.
Eso sí, es mejor que lo hagamos cuando nadie nos ve... porque puede resultar un poco “desconcertante” ver a alguien en esta postura en público.
6. Apúntate a actividades
No es fácil acercarse a alguien así como así, y empezar una conversación con ellos. El miedo al rechazo se multiplica cuando te propones a hablar con un completo desconocido... y sin que haya ninguna “excusa” aparente para hacerlo.
Por eso, una buena solución son los “clubs” y los grupos de actividades, que se reúnen para compartir un hobby entre ellos. Si estás en uno de estos grupos, tendrás la excusa perfecta para hablar y para sacar innumerables temas de conversación, que además son temas por los que ambos compartiréis una especial predilección.
7. Empieza con temas “comodín”
No todas las personas con las que nos encontramos en nuestro día a día, comparten la misma inclinación por los temas que nos interesan a nosotros. Por eso, lo que puedes hacer antes de acercarte a ellos, es dedicar un rato a pensar sobre aquellos temas de conversación en los que casi todas las personas pueden participar. Por ejemplo, puedes hablar de la última serie que habéis visto, sobre un partido de fútbol, (...)
8. El contacto visual lo cambia todo
Ya hemos hablado sobre el lenguaje corporal y sobre cómo este afecta a nuestro estado de ánimo. Pero lo que también hace el lenguaje corporal, es determinar como nos percibirán los demás.
Y una de las herramientas más poderosas en la comunicación no verbal es nuestra mirada. Cuando estamos hablando con alguien, y este mantiene el contacto visual con nosotros... de pronto nos inspira una mayor confianza... da la sensación de que está entendiendo y sintiendo lo que le estamos diciendo.
9. Exprésate con claridad
Actúa de forma auténtica y siendo tu mismo, sin tratar de adoptar una actitud, una idea o una conducta que no es tuya. Practica la asertividad y no tengas miedo de expresar tus preferencias, tus opiniones o tus necesidades de una forma clara y directa. Si no nos mostramos como realmente somos, no sentiremos que hayamos ganado nada con una interacción y no obtendremos ninguna recompensa.
Si no hay honestidad en una conversación... ¿para qué tenerla?
10. Quiérete
Lo más probable es que todo esto no te salga de forma natural, y llevará mucho tiempo y esfuerzo adoptar estos hábitos como propios. Pero es importante recordar que lo importante no es ser perfecto hoy, sino ser mejor hoy de lo que fuimos ayer.
Es importante que sepamos aceptarnos tal cual somos, permitiéndonos la imperfección; porque al fin y al cabo, son esas imperfecciones lo que nos hacen humanos... y precisamente son esos “errores” lo que hace que una persona se haga querer.
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