Física
¿Es posible viajar a la velocidad de la luz?
A esa velocidad podríamos dar la vuelta a la Tierra más de siete veces en un segundo, además de tener la oportunidad de explorar el universo fuera de nuestro sistema solar
La idea de viajar a la velocidad de la luz es algo con lo que todo amante de la ciencia ficción ha soñado alguna vez. A esa velocidad, podríamos dar la vuelta a la Tierra más de siete veces en un segundo, además de tener la oportunidad de explorar el universo que nos espera fuera de nuestro sistema solar. En 1947, los humanos superaron por primera vez la velocidad del sonido, allanando el camino para el jet comercial Concorde y otros aviones supersónicos. Pero, ¿alguna vez será posible viajar a la velocidad de la luz?
Según la física actual
Basado en nuestra comprensión actual de la física y los límites del mundo natural, la respuesta, lamentablemente, es no. Según la teoría de la relatividad de Albert Einstein, resumida en la famosa ecuación “E=mc2″, la velocidad de la luz (c) es algo así como un límite de velocidad cósmicaque no puede ser superado. Por tanto, viajar a la velocidad de la luz o viajar más rápido que la luz son imposibilidades físicas, especialmente para cualquier cosa con masa, como naves espaciales o seres humanos. Ya que, por ejemplo, si un objeto se mueve a una velocidad del 10% de la velocidad de la luz, entonces experimentaría un aumento en su masa del 0,5% de su masa original. Por otro lado, si un objeto viajara al 90% de la velocidad de la luz, entonces su masa sería 2 veces su masa original.
Incluso para cosas muy pequeñas, como partículas subatómicas, la cantidad de energía (E) necesaria para acercarse a la velocidad de la luz plantea un desafío significativo para la viabilidad de los viajes espaciales a casi la velocidad de la luz. El Gran Colisionador de Hadrones (LHC), el acelerador de partículas más grande y de mayor energía en el planeta, ha impulsado protones (partículas dentro de los átomos) lo más cerca posible de la velocidad de la luz. Sin embargo, incluso un protón minúsculo requeriría una energía casi infinita para alcanzar la velocidad de la luz, y los humanos aún no disponemos de esa tecnología.
¿Qué pasaría si nos moviéramos casi tan rápido como la velocidad de la luz?
La persona que viajara a casi la velocidad de la luz experimentaría una ralentización del tiempo. Para esa persona el tiempo se movería más lento que para alguien que no se estuviera moviendo. Por ejemplo, si una persona viaja al 90% de la velocidad de la luz durante 20 minutos, esa persona experimentará solo 10 minutos de tiempo, mientras que una persona que permanece estática experimentará 20 minutos, el doble.
Por otro lado, el campo de visión cambiaría drásticamente. El mundo se nos presentaría a través de una ventana en forma de túnel. Además, las estrellas que tuviéramos enfrente de nosotros aparecerían en un tono azul, mientras que las estrellas de detrás serían de color rojo. Esto se debe a que las ondas de luz de las estrellas frente a nosotros se amontonarían, haciendo que los objetos parezcan azules, mientras que las ondas de luz de las estrellas detrás de nosotros se separarían y aparecerían rojas, provocando un efecto Doppler extremo. Por último, tras cierto tiempo a esa velocidad, solo veríamos oscuridad, porque la longitud de onda de la luz que ingresaría a nuestros ojos estaría fuera del espectro visible.
La “burbuja de deformación”
En 1994, el matemático mexicano Miguel Alcubierre propuso la primera solución matemáticamente válida para el impulso “warp”. Más específicamente, describió un sistema de propulsión de naves espaciales que anteriormente solo se había imaginado en la ciencia ficción y que puede atravesar el cosmos por encima de la velocidad de la luz sin violar las leyes de la física actualmente aceptadas. Esa solución fue alabada y ridiculizada en partes iguales por su uso de materiales teóricos y enormes cantidades de energía que parecían virtualmente imposibles de diseñar de manera práctica. Más de una década después, esta teoría experimentó un cambio importante, cuando el Doctor White, un especialista en impulsores “warp” de la NASA y fundador del laboratorio “Eagleworks”, reelaboró el trabajo original de Alcubierre. Este cambio en el diseño redujo drásticamente los materiales y los requisitos de energía del concepto original, brindando a los investigadores y fanáticos de la ciencia ficción un rayo de esperanza.
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