Nuevo fenómeno
“Eco-coach”: los «personal trainers» para reducir tu huella de carbono
No son educadores ambientales sino expertos que asesoran a nivel conductual para ser más sostenibles en nuestro día a día
Quizá desconozca que su huella de carbono ronda las 7,6 toneladas de CO2 anuales, tres puntos por encima de la media mundial, aunque dos por debajo de la europea. El simple hecho de cómo se alimenta, el consumo de electricidad que realiza, el medio de transporte que utiliza o la cantidad de ropa nueva que compra, influyen directamente en el medioambiente. Pero no se asuste porque ya existen expertos que se encargan de hacerle un «personal training» para que sus actividades individuales reduzcan los efectos nocivos que potencian el cambio climático y que así su paso por esta vida no comprometa a las generaciones futuras.
Ante la creciente preocupación por la crisis ambiental que vivimos (basta con fijarse en este caluroso invierno y la falta de lluvias para se conscientes del alarmante cambio) ha surgido el fenómeno de los «eco-coach», es decir personas que le asesoran a nivel individual para llevar una vida más sostenible y tratar de paliar los efectos nocivos del cambio climático.
Que no tiemblen los educadores ambientales al pensar que estos nuevos profesionales han venido a desbancarles. Mientras que estos primeros se centran en una formación más técnica, los «eco-coach», además de formación y competencias ambientales, inciden en la psicología del alumno. Hablamos con uno de ellos, Dani Algor, que a sus 28 años se ha convertido en uno de los pioneros de esta nueva profesión en nuestro país. Natural de Lora del Río (Sevilla) y apasionado de la naturaleza, lleva desde hace años formándose en la materia.
«Estudié Geografía y Gestión del Territorio porque era una carrera que me ayudaba a entender el mundo como un sistema, un ente aparte. Eso me llevó a donde estoy hoy y siempre con la preocupación por el medioambiente, algo muy necesario más aún después de la declaración de emergencia climática», afirma este sevillano a quien no paran de llegarle solicitudes para impartir sesiones.
Más tarde se especializó en climatología, realizó un máster de Educación Ambiental y se formó también como «coach»: «La gente contacta conmigo por varios motivos. Uno de los perfiles de mis clientes es el de personas sensibilizadas con el medio natural y que denotan alta conciencia ambiental. En este caso buscan cómo empezar a ser más sostenibles en su día a día. También hay otros que me contactan porque no saben cómo gestionar su ‘’ecoansiedad’', es decir, ese malestar derivado de tener tanta información sobre la crisis climática y no saber cómo gestionarla ni el modo de actuar para cambiarlo», puntualiza.
Reducir la “ecoansiedad”
También trabaja con empresas que contratan puntualmente sus servicios o profesionales del medio ambiente que necesitan dotes de comunicación para transmitir sus conocimientos. «No responde a un único patrón. La tipología de personas que solicitan mi asesoría es muy amplia y me adapto a todas las necesidades y peticiones».
Y ustedes pensarán: ¿Y qué es lo que hace un «eco-coach» una vez haya contratado sus servicios? Daniel cuenta que primero investiga sobre su cliente, le realiza un cuestionario tanto personal como de conocimientos sobre la materia y a raíz de ahí elabora un «planning» de actuación. «La mayoría son sesiones de un día, ya sea en un espacio natural o una oficina, en persona o a través de internet. No es necesario estar en el campo, aunque en ocasiones sí que es más constructivo. A raíz de mi evaluación preliminar doy forma al curso personalizado», dice.
Los asuntos más demandados versan sobre cómo reducir la huella de carbono o la hídrica y para ello plantea, por ejemplo, juegos de movilidad sostenible. «Trato de transmitir a través de casos prácticos el cómo intentar desplazarse sin perjudicar a nivel contaminación y consumiendo los mínimos recursos posibles. Es algo de vital importancia. Esto engloba, por ejemplo, analizar los trayectos que se realizan diariamente. Hay que acabar con la falsa sensación de inmediatez. En ciudad, si el trayecto va a ser de entre uno y ocho kilómetros, la bicicleta gana al coche y la moto. No solo en cuestión de contaminación sino también de velocidad».
¿El precio de estos «eco-entrenamientos»? Daniel confiesa que no tiene tarifas estándar y se resiste a hablarnos del coste medio de sus formaciones: «Plantéame lo que necesites y te hago el presupuesto», dice con una sonrisa. Eso sí, le da para vivir, ya que es a través de estas formaciones de donde obtiene todos sus ingresos. «Llevo dedicándome a ello más de un año y me va muy bien. El comienzo fue duro porque es una actividad que no todo el mundo conoce e implica ciertas inquietudes y compromiso. Consolidarse como formador en esta especialidad no es fácil, pero a mí me va muy bien», asevera. Es más, en nuestro país, Daniel es de los pocos que ejercen como tal en exclusiva: «No tengo constancia de que haya más», dice.
Más mujeres que hombres
Entre su cartera de clientes, el 70% son mujeres, «tienen un gran interés y conciencia medioambiental, no sé el motivo», y en cuanto al sesgo por edad tiene dos grupos diferenciados: «El primero es el de personas entre los 25 y los 35 años que forman parte de una generación que ha nacido con el cambio climático y sabe del tema. Eso les ha dado una conciencia, responsabilidad al respecto y quieren formar parte de la solución. Luego están aquellos que tienen entre 35 y 45 años, personas que muestran inquietudes medioambientales porque se preocupan por el futuro de su familia y vienen a mis cursos con sus hijos. Solicitan talleres con la finalidad de actuar y capacitarse para afrontar la crisis».
Aunque la mayoría son urbanitas, Daniel matiza que también hay gente que vive en ambiente rural que desea conocer mejor su medio para ser más sostenible. «Es curioso la cantidad de mitos que existen en torno al cambio climático. Por ejemplo, mucha gente piensa que el efecto invernadero es malo para el planeta y nada que ver. Es un proceso natural sin el cual la vida en él no existiría porque la temperatura sería bajo cero. También hay muchos que afirman que el calentamiento global se da por los agujeros de la capa de ozono y tampoco tiene relación».
Antes de despedirnos, Daniel nos da tres consejos gratis para llevar una vida más «eco»: «Reducir el consumo de carne, comprar ropa de segunda mano y practicar una movilidad sostenible». Apúntenlo.
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