Cambio climático

El preocupante efecto del calentamiento global en las flores

Un estudio realizado en Reino Unido concluye que las plantas acusan la subida global de la temperatura y florecen un mes antes

Narcisos en flor
Narcisos, la flor nacional galesaAlan CleaverCreative Commons

Como sabe cualquier persona que tenga plantas en casa, la temperatura es un factor determinante para su floración. En el terreno doméstico, podemos elegir dónde colocamos nuestras plantas para que reciban más o menos calor, pero la naturaleza no nos ofrece esta flexibilidad. La temperatura del planeta está creciendo, y las plantas notan las consecuencias.

Medir los cambios que experimentan las plantas es crucial para decidir cómo actuar ante el calentamiento global. Su calendario de floración tiene efectos críticos sobre la agricultura y la biodiversidad.

Muchas especies eligen cuándo migrar o hibernar en función de la floración de las plantas que necesitan para sobrevivir. Cuando florece una planta concreta, atrae a un cierto insecto, que a su vez llama a una determinada ave, etc. El momento de floración es clave para mantener este equilibrio. Si cambia, las especies afectadas deberán adaptarse lo suficientemente rápido para sobrevivir. De lo contrario, este desequilibrio ecológico podría conducir a una pérdida de biodiversidad.

Además, si los árboles frutales florecen temprano, se arriesgan a perder cosechas enteras en el caso de que se produzca una helada tardía. En caso de que este desajuste se generalizara, las consecuencias para el sector de la agricultura podrían ser devastadoras.

El laboratorio no basta

Para evaluar el impacto verdadero del calentamiento global sobre la economía o la biodiversidad, calibrar su efecto sobre la floración de las plantas es un ingrediente indispensable. Hasta ahora, varios estudios trataban de simular el aumento de temperatura en el laboratorio, pero se ha demostrado que este método no es eficaz para predecir el momento real de floración.

Aquel trabajo, publicado en Nature hace una década, comparó los resultados de experimentos de laboratorio con estudios observacionales a largo plazo. La conclusión fue clara: los experimentos no se ajustaban a la realidad.

Los experimentos predecían que el aumento de temperatura conllevaba un cierto adelanto en la floración de las plantas, pero no lo calibraban correctamente. Los estudios observacionales mostraban que el adelanto era más de ocho veces mayor que la predicción del laboratorio. Además, los estudios observacionales revelaban que las plantas que florecían más temprano eran más sensibles a los cambios de temperatura, mientras que los experimentos no reflejaban esta tendencia.

Está claro que los experimentos no pueden ofrecer toda la información necesaria para medir las consecuencias del calentamiento global sobre la floración de las plantas. Pero realizar estudios observacionales no es sencillo. Para que sean fiables, necesitan una gran cantidad de observaciones sobre una amplia variedad de especies a lo largo de un dilatado periodo de tiempo.

El calendario de la naturaleza

Con más de 400 000 observaciones de 406 especies a lo largo de casi 300 años, un nuevo estudio reúne todos estos requisitos. El trabajo se ha realizado en Reino Unido y los datos tienen procedencias muy variadas. Desde personas del ámbito científico hasta naturalistas y personas dedicadas a la jardinería por profesión o afición, el programa Nature’s Calendar (Calendario de la Naturaleza) reúne unos 3,5 millones de registros desde 1736 hasta hoy.

El estudio ha analizado las primeras fechas de floración de árboles, arbustos, hierbas y plantas trepadoras distribuidas por toda la geografía del Reino Unido. Se han clasificado estas observaciones según su localización, elevación, y si vivían en zonas urbanas o rurales. Después, se han comparado estas fechas con los registros mensuales del clima.

Los resultados muestran un notable adelanto de la primera floración: desde 1987 hasta ahora, la floración de las plantas ocurre, de media, un mes antes que entre 1736 y 1986. El último periodo coincide con un aumento global de la temperatura causado por actividades humanas, con lo que la asociación entre el calentamiento global y el adelanto de la floración es fuerte.

La gran diversidad de muestras apunta a que esta tendencia podría cumplirse más allá de las fronteras británicas. Además, un estudio realizado en el Museo Nacional de Ciencias Naturales en 2019 también observó un adelanto en la floración de las plantas asociado al cambio climático, esta vez debido a que las precipitaciones se hacen menos predecibles.

¿Primavera en febrero?

El autor principal del estudio británico, Ulf Büntgen (catedrático del Departamento de Geografía de la Universidad de Cambridge), considera que los resultados son “realmente alarmantes”. El riesgo de que se pierdan cosechas si se producen heladas después de la floración podría ser grave. Pero el desequilibrio ecológico y la consiguiente pérdida de biodiversidad podrían suponer un problema mundial aún peor.

Según este investigador, si la temperatura sigue aumentando al ritmo actual, la primavera británica podría llegar a comenzar en febrero. Las especies que pueblan nuestros bosques, jardines y granjas podrían acusar marcadamente este cambio. Para comprender las consecuencias de nuestro clima cambiante, es imprescindible seguir monitorizando las plantas.

En Reino Unido, la implicación de la ciudadanía a lo largo de los siglos ha sido clave. Nuestro país cuenta con un proyecto muchísimo más joven aunque con el mismo objetivo. Se trata del proyecto RitmeNatura, que pretende estudiar los efectos del cambio climático en la naturaleza. Para ello, es clave disponer de numerosas observaciones sobre los fenómenos biológicos que ocurren periódicamente y se acomodan a los ritmos estacionales.

Pero conseguir un abanico tan amplio de mediciones es inabarcable para la comunidad científica sin la implicación de toda la sociedad. Solo con las contribuciones desinteresadas de la ciudadanía lograremos dimensionar los efectos del cambio climático en nuestro entorno.

QUE NO TE LA CUELEN:

  • Decir que la primavera podría comenzar en febrero no alude a ningún cambio en la fecha del solsticio. Aunque normalmente medimos las estaciones según la posición de la Tierra en su órbita alrededor del Sol, también se pueden definir en función de la meteorología. En la mayoría de países del hemisferio norte, por convención, la primavera meteorológica comienza el 1 de marzo. Pero, debido al cambio climático, las temperaturas y otras características climatológicas de esta época podrían comenzar antes.

REFERENCIAS (MLA):