Testimonio
Un año sin Kira: «Mi hija prefirió morir que volver al colegio»
José Manuel López ha recogido más de 120.000 firmas en una semana para pedir un protocolo nacional contra el bullying
José Manuel López lleva un año en una realidad alternativa, como inventada. Viviendo una vida que no parece la suya. Dice que cuando camina por la calle siempre tiene delante un velo con la imagen de su hija. Es incapaz de dejar de pensar en ella, en todo lo que se va a perder. Y estos pensamientos le resultan insoportables.
El 19 de mayo de 2021 Kira salió por la puerta de la casa que compartía con sus padres en Barcelona pasadas las ocho de la mañana. Y como cada día, su padre se asomó a la imagen del telefonillo para verla salir del portal. La niña, de quince años, nunca cruzó el umbral. Subió unos pisos más y se arrojó por el hueco de la escalera. Fue el propio José Manuel el que le hizo la maniobra de recuperación: «Primero la encontró mi mujer. Yo fui la segunda persona que la vio. No entendía nada. Mi hija se puso la mochila a la espalda y prefirió morir antes que volver al colegio».
Desde entonces, todo han sido preguntas. ¿Y ahora qué? ¿Cómo es posible? ¿Qué le pasó por la cabeza? ¿Quién tiene la culpa? El matrimonio lleva doce meses rebobinando. Echando para atrás la moviola para tratar de reconstruir el terrible relato que terminó con el suicidio de su única hija. Entre esos recuerdos, el de la última noche, cuando Kira abrazó a su padre y le dijo cuánto lo quería, una frase que ahora suena a despedida. O el comentario de unos días antes, cuando les dijo a ambos que quería contarles algo importante que nunca les reveló.
Ellos no tienen dudas de que el foco del malestar de Kira estaba en el colegio. Estudiaba tercero de ESO en el colegio Jesús, Maria i Josep, un centro de la congregación religiosa Pare Manyanet que está ubicado en el distrito de Sant Andreu de Barcelona. En conversación telefónica con LA RAZÓN, José Manuel insiste en que algo pasó allí y responsabiliza al profesorado y la dirección del supuesto bullying que habría sufrido su hija. «El acoso escolar es más peligroso de lo que parece, a los quince años aún más. Los adolescentes son el sector de la población que más se quita la vida. No aguantan no ser aceptados. Si al menos desde el colegio le hubieran dado una palmadita en la espalda, o la hubieran cambiado de clase tal y como pedimos...».
José Manuel asegura que no quiere culpabilizar a los compañeros porque «son los adultos los que están al mando», pero recuerda algunos capítulos de maltrato que se produjeron cuando la niña era muy pequeña y volvía a casa con moratones o con el pelo trasquilado. La respuesta de aquella tutora de quinto de Primaria fue que «la niña tenía que aprender a defenderse».
Solo un año antes de que se quitara la vida, Kira recibió un castigo escolar y «tuvo que encerrarse dos tardes con un profesor en el colegio». El discurso de José Manuel tiene ciertas lagunas que él achaca a que el asunto está siendo aún investigado por los Mossos d’Esquadra y hay cierta información que no puede revelar. Sin embargo, no descarta que en aquellas horas ocurriera algo que lo cambió todo. Según él, «a partir de ese momento a Kira le empezó a dar pánico comunicarse con otras personas y se encerró mucho en sí misma». También se quejaba de ciertas burlas de sus compañeros «por su nivel de inglés».
Lo cierto es que la Consejería de Educación, que a finales de 2021 concluyó que no había indicios de bullying, ahora prefiere esperar a que termine el periodo de instrucción del caso por parte de la Policía catalana antes de pronunciarse de manera definitiva. Solo un mes antes de que Kira se arrojara por el hueco de la escalera, los Mossos d’Esquadra arrestaron a un sacerdote y ex profesor de la escuela con casi 40 gigas de pornografía infantil en su ordenador. Según publicó «El Periódico de España», la dirección acabó amenazando, expedientando y despidiendo al informático que había denunciado al religioso. Fuentes de la dirección del colegio consultadas por LA RAZÓN aseguran que prefieren no entrar a debatir públicamente con la familia de Kira porque no están autorizados a exponer los detalles de la vida académica de la niña. En cualquier caso, explican, «no hay indicios de que sufriera ningún tipo de acoso escolar».
Mientras la investigación sigue su curso, los padres siguen tratando de atar cabos. Dicen que no es la primera vez que sucede algo parecido en este centro educativo, que han tenido noticia de una veintena de casos similares de bullying y que el de su hija es el segundo suicidio en el mismo entorno: «Cuando murió Kira me enteré de que había otros tres chicos con tendencias suicidas en la misma escuela. Hubo una chica que lo intentó con pastillas».
A los tres meses de aquel 19 de mayo de 2021, José Manuel decidió, a sus 55 años, comenzar a formarse para evitar que esta lacra siga causando estragos. Diplomado en Relaciones Laborales, ahora es perito judicial de centros educativos. «Lo que quiero es que esto no le vuelva a pasar a nadie más. Hay que darse cuenta de una vez por todas de que el acoso muchas veces no se ve, no es algo obvio. Es muy difícil de detectar y de calibrar su gravedad. Por eso los profesores deben recibir la instrucción adecuada sobre inteligencia emocional, no basta con el plano académico. Están educando a seres humanos». Para lograrlo ha puesto en marcha una campaña de recogida de firmas a través de la plataforma ciudadana Change.org. para pedir al Ministerio de Educación un protocolo nacional contra el acoso escolar.
El padre de Kira cree que nunca sabrán la verdad completa de lo que le pasó. Sí tiene claro que la escolarización cambió a su hija, que pasó de ser una persona «extrovertida, abierta y alegre» a alguien mucho más tímido y temeroso.
TELÉFONO PARA PREVENIR EL SUICIDO: 024
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