Verano
Consejos para pasar las vacaciones con una persona con alzhéimer
La Fundación Pasqual Maragall ofrece recomendaciones a familiares y personas cuidadoras de personas con esta enfermedad neurodegenerativa.
Cada 3 segundos se diagnostica un nuevo caso de demencia en el mundo, y en la mayoría de los casos se trata de alzhéimer. Se trata de la enfermedad que más preocupa a los mayores, por delante del cáncer o el infarto. Sus efectos son devastadores y de momento, no cuenta con tratamientos efectivos.La edad es el principal factor de riesgo para padecer la enfermedad. Afecta entre un 5 y un 10% de los adultos mayores de 65 años, unas cifras que se duplican cada 5 años hasta alcanzar una prevalencia de aproximadamente el 50% en la población mayor de 85 años.
Cuando a un miembro de la familia se le diagnostica la Enfermedad de Alzheimer, el efecto en toda la familia puede ser abrumador. Las vacaciones y de verano son el momento ideal para desconectar, viajar, visitar familiares y relajarse, pero los escenarios pueden ser completamente diferentes cuando se comparten con una persona que sufre la enfermedad. Por ello, la Fundación Pasqual Maragall ha lanzado una serie de consejos para que las personas con alzhéimer y sus cuidadores puedan disfrutar en verano.
La entidad advierte que cualquier alteración de los hábitos diarios puede afectar a las personas que sufren la enfermedad y, por lo tanto, hay que planificar las vacaciones con antelación. “El verano y las vacaciones ofrecen opciones que podemos convertir en oportunidades para velar por el bienestar de la persona que sufre alzhéimer, facilitando que la persona cuidadora pueda descansar y tenga su propio tiempo de ocio”, explica la neuropsicóloga de la Fundación Pasqual Maragall, Nina Gramunt.
Desde la Fundación aconsejan mantener las rutinas y seguir con los horarios habituales de comida y descanso. También limitar los compromisos sociales, ya que según recuerdas, “la actividad social intensa puede desestabilizar a la persona con alzhéimer”.
Otro de los consejos para evitar la desorientación del enfermo, es facilitar el proceso de adaptación al nuevo entorno. “Pequeños detalles como dejar alguna luz encendida por la noche, para evitar accidentes nocturnos, o incluir elementos cotidianos para crear la sensación de estar en un lugar familiar, pueden ser de gran ayuda”, señalan.
Además, si la persona con alzhéimer tiene que pasar un tiempo con un familiar con quien no convive habitualmente, hay que asegurar que conozca las costumbres y las rutinas básicas de su día a día y que intente mantenerlas. Si las vacaciones son en un hotel o apartamento, “es recomendable avisar al personal de las instalaciones sobre nuestra situación para evitar malentendidos o situaciones indeseadas”, recomiendan.
Al ser verano, también se debe prestar atención al calor porque pueden ser vulnerables debido a su alteración cognitiva y “pueden no interpretar adecuadamente las señales de su cuerpo, como las sensaciones de frío o de calor”.
También se debe mantener la comunicación entre la persona cuidadora y el resto de la familia para llegar a acuerdos que le liberen un poco de la atención hacia la persona con alzhéimer“.
Por último, recuerdan que se deben evitar las confrontaciones. “Aunque la persona afectada no pueda recordar los detalles de la discusión sí puede sentir las emociones negativas que haya experimentado durante la misma”, explica la Fundación.
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