Educación

La falta de acuerdo lastra la nueva selectividad

Madrid y Castilla y León abandonan las mesas de trabajo, mientras que Galicia pide rediseñar la prueba. La EBAU de 2024 prevé que los alumnos también se tengan que examinar de Filosofía como materia común. Además de las pruebas memorísticas, habrá otra competencia

La nueva Selectividad está dando más de un quebradero de cabeza al Gobierno para llegar al consenso necesario que permita acabar con la idea de que la dificultad de la prueba es diferente dependiendo de la comunidad autónoma en la que un alumno estudie. En la última reunión del Ministerio de Educación y FP con las autonomías hace unas semanas, ya se decidió que la nueva selectividad, Ebau/Evau, que permite a los estudiantes el acceso a la universidad, estará vigente un año después de lo previsto en su estado puro, es decir, en junio de 2028, en lugar de 2027, como se había previsto inicialmente. El argumento que daba el Ministerio es que se trataba de dar «más tiempo al debate para alcanzar consensos más amplios» y de paso dar margen para que el nuevo modelo educativo se vaya implantando. Pero lejos de converger hacia un modelo de consenso, algunas comunidades autónomas ya se están descolgando de la nueva selectividad que pretende implantar el departamento que dirige Pilar Alegría. La Comunidad de Madrid hoy ha pedido al Ministerio que replantee de forma completa el diseño de la nueva Ebau y elimine la prueba de madurez, que computa el 60% de la nota y ha vuelto a exigir una prueba única para toda España. «Tenemos un problema de ruptura de igualdad de oportunidades de nuestros alumnos por el hecho de que las pruebas de la EVAU cada vez sean más divergentes en su formulación y en su evaluación», dijo su consejero, Enrique Ossorio.

En la misma línea se han expresado Galicia y Castilla y León. El mismo secretario de Estado de Educación, José Manuel Bar, confirmaba en una rueda de prensa posterior a la reunión mantenida ayer con todas las comunidades autónomas que Madrid y Castilla y León habían decidido abandonar los grupos de trabajo que se han formado para el diseño de la prueba. Pese a esta circunstancia, «se mantendrán y estas comunidades pierden la oportunidad de participar en el modelo de la prueba».

Lo que el Gobierno descarta totalmente es la prueba única que defienden los populares por varias razones: primero, porque «no tiene sustento legal en base a una sentencia del Tribunal Constitucional sobre distribución de competencias»; segundo, porque «no tiene sustento práctico, hay 17 currículos diferentes adaptados cada uno de ellos por las diferentes comunidades autónomas»; tercero, porque la idea de prueba única no es compartida por todas las comunidades autónomas y «no puede aspirar al consenso»; y cuarto, porque «rompería el concepto de distrito único y la libertad de los estudiantes de matricularse en cualquier universidad de España».

Mientras tanto, lo que parece claro es que el Ministerio está empeñado en que el nuevo modelo aranque en 2024 de manera transitoria y se implante de manera progresiva. El examen en el que ha pensado es similar al «modelo covid», pero la novedad es que incorporará un examen de Filosofía, una materia que se estudia en 1º y 2º de Bachillerato y que estaba fuera del paquete de asignaturas obligatorias. Es decir, figurará entre las materias comunes que deban superar los alumnos, junto con la Lengua Española, Lengua extranjera y Lengua cooficial (en el caso de las Comunidades con lengua propia), además de Historia. La medida implicaría que los alumnos tuvieran un examen más que hasta ahora pero, para evitar esta circunstancia, la cuestión se centra ahora en determinar si los estudiantes podrán elegir entre examinarse de Historia o de Filosofía, por ejemplo, tal y como han informado un portavoz del Ministerio de Educación y FP.

Otra de las novedades será que los alumnos tendrán que responder a una pregunta en cada una de las asignaturas en las que demuestre las competencias adquiridas. Es decir, además de la prueba memorística, habrá otra competencial en la que se trataría de aplicar conocimientos.

El nuevo modelo para 2024 suprime también la prueba de madurez que estaba prevista en un principio y que, tal y como está diseñada, consta de un dossier formado por una serie de documentos (textos, imágenes, infografías, gráficos, tablas, audiovisuales, etc.) que girarán todos ellos en torno a un mismo tema y en el cual se pedirá al alumnado que realice un análisis desde diferentes aspectos y perspectivas, respondiendo a diversos tipos de preguntas (cerradas, semiconstruidas y abiertas). Y es que lo que se pretende es «valorar la capacidad del alumnado para analizar, valorar, extraer información o interrelacionar toda esa documentación, de forma más o menos guiada a través de las preguntas o propuestas». A falta de ver en qué queda el modelo, de momento, en 2023, esta previsto que se aplique el «modelo covid» de examen.