Premio

“El Gordo es casi como la canción de los Celtas Cortos”

El 05490 fue muy repartido por toda España pero sobre todo en el norte

No fue muy madrugador pero sí estuvo a punto de batir récords como uno de los números más bajos de la historias del Gordo de Navidad. Eran exactamente las 11:21 minutos de la mañana cuando los niños Dávalos Durán y Ángel Abaga, estudiantes del colegio San Ildefonso, cantaban el primero premio del sorteo de lotería más importante y con más tradición de nuestro país. Era el 05490 y los gritos de alegría en el Teatro Real de Madrid, donde se celebra el sorteo, se unieron a la emoción de los pequeños de ser ellos los protagonistas de la jornada. Por eso uno no pudo contener un «te quiero» a un compañero y amigo en un momento tan especial después de tantos días de ensayos.

No fueron solo ellos quienes dieron un «respingo» al sentirse agraciados; a escasos metros de ellos, una señora entre el público, llevaba precisamente un décimo con el numero premiado. No se lo podía creer, ni ella ni quienes la rodeaban, que contemplaban estupefactos que, efectivamente, los números del boleto que enseñaba con las manos temblorosas eran los del Gordo.

A Perla comenzaron a brotarle lágrimas en sus ojos. No podía creerlo. Estaba sentada en una de las butacas del teatro junto a sus hijos Michelle y Joseph, de 11 y 13 años y lo primero que hicieron fue fundirse en un abrazo. Pronto se desató la locura. Los presentes en el salón donde se celebraba el Sorteo de Navidad se acercaron a la mujer para comprobar que lo que se rumoreaba era cierto. «Sí, me ha tocado», decía mostrando el décimo a los periodistas.

Esta peruana, hostelera en situación de desempleo, confesaba que todo era gracias a sus difuntos padres: «Se me aparecieron en sueños hace unos días y me dijeron que jugara, que me iba a tocar. Y se ha cumplido, esto va por ellos que me amparan desde el cielo». La mujer, que jugaba la friolera de 92 números, no sabía ni dónde había comprado el premiado con 400.000 euros al décimo. Después de sentarse en el hall del teatro y recuperar el aliento, explicaba que era de una administración de Moreda de Aller, en Asturias: «Vivo de alquiler, ahora compraré una casa y financiaré los estudios de mis hijos para que puedan ir a la universidad. Mi situación era complicada, yo trabajaba en la cafetería de La Moncloa, pero hace un par de años nos echaron y no había encontrado trabajo desde entonces. Lo que ha ocurrido hoy es mágico», explicó.

Joseph, que sostenía el décimo premiado y con la mirada puesta en que nadie se lo arrebatara, aseguraba entre lágrimas que se lo dedicaba a sus abuelos, de quienes llevaba una fotografía junto al resto de décimos que jugaba la familia. Tal fue el impacto en la familia peruana que tuvieron que ser atendidos por el Samur en el Teatro Real, sin que su situación revistiera gravedad. No era la primera vez que los tres acudían a la sala de sorteos para vivirlo en directo, pero sin duda, ésta no la olvidarán: «El año pasado estuvimos muy cerca del tercer premio, nunca pensamos que nos podría tocar el primero», afirmó emocionado el hijo mayor, un tanto sobrepasado por la situación.

La misma sensación de «desubicado» transmitía ayer Luis López, otro de los agraciados con el Gordo. Él es, además de premiado, lotero en la única administración que hay en el centro comercial Palacio de Hielo de la capital. «Esperad a que llegue la dueña, por favor», decía un tanto asustado ante la presencia de tantos periodistas a las puertas del negocio. Aunque él era solo uno más de los que tenían décimo propio, es el realidad el «culpable» de que llevaran años jugando esa combinación. «El 5 de abril del 90 (05490) es mi fecha de nacimiento, casi como la canción de los Celtas Cortos de 20 de abril del 90», bromeaba ya más relajado, cuando comenzaba a creerse que eran los afortunados del año pero sin saber aún qué iba a hacer con el dinero.

«No sé, no sé, hay que pensarlo antes, hay que pensarlo bien», decía tratando de poner los pies sobre la tierra y sin olvidarse de los miembros de su familia que no llevaban el décimo. «Lo primero, compartirlo con los seres queridos, porque no todos llevamos este número», dijo sin dejar de abrazarse a su madre. Porque si algo ha caracterizado este año ha sido que, por fin, tras dos años de pandemia (2020 por las restricciones y 2021 por el rebrote de Ómicron) ayer volvieron los abrazos y los besos entre los premiados.

Aunque esta familia solo lleva siete años al frente del negocio, la administración de loterías lleva abierta 20 años, desde que se inauguró el centro comercial, según explicó la directora del mismo, Patricia Seguín. «Yo, por ejemplo, no lo tenía pero aquí varios empleados que sí y alguno ya ha venido a cobrarlo», aseguró.

La anécdota de la mañana en este rincón de Madrid llegó cuando alguien de Loterías y Apuestas del Estado llegó con las camisetas serigrafiadas con el numero premiado para que descorcharan las botellas ante la Prensa ataviados con la misma prenda. «Esperad, esperad, que ha habido un error: han traído las del tercer premio, se han confundido, ahora traen las buenas».

Y es que el taxi quizás se desvió un poco porque el tercer premio estaba a tan solo a 13 minutos en coche, en el número 459 de la calle Alcalá. De esta administración salió se vendió íntegro el tercer premio aunque casi todo lo llevaba una empresa del grupo Tragsa, situada en Julián Camarillo.

Pero los millones no solo regaron Madrid; de hecho aunque se repartió en al menos seis administraciones distintas de la región (también en Torrejón de Ardoz, calle Arenal o centro comercial Islazul) el Gordo de este año se ha vendido en todas las comunidades menos en La Rioja, Cantabria, Ceuta y Melilla. Eso sí, las más agraciadas han sido Asturias y Galicia. En esta última, además de la localidad lucense de La Fonsagrada, dos hermanos han repartido 180 millones desde La Coruña. Concretamente, desde el barrio de Agra do Orzán, según Ep.

«Nunca habíamos repartido ningún premio importante», reconoció Cristina García, responsable junto a su hermano José Luis de la administración, conocida como «La Diosa de la Fortuna», que en sus 40 años de vida jamás había tenido la suerte de cara en el tradicional sorteo navideño. Hasta ayer, cuando la suerte que, como reconoció una visiblemente emocionada Cristina, llegó toda de golpe. En total, esta administración ha vendido 450 décimos del 05490. «Aquí siempre jugamos al cero. De hecho, el número de la casa también empezaba y terminaba por cero. Pero no escogimos el que tocó porque no había suficientes décimos para que pudiese tener toda la gente del barrio», dijo.

La mayor parte de los décimos tocados por la suerte han sido vendidos desde un restaurante, que repartió suerte entre sus clientes con unos 300 décimos premiados cada uno con 400.000 euros. Otro de los rincones felices de la jornada fue la localidad asturiana de Moreda de Aller, donde se vendieron 41 series y al sur, en Roquetas de Mar (Almería), que llevaba 15.

Sin embargo, la mayoría de los que ayer esperaban ilusionados que alguno de los niños de San Ildefonso cantara el número de su décimo se llevaron un chasco por lo que se celebró, un año más e irónicamente, el día nacional de la Salud.