Violencia de género
Lacra machista: cuatro asesinadas en 24 horas
Tres de los presuntos asesinos tenían antecedentes por violencia de género pero, una vez más, falló el sistema de protección a las víctimas
Si 2022 cerró con 49 mujeres asesinadas, once de ellas tan solo en diciembre, el primer mes de 2023 ha comenzado con la misma trágica tendencia de crímenes machistas. En 24 horas cuatro mujeres han sido asesinadas, tres de ellas a manos de su parejas o exparejas, casos que ahora están bajo investigación. Es más, el número de víctimas podría aumentar tras el hallazgo del cadáver de una mujer sin cabeza ni manos en una playa de Marbella, Málaga.
«Esta terrible situación coincide con unas fechas, las de vacaciones de Navidad, en las que aumenta la convivencia, hay más contacto con la pareja y puede derivar en estos crímenes. Por ello, es necesaria una mayor inversión en la lucha contra esta violencia machista. Una inversión real en personal y formación», explica a LA RAZÓN Gregorio Gómez, cofundador de la Asociación Alma contra la violencia de género.
Y es que, según explica el experto, «las evaluaciones de riesgo debe hacerlas un profesional de la psicología, no un policía, de igual modo que en lo que más hay que trabajar es en el contexto de todas esas mujeres que están fuera del sistema a VioGén y que son las potenciales futuras víctimas».
Precisamente, en este sentido se manifestó ayer el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, que confesó que espera disponer «dentro de las próximas semanas» del nuevo protocolo para alertar a las mujeres en el caso de que convivan con parejas con antecedentes de violencia de género, así como para hacer frente al problema de que «víctimas vulnerables» no denuncien a sus agresores.
«Todo son palabras, pero luego no se llevan a la práctica. Existe un maltrato institucional al no poner sobre la mesa todos los recursos necesarios», asevera Gómez en relación al «compromiso» de Interior e Igualdad. «Luego hacen leyes como la del ‘’Sí es sí'’ que ha sido un desastre. No basta solo con las buenas intenciones, hay que ser profesional para poder garantizar la protección real y total a las mujeres», añade el cofundador de Alma.
Y es que, mientras que en el caso de la asesinada en Piedrabuena (Ciudad Real), según las primeras investigaciones, no existían denuncias previas, no ocurrió lo mismo con el de la asesinada en El Puerto de Santa María (Cádiz). El supuesto agresor, un hombre de 40 años que ya ha sido detenido por la Policía Nacional, sí que contaba con antecedentes por violencia machista con otra expareja. Por estos antecedentes estuvo en la cárcel y su nombre se encontraba registrado en el sistema VioGén, aunque con la alerta inactiva porque el caso se había producido hace tiempo.
En cuanto a la víctima de Adeje (Tenerife), el detenido de 44 años como presunto autor de la muerte a puñaladas de su exmujer, de 46 años (y la agresión también a uno de los cuatro hijos menores de la víctima cuando trataba de defenderla) había sido arrestado el pasado día 28 de diciembre por coacciones a la víctima, según recoge Efe. Sin embargo, la mujer no quiso declarar en el juzgado de instrucción que llevó el caso y el juez lo sobreseyó tras dejar en libertad al arrestado. «Si esta mujer hubiera estado acompañada por un profesional, si le hubieran ayudado a entender por lo que estaba pasando, quizá no hubiera sido asesinada, pero no hay recursos y pasa lo que pasa», explica Gómez.
Reunión de urgencia
De igual modo, el supuesto agresor de la víctima de Roquetas de Mar (Almería), a la cual estranguló, también contaba con antecedentes por violencia de género con otra mujer.
Ante los evidentes fallos del sistema en cuanto a la protección de las víctimas, Grande-Marlaska ha convocado una reunión para hoy y mañana con todos los cuerpos policiales para analizar los casos de violencia machista. «La víctima es el centro de la protección, pero hay que poner el foco en el agresor», subrayó el titular de Interior, quien ha defendido la necesidad de poner en conocimiento de la nueva pareja las situaciones de violencia anteriores. Pero para poder comunicar estos datos, la Fiscalía de Sala de Violencia de Género y la Abogacía del Estado deben estudiar el tratamiento de datos personales del maltratador para no vulnerar la ley.
«La prevención está en la educación»
Aunque son las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad las encargadas de velar por la integridad de las mujeres que se encuentran en situación de vulnerabilidad por violencia de género, parte de la solución de esta lacra pasa por la formación de la sociedad y los profesionales que trabajan con estas víctimas. «La educación es la clave y la prevención para que estos asesinatos machistas desaparezcan comienza en la escuela. Hay que educar en igualdad y para ello hay que formar a los profesores en esta materia, no basta con introducir materias en el currículo sin que quienes lo impartan sean expertos», apunta Gregorio Gómez, cofundador de la Asociación Alma.
«La normalización de la violencia en las nuevas generaciones se constata, por ejemplo, a través de la comunicación más agresiva a través de las aplicaciones afectivo-sexuales. También ocurre a través de los formatos audiovisuales, como puede ser en los videojuegos», relata a este diario Rebeca Cordero, profesora titular en Sociología Aplicada en la Universidad Europea e investigadora principal del grupo de Conocimiento e Investigación en Problemáticas Sociales.
En las investigaciones que ella y su equipo han realizado en estos años han encontrado situaciones como «la normalidad de tener la contraseña del móvil de tu pareja, es decir la normalización de la cesión de la privacidad. Está comprobado que en los jóvenes no ha calado la formación sobre violencia machista, hay patrones que demuestran lo contrario».
Para ella, también son relevantes en este aumento de la violencia machista las corrientes que vinculan la prevención en violencia de machista y la formación contra la violencia de género a una especie de adoctrinamiento, esto es un problema». «La negación de la misma diciendo que mujeres hay que también matan hace que se pierda el foco, que se desnaturalice el hecho en sí y que el agresor lo tenga más fácil», sentencia.
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