Vaticano

El Papa: «Ser homosexual no es delito, sí es pecado»

Francisco llama a los obispos a trabajar para acabar con la «condena legal» al colectivo

«El ser homosexual no es un delito. No es un delito». Es una de las reflexiones que Francisco lanza durante una extensa entrevista realizada por la agencia norteamericana Associated Press. Aunque el Papa explica que sí es «un pecado», también subraya que «en el catecismo de la Iglesia católica dice que las personas de tendencia homosexual tienen que ser acogidas, no tiene que ser marginadas».

En esta misma línea, denuncia «la condena legal» que hoy por hoy existe en más de 50 país al colectivo. Es más, durante su alocución, el Papa detalla que la Iglesia tiene que contribuir a derogar ese tipo de leyes, a la par que admite que hay obispos «buenos» que deben cambiar la mentalidad e iniciar su propio «proceso de conversión».

Elogio a Benedicto XVI

En un escáner global y eclesial al que se somete Francisco a partir de las preguntas de la corresponsal vaticana Nicole Winfield, no duda en elogiar a su predecesor: «Benedicto fue un señor, nunca perdió su señorío y a la vez se puso a un lado». Al hilo de su fallecimiento, tampoco tiene problema alguno en hablar de su salud, después de que se haya especulado con una posible dimisión:«Estoy bien de salud. Para mi edad, normal. Podría morir mañana, pero estoy bajo control. Siempre pido la gracia de que el Señor me dé el sentido del humor».

Es más, con total naturalidad expone sus planes en caso de jubilarse como Joseph Ratzinger: «Yo soy obispo emérito de Roma, si renuncio. Me voy a vivir a la casa del Clero de Roma, y punto».

Sobre la reciente autobiografía de Georg Gänswein, secretario personal del Papa emérito, en la que Jorge Mario Bergoglio no sale bien parado, sentencia con cierta dosis de ironía: «Uno prefiere que no haya críticas. Para tranquilidad, vaya. Son como la urticaria, que molesta un poquito, pero prefiero que las hagan, porque eso quiere decir que hay libertad para hablar».

Eso sí, a renglón seguido comparte que «algunas de las críticas que salieron, incluso las hablé con ellos y alguno vino acá y sí, las hablé. Normalmente, se habla entre personas maduras».

Como es habitual en los ‘tercer grado’ a los que se somete Jorge Mario Bergoglio, no elude ninguna cuestión espinosa, aun cuando estas ponen en duda alguna de las decisiones de su pontificado. Entre ellas, la crisis de los abusos sexuales. «Me convertí en el viaje a Chile», rememora sobre el cambio de paradigma hacia la «tolerancia cero» contra los pederastas: «No hay que ceder. No hay que ceder con ningún caso. Y usted habrá visto las aberraciones que a veces nacen de un caso de abuso».

Adultos vulnerables

En este sentido, el Papa, no solo se refiere a los niños, sino también, a los adultos, con la mirada puesta en el jesuita Marko Rupnik, un genio de los mosaicos del que se han probado agresiones a religiosas en los últimos 30 años: «Con el adulto vulnerable abusado es lo mismo que si fuera un menor, prácticamente».

En el diálogo con Winfield, también aborda el acuerdo de la Santa Sede con China para el nombramiento de obispos. «Debemos caminar con paciencia», apunta sobre el proceso abierto con el régimen comunista, consciente de que «a veces están un poco cerrados, a veces no». En cualquier caso, subrayó que lo importante es que el diálogo «no se rompa».

De puertas para adentro, uno de los avisperos crecientes en el ámbito eclesial es la llamado Camino Sinodal alemán, por el cual la Iglesia germana con sus obispos al frente buscarían establecer cambios en la moral sexual, el celibato o la posible ordenación de mujeres. De hecho, esta misma semana, tres altos cargos del Vaticano, entre ellos el ‘premier’ Pietro Parolin, junto a los prefectos de Doctrina de la Fe y del Dicasterio para los Obispos habrían buscado frenar por carta esta deriva. Ante esta marejada, Francisco apunta que el peligro de la vía germana es que «se filtre algo muy, muy ideológico» y de tintes «elitistas». «Cuando la ideología se involucra en los procesos de la iglesia, el Espíritu Santo se va a casa, porque la ideología vence al Espíritu Santo», alerta.

Durante la entrevista también se pone sobre la mesa la guerra de Ucrania: «Hay diálogo, pero también está la firmeza de que no, yo sigo para reconquistar lo que creo que es mío y yo sigo para que no me saquen lo que creo que es mío». A su preocupación por la paz en territorio europeo, el pontífice argentino añade su constante alerta por el poder de la industria armamentística: «Por favor, digamos algo que detenga esto».