Investigación
El alzhéimer se puede prever en la infancia
Un estudio detecta factores de riesgo para la demencia que pueden reducirse desde edades tempranas
¿Cuándo comienza la demencia? ¿Desde qué momento de la vida de un ser humano empieza a desatarse el proceso de deterioro cognitivo que termina en una enfermedad grave: alzhéimer, párkinson…?
Uno de los mayores retos de la neurociencia actual es aprender a detectar los marcadores biológicos, los hábitos o las conductas que marcan el arranque precoz de la enfermedad. Algunos empiezan a conocerse. Pero ¿hasta dónde podemos remontarnos para encontrar un indicio de que el mal se está produciendo? ¿Hay algo en nuestras tempranas biografías que nos impulsa a ser más propensos a la enfermedad neurodegenerativa?
La revista «The Lancet» acaba de publicar un exhaustivo informe que cuenta con la participación de 27 expertos mundiales en demencia y que insta a las instituciones sanitarias a poner en marcha programas de prevención de la patología desde los primeros pasos de la vida. La razón: algunos factores que pueden ayudar al futuro desarrollo de estas enfermedades pueden detectarse en la infancia.
Una propuesta revolucionaria
En concreto, se asegura que cerca de la mitad de los casos de demencia podrían prevenirse o, al menos, atenuarse si se controlaran 14 factores de riesgo desde que somos niños. Del mismo modo que los análisis de sangre periódicos y las revisiones pediátricas pueden prevenir desde críos el riesgo de diabetes o enfermedades cardiopulmonares, incluir en estos chequeos el control de algunos valores clave podría evitar que en la edad adulta aparecieran los síntomas de algún tipo de demencia.
La propuesta es revolucionaria, y podría suponer un auténtico cambio en las políticas de salud preventiva en todo el mundo. De momento, ha sido presentada en la Conferencia de la Asociación Internacional de Alzheimer y está firmada por los 27 miembros de la Comisión Lancet para la prevención, el cuidado y la intervención de la demencia.
Tras analizar la última evidencia científica disponible, la Comisión ha incluido dos factores de riesgo de demencia que no estaban publicados en informes anteriores. El exceso de Lipoproteína de Baja Densidad (LDL), conocida como "colesterol malo", en la mediana edad está detrás del 7% de los casos de demencia. Y la pérdida de visión no específica y no tratada en la infancia media en el 2% de las patologías.
A estos dos nuevos factores se le unen otros 12 que ya habían sido identificados: niveles bajos de educación, déficit auditivo, elevada presión arterial, tabaquismo, obesidad, depresión, sedentarismo, diabetes, excesivo consumo de alcohol, daño cerebral traumático, aislamiento social y exposición a la contaminación del aire. Todos estos factores juntos intervienen en el 40% de los casos de demencia.
Un nuevo estudio ha detectado que los dos factores más comunes encontrados entre las personas que padecen esta enfermedad son el exceso de colesterol «malo» y la pérdida de audición a partir de los 40 años. En concreto, según datos del Instituto Nacional de Estudios de la Edad, liderado por la Universidad Johns Hopkins, la pérdida de oído llegada la mediana edad puede ser tanto un síntoma como un desencadenante del deterioro cognitivo. La menor función auditiva obliga al cerebro a realizar una sobreactividad a la hora de comunicarnos. Además, condiciona la vida social y favorece el aislamiento social.
Revisiones pediátricas
Sea como fuere, lo cierto es que muchos de estos factores de riesgo pueden empezar a monitorizarse de manera sencilla durante la infancia. Por ello, los autores proponen que, al menos algunos de ellos, se incluyan entre los objetivos a seguir en las revisiones pediátricas tempranas.
De hecho, los neurocientíficos han elaborado una larga lista de recomendaciones que deberían ser tenidas en cuenta por los autoridades sanitarias a la hora de diseñar los planes de salud preventiva en sus respectivos países.
Por ejemplo, proponen desarrollar programas de educación en las escuelas que promuevan la actividad mental y el cuidado de la salud cognitiva. También alertan sobre la necesidad de cuidar especialmente el buen estado de la audición, reduciendo al máximo la exposición al ruido en las primeras etapas de la vida y controlando desde muy pronto posibles pérdidas de percepción.
Es importante que seamos especialmente cuidadosos con el control de los niveles de colesterol LDL, algo que puede empezar a hacerse desde la infancia, pero que debe incrementarse a partir de los 40 años.
Otro aspecto relevante es el control de la depresión. Este trastorno, creciente en toda la población mundial, tiene una clara conexión con algunos tipos de demencia. Es obvio que reducir su incidencia influirá positivamente también en la detección de demencias.
Otras propuestas de acción incluyen realizar rastreos generalizados de patologías oculares y ampliar los programas de reducción del tabaquismo.
Proteger la cabeza en los deportes
En etapas inferiores de la competición deportiva (entre niños y adolescentes) es recomendable potenciar el uso de prácticas seguras para evitar traumatismos craneoencefálicos, que también se sabe que pueden potenciar el riesgo de demencia en la edad adulta. Por ejemplo, algunas federaciones de fútbol han prohibido golpear el balón con la cabeza a determinadas edades. En otros casos, se promueve el uso de cascos y protecciones especiales.
Pero realmente ¿Cuánto pueden influir en la mejora epidemiológica de las enfermedades relacionadas con el deterioro cognitivo? "The Lancet" ha publicado un estudio separado para tratar de dar respuesta a esta pregunta, basándose en Reino Unido.
Se ha simulado un programa de intervención poblacional basado en la reducción del consumo de alcohol, la protección contra el daño cerebral, el descenso de la contaminación, la realización de campañas contra la obesidad y otras acciones relacionadas con los 14 factores de riesgo.
El resultado ha sido un aumento de más de 70.000 años de vida ajustados a la calidad (QALY).Se trata de una medida que detecta cuántos años más va a vivir una persona en buenas condiciones de salud si se aplica una intervención concreta en ella. Ese aumento supondría un ahorro de más de 4.000 millones de libras al sistema de salud del país.
Cuanto antes se comience a prevenir la demencia, incluso desde la infancia, más eficaz será la lucha contra este mal.
✕
Accede a tu cuenta para comentar