Belén Tobalina

Ana Julia: La madre tóxica a la que le molestaba cualquier hijo

Llegó a España sin su primera hija, que vino años después y murió a los meses. La segunda se refugió en su padre y la relación con los niños de sus novios nunca funcionó.

Ana Julia: La madre tóxica a la que le molestaba cualquier hijo
Ana Julia: La madre tóxica a la que le molestaba cualquier hijolarazon

Llegó a España sin su primera hija, que vino años después y murió a los meses. La segunda se refugió en su padre y la relación con los niños de sus novios nunca funcionó.

Ana Julia Quezada, la autora confesa del crimen de Gabriel, tuvo a su primera hija muy joven. Su sobrina, Johanny Quezada Polanco, explica a este periódico que el hombre con el que tuvo a la niña que falleció al caerse de una ventana en 1996 «no quiso saber nada de la hija. Él nunca la buscó», asegura Johanny, que describe a su tía como una persona tan diferente que parece otra. «Era muy cariñosa con todos. La queríamos mucho. Cuando venía a Santo Domingo nos traía regalos. Mandaba dinero a su madre». Aunque cuando iba a su país con quien se quedaba no era con su madre, sino con su hermana, la madre de Johanny. Su sobrina explica que su tía vino a España después de que su madre y otra tía vinieran en busca de un futuro mejor. Sus principios apuntan a un club de alterne, Piccolo. Su sobrina afirma que desconoce ese pasado. Julia vino sola a España, dejando a su hija en Santo Domingo. «Creo que primero estuvo en Madrid y luego se estableció en Burgos». Pronto conoció a Miguel Ángel R., un transportista con el que se fue a vivir.

Un día antes de su detención

Los vecinos afirman que la conoció en el puticlub, en cualquier caso nada de eso importa. Se casaron y tuvieron a una hija, Yudith. En el bar donde Yudith trabaja los fines de semana su jefe nos explica que su empleada «sigue de baja». «El sábado, un día antes de la detención de la madre, se cogió vacaciones. Me dijo que necesitaba unos días porque estaba estresada con la madre y eso, bueno con lo del niño, ahora con lo de la madre». «Lloraba y me dijo que no podía trabajar en ese estado». «Me dijo que andaba fastidiada y que se cogía unos días, y que luego ya vería si se encontraba mejor. Después pasó lo de la madre. Este fin de semana no la espero».

Aunque el jefe no insinúa nada, quizá Yudith intuía algo. Su infancia, cómo vio a su madre cuando fue a Almería para buscar al pequeño Gabriel... «A los 15 años pidió irse a vivir con su padre», aseguran las vecinas. «Menos mal que tiene a ese padre», añade otro vecino. «No le gustaría cómo actuaría la madre y por eso se quedó a vivir con el padre, eso es lo que dicen sus compañeras». De hecho, «por lo que sé, estuvo mucho tiempo sin hablar con su madre. No tenían buen trato porque se sentía abandonada. Pero había vuelto a hablar con ella de un tiempo a esta parte y se llevaban mejor», añade el jefe del bar que asegura que nunca ha visto a Ana Julia en su local, sí en cambio a su padre. A ninguno de los dos se les ha visto esta semana por Burgos. «Se han ido», aseguran las vecinas. «Tienen perro y tampoco lo he visto», añade una niña.

Tras el divorcio, la autora confesa del crimen intentó rehacer su vida. Trabajaba en una carnicería situada en la misma calle en la que vivían y viven hoy su primer marido y su hija, unos números más atrás, a escasos metros, está el piso en el que murió su primera hija. Agobiados de tanta Prensa, en la carnicería explican que «trabajó aquí seis años. Tuvo que aprender desde cero; lo hizo rápido. A nivel laboral perfecto, a nivel personal no sé la vida que podía tener. Hace cuatro años se fue de aquí». Antes de irse conoció a un viudo mayor que ella. Falleció de cáncer cuando Julia era aún su pareja. Con los hijos de Javier tampoco acabó bien dado que no sólo le costeó la operación de pecho, sino que estando su novio muy enfermo intentó contraer matrimonio con él. «Que se operó el pecho, eso te lo aseguro yo, que vi el antes y el después», dice una vecina.

Una llamada inculpatoria

Pronto conoció a Sergio M. , de Salas de los Infantes. Se conocieron en Burgos donde Sergio se había ido a vivir. «Es ebanista», aseguran los vecinos de Salas de los Infantes. Aunque cuando se fue con Ana Julia a Las Negras abrieron un local, Black, ya cerrado. Varios vecinos nos indican con quién podemos hablar, es amigo de su infancia. «Yo aún no le he querido ni llamar». «Sergio y Ana Julia se casaron por el juzgado antes de irse a Almería. Lo que no sé es si están separados o divorciados, pero casarse se casaron». «Ella parecía maja, la verdad. Podías hablar de cualquier tema. Pero luego se la lió. Le puso el bar a nombre de ella». «No sé por qué lo hizo. Sergio es una persona que no puede con la injusticia desde pequeño». También acabaron mal. En Salas de los Infantes poco saben de Ana Julia, pero todos coinciden en que Sergio es una buena persona. En uno de los bares del pueblo nos explican que la autora confesa del crimen quería echarle la culpa a Sergio. «No sólo por lo de la camiseta que tiró cerca de la casa, sino que antes de su detención, llamó a una conocida suya diciendo «tú crees que haya podido ser Sergio»». Resulta curioso porque él precisamente colaboró desde el minuto cero con la Guardia Civil permitiendo que registraran su vivienda sin poner ningún tipo de impedimento, tal y como aseguraron en su día agentes de Almería.

Pronto conoció a Ángel, el padre del pequeño Gabriel. Y a pesar de haber acabado con la vida del pequeño, según publicó en su día la Prensa, Ana Julia le decía que cuando el niño de ocho años apareciera se iban a casar. Tenía celos del pequeño. No se llevaba bien con él. Una asesina, una mujer sin escrúpulos, que con 43 años intentó casarse cuatro veces y lo consiguió en dos ocasiones.