
Investigación
China prueba la cirugía de ganglios linfáticos para tratar el alzhéimer
Hasta el momento, un 80% de los pacientes ha experimentado mejoras significativas en sus síntomas

Un tratamiento quirúrgico innovador para la enfermedad de Alzheimer ha surgido como una nueva esperanza en un ensayo clínico llevado a cabo en hospitales de China, donde se han documentado resultados preliminares alentadores. Un equipo de expertos, liderado por el Dr. Tang Juyu del Hospital Xiangya de la Universidad Central del Sur, ha realizado con éxito la intervención de anastomosis linfático-venosa (LVA) en más de 70 pacientes. Hasta el momento, un 80% de los participantes ha experimentado mejoras significativas en sus síntomas. Sin embargo, los expertos enfatizan que estos resultados son preliminares y deben ser considerados en un contexto más amplio de investigación.
La enfermedad de Alzheimer, reconocida como la principal causa de demencia, es un trastorno neurodegenerativo que deteriora progresivamente la memoria y las funciones cognitivas, llevando eventualmente a la incapacidad de realizar incluso las tareas más simples. La esperanza que trae el novedoso enfoque chino se hizo palpable cuando la esposa de un paciente compartió su asombro por los cambios en su marido, solo cuatro días después de la cirugía. Relató que, por primera vez en mucho tiempo, él manifestó la necesidad de ir al baño, una señal que había desaparecido debido a su deterioro cognitivo. Además, destacó cómo ahora levanta la cabeza y establece contacto visual, comportamientos que habían estado ausentes antes de la intervención.
A pesar de los avances en las terapias para estos achaques, el doctor Fan Dongsheng, profesor del departamento de neurología del Tercer Hospital Universitario de Pekín, alerta sobre la insuficiente investigación del mecanismo científico que respalda dichos enfoques terapéuticos actuales. Según él, las mejoras reportadas en los síntomas de los pacientes son de naturaleza subjetiva y no han sido evaluadas a través de los métodos convencionales de medición.
Por su parte, Tang Juyu, quien también participa en el debate, respalda esta postura, enfatizando que sería irresponsable promover el procedimiento sin pruebas adicionales provenientes de ensayos científicos rigurosos. Hasta el momento, la única literatura científica disponible sobre esta intervención proviene de un grupo de expertos clínicos de Shanghái, quienes informaron de ligeras mejoras en seis pacientes, particularmente en aspectos como la atención y el tiempo de reacción. Estas conclusiones fueron publicadas en junio en una carta en la revista General Psychiatry.
El procedimiento piloto se ha implementado en pacientes en hospitales públicos de primer nivel. Sin embargo, la falta de una comprensión profunda sobre la enfermedad y su tratamiento subraya la complejidad y la necesidad urgente de investigaciones que no solo validen la eficacia de los tratamientos, sino que también desentrañen los procesos biológicos subyacentes.
El doctor Tang, quien dirige la unidad de microcirugía del hospital, destaca que casi 10 millones de personas padecen Alzheimer en el gigante asiático, y contrariamente a la creencia popular, alrededor del 70% de ellos son menores de 65 años. A nivel global, se estima que más de 55 millones de personas viven con demencia, de las cuales entre el 60% y el 70% tienen Alzheimer. En Estados Unidos, aproximadamente 6.9 millones de personas mayores de 65 años enfrentan este trastorno, lo que pone de relieve la urgencia de encontrar soluciones efectivas para mejorar la calidad de vida de los afectados.
En 1906, el psiquiatra Alois Alzheimer documentó lo que describió como «una enfermedad peculiar» en el caso de su paciente Auguste D., quien presentaba una profunda pérdida de memoria, desconfianzas infundadas hacia su familia y otros cambios psicológicos progresivos. Durante la autopsia, el alemán observó una notable contracción cerebral y depósitos anormales en y alrededor de las células nerviosas. Desde que el término “enfermedad de Alzheimer” fue acuñado en 1910, su comprensión ha evolucionado significativamente.
No obstante, fue en la década de 1990 cuando los neuropatólogos lograron establecer una definición precisa de la dolencia, fundamentada en la identificación de una carga suficiente de placas neuríticas amiloides extracelulares y ovillos neurofibrilares intraneuronales durante un examen postmortem. Los componentes solubles que constituyen estas estructuras patológicas son los péptidos beta-amiloides, que forman las placas, y la proteína tau, que se asocia con los ovillos. A pesar del consenso sobre los hallazgos histopatológicos necesarios para el diagnóstico de esta afección, persiste una falta de acuerdo en cuanto a su origen y desarrollo.
El Dr. Xie Qingping, experto en microcirugía y director del hospital privado Qiushi en Hangzhou, provincia de Zhejiang, realizó por primera vez el procedimiento de anastomosis linfático-venosa (LVA) para tratar el Alzheimer en 2021. Esta intervención establece una conexión entre los vasos linfáticos del paciente y las venas cercanas al cuello, lo que acelera el flujo y drenaje del líquido linfático.
El procedimiento ha sido utilizado para tratar condiciones como el linfedema, que provoca hinchazón, comúnmente en brazos y piernas. Sin embargo, investigaciones recientes han revelado que el cerebro humano también cuenta con un sistema linfático, lo que ha llevado a los médicos chinos a explorar su potencial en el tratamiento de trastornos cerebrales.
Se considera que la cirugía podría ayudar a eliminar proteínas nocivas, como el beta-amiloide, del cerebro, contribuyendo así a ralentizar la progresión de la enfermedad. Aunque el procedimiento no es nuevo, requiere una guía microscópica, lo que despertó el interés del Dr. Tang. En 2023, reunió a un equipo de especialistas de los departamentos de neurología y otras áreas del hospital, y lanzaron su ensayo clínico de LVA para tratar el Alzheimer a principios de 2024, tras recibir la aprobación ética correspondiente.
Los individuos que deseen participar en el nuevo ensayo clínico deben estar libres de afecciones crónicas severas que comprometan el corazón, los pulmones, el hígado, los riñones u otros órganos vitales. Asimismo, las exploraciones cerebrales deben evidenciar acumulaciones de beta-amiloide y tau. El equipo responsable del estudio ha señalado que pacientes internacionales son bienvenidos, siempre que cumplan con los requisitos de ingreso y sigan los protocolos de seguimiento. Es esencial que el cuidador principal del participante observe y registre diariamente cualquier variación en su estado de salud.
Además, los interesados deberán gestionar sus propias visas para ingresar a China. En el último año, Pekín ha suavizado las normativas de entrada, permitiendo que ciudadanos de 38 países accedan sin visa y permanezcan más de 30 días por motivos comerciales, turísticos, familiares o de tránsito.
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