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«La ciencia es extremadamente sexy»

Eduardo López-Collazo es un científico de origen cubano que dirige el centro de investigación del Hospital La Paz de Madrid y es autor de «¿Qué es el cáncer?».

Eduardo López-Collazo / Foto: Gonzalo Pérez
Eduardo López-Collazo / Foto: Gonzalo Pérezlarazon

Eduardo López-Collazo es un científico de origen cubano que dirige el centro de investigación del Hospital La Paz de Madrid y es autor de «¿Qué es el cáncer?».

Hace muchos años que Eduardo López-Collazo abandonó su país natal, Cuba, para descubrir el que poco después se convertiría en «el país que amo», España. Y por esta declaración ha tenido que bloquear a miles de seguidores de Twitter que le dijeron de todo. Lo cierto es que, gracias a la formación que ha recibido en nuestro país, ahora es uno de los científicos que mejor conoce la metástasis y dirige el centro de referencia en investigación IdiPAZ, adscrito al Hospital La Paz de Madrid.

–Hay cientos de libros sobre el cáncer, ¿por qué ha decidido escribir otro?

–Esa fue una de mis primeras preguntas cuando me plantearon este proyecto. ¿Qué puedo aportar como novedad? Y me di cuenta de que casi todos los textos están muy parcializados. Carecíamos de un libro transversal, que estuviera dirigido a todos los públicos. Al curioso, al que teme la palabra, al hipercrítico, al especialista...

–Pero ya hay grandes obras de referencia como «El emperador de todos los males».

–Sí, pero no creo que sea necesario diluir tanto el conocimiento, ya que es un libro de más de 500 páginas, ni ser tan escueto como un tuit. Es más, me lo planteé como si fuera una charla de café.

–La ciencia no es fácil de explicar.

–No, pero lo que intentamos es hacer sencillo lo complejo. Es importante decir que en ciencia lo muy complicado tampoco funciona. Por eso decidí que el libro también fuera en parte novelado. Incluyo historias reales, pero les he cambiado los nombres. Los humanos necesitamos a otros humanos para identificarnos.

–¿Cuál es la pregunta que más le hacen sobre este tema?

–Suelen ser dos: ¿para cuándo una cura? y ¿qué puedo hacer para prevenirlo? A la primera, puedo decir con seguridad que el libro que escriba sobre cáncer en los próximos 20 años será de historia. Sólo tenemos que ver cómo ha avanzado la inmunoterapia. En cinco años se ha dado un paso enorme. Y a la segunda, siempre respondo: «¡Para qué me lo preguntas si no lo vas a hacer!».

–Y si cumpliera con sus recomendaciones...

–Es muy fácil. Solo hay que dejar de hacer tres cosas: fumar, beber y tomar el sol. Pero ve a una playa este verano a ver si se cumple alguna... (ríe).

–¿El cáncer puede ser un paso evolutivo?

–Claro, así lo defiendo en el libro. La investigación se basa en ideas locas. Muchos de los grandes avances parecen locuras en un primer momento. Si es cierto o no, nos lo dirán las futuras generaciones.

–¿Conseguiremos borrar de nuestras conversaciones lo de «larga enfermedad»?

–Lo cierto es que no queremos enfrentarnos a la palabra cáncer. Sigue dando miedo.

–La sociedad valora la ciencia pero, ¿y a los científicos?

–La gran mayoría mira para otro lado, desconocen el valor de las investigaciones. El problema es que si la sociedad no nos valora, menos lo harán los políticos porque ellos hacen lo que los ciudadanos les exigen.

–¿La serie «The Big Bang Theory» ha ayudado o perjudicado?

–Creo que siempre hemos tenido un problema de comunicación, hemos vivido alejados del mundo real. No transmitimos que la ciencia es extremadamente sexy, es «hot», «cool», es algo deseable. Mis amigos me dicen que me parezco mucho al protagonista, que soy como Sheldon Cooper, pero latino. Soy muy cuadriculado, como él.

–¿Las redes sociales ayudan a la divulgación?

–Mucho, su capacidad de difusión es impresionante y también nos ayuda a valorar cuán importantes son ciertos avances. Eso sí, también te encuentras con personas que no quieren entender, que buscan imponer su opinión sin estar basada en ningún dato científico. La ciencia, quieras o no, es cierta, pero no es un credo como creen muchos.

–¿El «boom» de las pseudociencias restan credibilidad a los científicos?

–El problema es que a los humanos nos gusta agarrarnos a un caso concreto y no a la generalidad. Creemos que porque algo le haya funcionado a un amigo a nosotros también nos servirá y no es así. Los científicos somos los primeros abiertos a cualquier novedad.

–Arte y ciencia. ¿Amigos?

–Están muy ligados sí. Para ambas disciplinas hay que ser muy creativo. Comparten la vocación por crear algo nuevo. Es más, a mí se me ocurrió una teoría viendo una representación de «El lago de los cisnes» en el Teatro Real.