
Salud Mental
Cuando el hogar no da paz: cómo los espacios impactan tu mente según expertos
Hoy sabemos que no solo importa dónde vives, sino cómo vives. Y el diseño de tu hogar podría estar influyendo más de lo que crees en tu estado emocional

Después de una ruptura, hay quien cambia de peinado… y quien cambia la disposición de sus muebles. Mover una cama, pintar una pared o reorganizar el salón puede parecer trivial, pero lo cierto es que muchas personas experimentan un alivio real tras estos pequeños gestos. ¿Casualidad? Según arquitectos y psicólogos, no lo es.
El diseño interior y la distribución de los espacios no solo responden a necesidades funcionales: también tienen un impacto directo en nuestras emociones y en nuestro bienestar psicológico. De hecho, esto es el eje de estudio de una nueva disciplina llamada neuroestética, que analiza cómo el entorno físico puede influir en nuestras respuestas cerebrales.
Más que decoración: diseño conductual
La idea no es caer en el materialismo, sino entender que el entorno que nos rodea comunica, condiciona y activa determinados comportamientos. Así lo explica la psicóloga clínica Bev Walpole, fundadora de Haven Wellness by Design a la revista Architectural Digest: "Cada espacio tiene expectativas implícitas. La clave está en identificar lo que las personas necesitan de ese entorno y rediseñarlo desde ahí".
Este enfoque se alinea con la conocida Pirámide de Maslow, que coloca la seguridad y el confort como necesidades humanas fundamentales. Nuestro hogar no es solo un refugio físico: es un espacio emocional que debería ofrecernos contención, calma y libertad. Pero no siempre lo hace.
Cuando el diseño interior genera estrés
¿Te sientes incómodo en tu propia casa y no sabes por qué? A veces, el problema está en los planos. Espacios demasiado abiertos, sin zonas de recogimiento, pueden generar sensación de vacío o exposición. "Yo lo llamo el efecto aeropuerto", dice el arquitecto Adam Rolston. "Mucho ruido, demasiada luz y una falta total de refugio".
Lo mismo ocurre con mobiliario mal distribuido: sofás demasiado separados, zonas sin propósito definido o colores que evocan recuerdos desagradables. Según los expertos, todo comunica, y cada detalle -desde una lámpara hasta la textura de una alfombra- puede tener efecto en nuestro ánimo.
Diseño consciente: por dónde empezar
La recomendación de los especialistas es simple: comienza identificando lo que no funciona. ¿Qué rincón te genera malestar? ¿Qué objeto está fuera de lugar? Reconfigura. Mueve. Cambia de color. A veces, lo más pequeño desbloquea una gran transformación.
Además, ten en cuenta elementos que aporten calidez sensorial: alfombras, tejidos suaves, cortinas que tamicen la luz, acústica agradable.
El impacto de los rituales cotidianos
¿Conoces la filosofía de "tender la cama todos los días"? No es solo una cuestión de orden: es un disparador conductual. Según Walpole, realizar actos simples y repetitivos en casa activa un circuito de recompensa en el cerebro que ayuda a salir de estados de apatía o tristeza.
Lo subjetivo también cuenta
No hay una fórmula universal. Lo que para una persona es desorden, para otra es caos creativo. Lo importante es hablar de las necesidades de cada uno dentro del hogar y ajustar el espacio a ese diálogo. Para algunas personas, la sobreestimulación visual puede alterar; para otras, puede inspirar.
La arquitectura, en este sentido, no debería imponer, sino facilitar. "Diseñar un hogar es también diseñar la vida que deseas tener", afirma la interiorista Nicola Harding. "Si te lo pones fácil, es más probable que termines viviendo esa vida".
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