Día Internacional contra el Cambio Climático: la complejidad cultural

El fenómeno del calentamiento global y la alteración del clima se están acelerando más de lo esperado. En efecto, durante los últimos años estamos siendo testigos del incremento medio de la temperatura del aire en la superficie de la Tierra y ya se argumenta que estamos alcanzando el umbral de los 1.5 grados centígrados respecto de los niveles preindustriales. Dada esta inercia, el aumento de las temperaturas venidero provocará que los cambios futuros puedan ser de mayor amplitud. Ya se especula acerca de la alteración de las corrientes marinas. Asimismo, el fenómeno del cambio climático va afectar a todas las regiones del mundo.

Albert Einstein afirmó alguna vez que «ningún problema podía resolverse con la misma conciencia con que se creó». Dadas las situaciones en las que se encuentra la gente y a medida que el ser humano va resolviendo los diversos problemas de la existencia van emergiendo nuevos sistemas de paradigmas o modos de pensar que afectan nuestra capacidad perceptiva de interpretar la realidad. Ello nos permite identificar nuevos problemas de la existencia que no se encuadraban en el campo interpretativo previo. Un emprendedor tecnológico no piensa igual que un abogado dedicado a las finanzas ni que un típico burócrata estatal o el amo y señor de una empresa familiar. Cada uno interpreta la realidad desde sistemas interpretativos diferentes.

La cultura es el medio a través del cual construimos el sentido y el significado. Existen modelos de análisis de la evolución de la cultura que nos permiten mapear patrones emergentes de lo que podríamos denominar como sistemas de pensamiento, sistemas de paradigmas o visiones de mundo. Estos sistemas nos pueden ayudar a entender cómo la gente opera para pensar en formas diversas acerca de las cosas desde modelos mentales diferentes. Estas representaciones analíticas que nos permiten abordar desde una perspectiva evolutiva la creciente complejidad cultural en la que está imbricado nuestro mundo actual, nos facilitan alguna comprensión acerca de por qué la gente que posee sistemas de pensamiento diferentes dan lugar a motivaciones y formas de actuar diferentes.

Así como la información genética se transmite de generación en generación y los memes, en tanto paquetes de información se replican en ecologías sociales, los rasgos culturales se transmiten a través de la replicación de diversos sistemas de pensamiento que, cuando dejan de ser funcionales a las realidades de la existencia circundante pueden dar lugar a sistemas de pensamiento basados en un nivel de complejidad superior.

Según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), el vínculo causal entre las actividades antropogénicas y el cambio climático es indudable. Si discernimos la realidad desde una matriz de pensamiento asentada solamente en una racionalidad instrumental, secuencial, mecánica, jerárquica e individualista es posible que los desequilibrios e insostenibilidad persistan. El cambio climático es un problema global que sólo puede alcanzarse adoptando sistemas de pensamiento que orbiten en niveles de complejidad compatibles con el problema que debemos enfrentar. Tal vez sea hora de comenzar a indagar acerca de cómo la complejidad cultural imperante impide o facilita soluciones efectivas y sostenibles a un problema tan complejo.