Salud
¿Ejercicio o pastillas? Qué funciona mejor para vencer la depresión
Un estudio compara los efectos de los antidepresivos con los ejercicios de carrera para la ansiedad, la depresión y la salud en general
El estrés, la ansiedad y la depresión están consideradas las enfermedades del siglo XXI y se pronostica que irán a más. Muchos estudios científicos han confirmado que la actividad aeróbica tiene efectos positivos sobre las personas que sufren estas alteraciones mentales, gracias a la liberación de endorfinas en nuestro organismo. Por este motivo, el deporte suele estar dentro de la prescripción médica a pacientes con depresión o ansiedad combinado con medicamentos antidepresivos. Pero ¿puede la euforia inducida por el ejercicio ser tan eficaz como dichos fármacos?
Un nuevo estudio de la Universidad Vrije de Ámsterdam comparó los efectos de los antidepresivos y del running sobre la ansiedad, la depresión y la salud general durante un período de 16 semanas. El estudio, publicado en la revista 'Journal of Affective Disorders', incluyó a 141 pacientes que padecían depresión y/o ansiedad Se les dio la opción de tomar antidepresivos ISRS (inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina) o participar en una terapia de carrera grupal durante dicho periodo. 45 eligieron los antidepresivos, y 96 participaron en la carrera. Los miembros del grupo que eligió los antidepresivos estaban ligeramente más deprimidos que los del grupo que eligió correr.
Los resultados mostraron que el running y los antidepresivos tenían aproximadamente los mismos beneficios para la salud mental, pero un ciclo de carrera de 16 semanas durante el mismo período obtuvo una puntuación más alta en términos de mejora de la salud física, mientras que los antidepresivos provocaron un estado físico ligeramente peor, según informaron los autores de la investigación en un comunicado.
"Queríamos comparar cómo afectan el ejercicio o los antidepresivos a la salud general, no sólo a la salud mental", explica la profesora Brenda Penninx, de la Universidad de Vrije, que presentó el trabajo en la Conferencia del Colegio Europeo de Neuropsicofarmacología, celebrado en Barcelona. "Este estudio dio a las personas con ansiedad y depresión una opción real: medicación o ejercicio. Curiosamente, la mayoría optó por el ejercicio, lo que hizo que las cifras del grupo que corría fueran mayores que las del grupo que tomaba medicación", comenta Penninx.
El grupo de corredores tenía como objetivo realizar de dos a tres sesiones grupales de 45 minutos a la semana, estrechamente supervisadas (durante 16 semanas). Al final del ensayo, alrededor del 44% % en ambos grupos mostraron una mejoría en la depresión y la ansiedad, sin embargo, el grupo de corredores también mostró mejoras en el peso, la circunferencia de la cintura, la presión arterial y la función cardiaca, mientras que el grupo de antidepresivos mostró una tendencia hacia un ligero deterioro en estos marcadores metabólicos. Una desventaja de la carrera fue que tenía una tasa de abandono mucho mayor.
Brenda Penninx explica que "ambas intervenciones ayudaron con la depresión más o menos en la misma medida. En general, los antidepresivos tuvieron peores efectos sobre el peso corporal, la variabilidad de la frecuencia cardiaca y la presión arterial, mientras que la terapia de carrera a pie mejoró la forma física general y la frecuencia cardiaca, por ejemplo. Actualmente estamos estudiando con más detalle los efectos sobre el envejecimiento biológico y los procesos de inflamación", añade.
Según la doctora, ambas terapias tienen cabida en el tratamiento de la depresión. El estudio demuestra que a mucha gente le gusta la idea de hacer ejercicio, pero puede ser difícil llevarlo a cabo, aunque los beneficios sean significativos. "Descubrimos que la mayoría de la gente cumple con la toma de antidepresivos, mientras que alrededor de la mitad del grupo que corría seguía la terapia de ejercicio dos veces a la semana. No basta con decir a los pacientes que salgan a correr. Para cambiar la conducta de actividad física se requiere una supervisión y un estímulo adecuados, como hicimos nosotros al aplicar la terapia de ejercicio en una institución de salud mental".
Recuerda que "los antidepresivos suelen ser seguros y eficaces. Funcionan para la mayoría de las personas. Sabemos que no tratar la depresión conlleva peores resultados, por lo que los antidepresivos suelen ser una buena opción. No obstante, necesitamos ampliar nuestro arsenal terapéutico, ya que no todos los pacientes responden a los antidepresivos o están dispuestos a tomarlos. Nuestros resultados sugieren que la aplicación de la terapia de ejercicio es algo que deberíamos tomarnos mucho más en serio, ya que podría ser una buena -y quizá incluso mejor- opción para algunos de nuestros pacientes", añade.
Además, recuerda los posibles efectos secundarios que pueden tener los tratamientos. "Los médicos deben ser conscientes de la desregulación de la actividad del sistema nervioso que pueden provocar ciertos antidepresivos, sobre todo en pacientes que ya tienen problemas cardíacos. Esto también proporciona un argumento para considerar seriamente la reducción progresiva y la interrupción de los antidepresivos cuando los episodios de depresión o ansiedad han remitido. Al final, sólo se ayuda de verdad a los pacientes cuando mejoramos su salud mental sin empeorar innecesariamente su salud física".
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