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Un fármaco contra el parkinson retrasa más de 6 meses el avance de la ELA

Un estudio japones en 20 pacientes demuestra que el uso de ropinirol frena los síntomas más incapacitantes y aumenta la supervivencia

Detalle de una neurona afectada por la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA)
Detalle de una neurona afectada por la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA)larazonfreemarker.core.DefaultToExpression$EmptyStringAndSequenceAndHash@7594fd9f

La Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) es una enfermedad neurodegenariva e incurable muy complicada de tratar, y contra la que la ciencia aún no ha conseguido resultados efectivos. Una de las opciones que más se investiga es el uso de medicamentos que funcionan para otras patologías que comparten algunas características con la ELA, como el parkinson.

En esta ocasión, un equipo de científicos japoneses- liderado por Hideyuki Okano, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Keio (Tokio)- ha demostrado, en un ensayo clínico en fase inicial, que el agonista dopaminérgico ropinirol, indicado en el tratamiento del párkinson y el síndrome de piernas inquietas, retrasa la progresión de la ELA una media de 28 semanas (más de 6 meses), según publican en la revista "Cell Stem Cell", e informa Europa Press.

Los investigadores reclutaron a 20 pacientes con ELA esporádica- la que tienen el 90% de los afectados, y cuyo nombre indica que la enfermedad se presenta de un modo aleatorio, sin factores que predispongan a ella- que eran atendidos en el Hospital Universitario Keio y que, de media, llevaban 20 meses conviviendo con la enfermedad.

El ensayo fue doble ciego durante las primeras 24 semanas, lo que significa que ni los pacientes ni los médicos sabían qué pacientes recibían ropinirol y cuáles placebo. Muchos pacientes abandonaron por el camino -en parte debido a la pandemia de covid-, por lo que sólo 7/13 pacientes tratados con ropinirol y 1/7 tratados con placebo seguido de ropinirol fueron controlados durante todo el año. Sin embargo, ningún paciente abandonó el estudio por motivos de seguridad.

Para determinar si el fármaco era eficaz en la ralentización de la progresión de la ELA, el equipo controló diversas medidas a lo largo del ensayo y durante 4 semanas después de finalizar el tratamiento. Entre ellas, cambios en la actividad física declarada por los propios pacientes y en su capacidad para comer y beber de forma independiente, datos de actividad de dispositivos portátiles y cambios medidos por los médicos en la movilidad, la fuerza muscular y la función pulmonar.

Los pacientes que recibieron ropinirol durante las dos fases del ensayo eran más activos físicamente que los del grupo placebo. También mostraron tasas más lentas de deterioro de la movilidad, la fuerza muscular y la función pulmonar, y tenían más probabilidades de sobrevivir. Los beneficios del ropinirol en relación con el placebo fueron cada vez más pronunciados a medida que avanzaba el ensayo. Sin embargo, los pacientes del grupo placebo que empezaron a tomar ropinirol a mitad del ensayo no experimentaron estas mejoras, lo que sugiere que el tratamiento con ropinirol sólo puede ser útil si se inicia antes y se administra durante más tiempo.

"Descubrimos que el ropinirol es seguro y tolerable para los pacientes con ELA y que se muestra terapéuticamente prometedor para ayudarles a mantener la actividad diaria y la fuerza muscular", afirmó el primer autor, Satoru Morimoto, neurólogo de la Facultad de Medicina de la Universidad Keio de Tokio. "Para confirmar su eficacia necesitamos más estudios, y ahora estamos planeando un ensayo de fase 3 para un futuro próximo", señaló Okano.

Marcadores moleculares

A continuación, los investigadores estudiaron los mecanismos que subyacen a los efectos del ropinirol y buscaron marcadores moleculares de la enfermedad. Para ello, generaron células madre pluripotentes inducidas a partir de la sangre de los pacientes y las transformaron en motoneuronas- aquellas vías por las cuales se envía la respuesta motora que proviene de la médula espinal- en el laboratorio. En comparación con las motoneuronas sanas, descubrieron que las motoneuronas de pacientes con ELA mostraban claras diferencias en estructura, expresión génica y concentraciones de metabolitos, pero el tratamiento con ropinirol reducía estas diferencias.

"Descubrimos una correlación muy llamativa entre la respuesta clínica de un paciente y la respuesta de sus motoneuronas in vitro -destacó Morimoto-. Los pacientes cuyas motoneuronas respondieron robustamente al ropinirol in vitro tuvieron una progresión clínica de la enfermedad mucho más lenta con el tratamiento con ropinirol, mientras que los que respondieron de forma subóptima mostraron una progresión de la enfermedad mucho más rápida a pesar de tomar ropinirol".

No está claro por qué algunos pacientes responden mejor al ropinirol que otros, pero los investigadores creen que probablemente se deba a diferencias genéticas que esperan identificar en futuros estudios.