
Fast fashion
El fast fashion colapsa los almacenes de Cáritas: miles de kilos de ropa sin destino
El aumento de las donaciones y la baja calidad de muchas prendas han provocado un colapso en su sistema de gestión

Cada día, más de 70.000 kilos de ropa usada ingresan a los almacenes de Cáritas desde los contenedores y donaciones particulares. Allí, las prendas se revisan y clasifican una a una para destinar parte de ellas a familias con necesidades o a las tiendas de segunda mano del programa Moda re-. Sin embargo, la magnitud del volumen recibido y la baja calidad de muchas piezas hacen que una gran cantidad quede sin salida.
Solo en el almacén de Madrid se acumulan actualmente más de un millón de kilos de ropa pendientes de procesar. Desde la organización explican que el aumento de las donaciones no se traduce en una mayor reutilización: “Cada vez se recibe más ropa, pero de peor calidad, lo que dificulta su aprovechamiento”. Según Cáritas, esta situación refleja los efectos del modelo de fast fashion y del consumo acelerado de prendas de bajo coste.
El desafío no es únicamente logístico. La gestión de la ropa también genera pérdidas. Clasificar y procesar un kilo de prendas cuesta una media de 46 céntimos, mientras que su venta apenas aporta 27. A ello se suma la reducción de las exportaciones, que han pasado de 40 tráilers semanales enviados a África a apenas 12, debido al cierre de mercados y la saturación internacional de residuos textiles.
Moda re-: economía circular y empleo social
Con más de tres décadas de experiencia en la recogida de ropa, Cáritas consolidó en 2017 su modelo de economía circular con la creación de Moda re-. El proyecto fomenta la reutilización textil y genera empleo inclusivo, con 1.600 puestos de trabajo, más de la mitad destinados a personas en riesgo de exclusión. Actualmente cuenta con 8.900 puntos de recogida y 172 tiendas en un centenar de ciudades, gestionando más de 47 millones de kilos de ropa al año. Su impacto ambiental también es significativo: más de 400 millones de metros cúbicos de agua ahorrados gracias a la recuperación y el reciclaje de prendas.
A medida que se aproxima el cambio de temporada, las naves de Cáritas se llenan de jaulas con hasta 350 kilos de ropa por unidad, un volumen que aumenta en estas fechas. Además de reforzar su capacidad de gestión, la organización busca sensibilizar a la población sobre la necesidad de un consumo textil más consciente.
Cáritas insta a donar ropa en buen estado, planificar las compras y valorar el ciclo completo de cada prenda. Promover la reutilización, la reparación y la compra en tiendas de segunda mano, añaden, no solo contribuye a reducir el impacto ambiental, sino que también apoya un modelo de solidaridad y sostenibilidad que hoy se enfrenta a su mayor desafío.
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