Religión
Francisco, al quite del plan antiabusos de los obispos
El Papa pregunta «expresamente» a la cúpula episcopal por la hoja de ruta para reparar a las víctimas
Unos cuarenta minutos. Es el tiempo del diálogo que mantuvo hoy Francisco con la cúpula de la Conferencia Episcopal Española. El Papa recibió al presidente y el vicepresidente de la Conferencia Episcopal, Luis Argüello y José Cobo, acompañados del secretario general, César García Magán. Se trata de una visita programada para que Argüello y Cobo presentaran sus nuevas «credenciales» al frente de la Iglesia de nuestro país tras su elección el pasado mes de marzo, una cita que se ha demorado por problemas de agenda.
«Hemos tenido un encuentro lleno de afecto y también de interés por un Papa que conoce muy bien la situación de la Iglesia española», desveló el arzobispo de Valladolid, Luis Argüello, en un encuentro posterior con periodistas en la plaza de San Pedro. El prelado subrayó que recibieron del pontífice «palabras de aliento y criterios». «Le hemos visto muy bien», apostilló el cardenal arzobispo de Madrid, José Cobo, sobre la salud de Francisco, que hizo hincapié en que se interesó también por «cómo evoluciona la realidad española y cómo la Iglesia tiene un papel fundamental de encuentro y de diálogo».
Sin embargo, ante los medios de comunicación no hicieron referencia alguna a la convulsa situación política del país. Pero sí, a la crisis de la pederastia eclesial. Argüello compartió que «el Papa ha preguntado expresamente» por el plan de reparación integral a las víctimas de abusos que ultiman los obispos. «Le hemos planteado la percepción que tenemos», apuntó. Y Cobo añadió que «le hemos manifestado la centralidad que la Iglesia ha llevado a cabo para abordar este tema».
El presidente de la Conferencia Episcopal adelantó desde Roma que confía en que el plan esté «en funcionamiento este verano». El texto final se aprobaría la reunión de la Comisión Permanente que se celebrará en Madrid el 1 y 2 de julio. A partir de ahí, el arzobispo de Valladolid explicó que lo «haremos llegar a la Santa Sede, a las oficinas correspondientes, para que sepan el trabajo que estamos haciendo».
Sobre su contenido, recordó las líneas generales ya conocidas, que incluyen la creación de una comisión asesora por profesionales de distintas disciplinas encargados de evaluar los casos que, bien han prescrito por la justicia civil o cuyo abusador ha fallecido. En este sentido, el arzobispo remarcó que se busca ir más allá de una mera indemnización para abordar los «daños morales, daños psíquicos, o la necesidad de terapia, que sin duda alguna tiene también una repercusión económica». De ponerse en marcha según lo previsto, los obispos se adelantarían al órgano especial que planteaba en su informe el Defensor del Pueblo con este mismo fin.
En una llamada a las víctimas, el presidente de la Conferencia Episcopal planteó que «animamos a que no duden en acudir a los servicios de acogida que tenemos en cada una de las diócesis españolas y en centenares de congregaciones religiosas». «Durante estos años hemos incidido en un cambio de posición ante la sociedad para que nos vean de otra manera, tomar conciencia del problema y cómo hemos ejercitado en este tiempo mecanismos de reparación, acompañamiento y preocupación», reforzó el cardenal de Madrid.
El asunto que no ha llegado a oídos del pontífice, al menos por boca de Argüello, Cobo y García Magán, ha sido la crisis abierta por las clarisas de Belorado, al separarse de la Iglesia católica para ponerse bajo el paraguas del falso obispo excomulgado Pablo de Rojas. «Ese asunto no ha salido», dijo el arzobispo de Valladolid. No obstante, el presidente de la Conferencia Episcopal expuso ante los medios que, «como no podía ser de otra manera», respalda sin fisuras la decisión de Roma de nombrar comisario pontificio al arzobispo de Burgos, Mario Iceta. A la vez, lamentó que las monjas hayan optado por la vía de la denuncia, rompiendo todo diálogo.
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