Muerte del Papa Francisco

Francisco: un talismán para creyentes y agnósticos

Antonio Banderas, Angelina Jolie, Yolanda Díaz y Miguel Bosé, entre otros, le visitaron en el Vaticano. Su poder de atracción traspasó la frontera de la fe

Jorge Mario Bergoglio fue mucho más que Francisco. Fue icono, referencia, talismán. Un hombre convertido en el máximo representante de la Iglesia católica, quien nunca olvidó la conexión terrenal. Generó en torno a él un aura de admiración orgánica que se transformó en un deseo apremiante por parte de celebridades de todo el mundo de conocerlo. En estos 12 años de Pontificado recibió en audiencia a un sinfín de personalidades y anónimos, y a ninguno dejó indiferente. Calculan que unas 2.000 personas de relevancia mundial compartieron un «tú a tú» con él. Políticos, artistas internacionales, actores, cantantes… incluso agnósticos. Aquellos que se alejan de la existencia de un dios sintieron la imperiosa necesidad de conocerle, hablarle y escucharle.

Quizá, uno de los casos más señalados en clave nacional fue el de la vicepresidenta del Gobierno, Yolanda Díaz, quien afirmó que «le tengo un enorme respeto y admiración, estoy en conexión permanente, leo todo lo que produce y lo que escribe». Con él mantuvo una audiencia privada en la Biblioteca del Palacio Apostólico del Vaticano, donde ambos coincidieron en su preocupación por los estragos que están causando las guerras de Ucrania y la Franja de Gaza.

También conversaron sobre asuntos que inquietaban a ambos, como la preservación del medio ambiente y la protección de los derechos humanos. Incluso (ella, que se declara no creyente) le llevó varios rosarios para que se los bendijera. De hecho, ocho de los actuales ministros del Gobierno también mantuvieron un encuentro privado con Francisco.

Más allá de esta anécdota patria, lo cierto es que la admiración que suscitó Francisco durante su papado trascendió todas las fronteras. Muchas celebridades tuvieron la suerte de ser recibidas en audiencia privada, mientras que otras, como Antonio Banderas, Lucía y Miguel Bosé, esperaron horas en la Plaza de San Pedro hasta que llegó su turno para estrechar la mano del Pontífice e intercambiar unas breves palabras con él. Ninguno de ellos desveló el contenido de su conversación, pero todos publicaron mensajes en sus redes sociales y, por ejemplo, Bosé confesó: «Un día muy especial, conociendo al papa Francisco en el Vaticano».

La anécdota de Falcó

Tamara Falcó también tuvo su momento, aunque, como es habitual, no estuvo exenta de polémica. La hija de Isabel Preysler y Carlos Falcó, conocida por su publicitado fervor religioso, acudió al Vaticano para tan ansiado encuentro.

Sin embargo, según dijo, no salió del todo como hubiera deseado, ya que recibió una reprimenda (aparentemente merecida) por parte de Francisco. Tal como detalló la marquesa de Griñón en el programar «El hormiguero», donde trabaja como tertuliana, ella asistió al encuentro con el Papa portando un regalo muy especial: una figura de la Virgen de la Alegría. Al llegar, Falcó se arrodilló ante él, lo que no fue bien recibido por Bergoglio. «Se enfadó conmigo. De repente, no sabía bien qué estaba pasando, pero me estaba poniendo mala cara. Lo que él no quería era que la Virgen se arrodillara ante él. Me pareció muy humilde por su parte. Después la bendijo y me quedé atónita. Ver al Papa enfadado impresiona. No entendía nada. Esas milésimas de segundo son muy importantes cuando estás con el Papa. No pudimos hablar nada porque me quedé en ‘‘shock’’», contó la aristócrata.

Un encuentro más emotivo donde a Francisco se le vio muy alegre fue el que mantuvo Leonardo DiCaprio en 2016. La buena sintonía entre ambos fue evidente desde el primer momento. El actor de Hollywood le regaló un libro con reproducciones de obras del pintor del siglo XV Jheronimus Bosch, «El Bosco», no sin antes decirle en español: «Su Santidad, gracias por concederme este encuentro privado».

El actor tampoco se fue de manos vacías, ya que el Papa le entregó una copia en cuero de su encíclica Laudato Si’, en la que el Pontífice hizo un llamado a los gobiernos para detener el cambio climático y la destrucción del medio ambiente.

También tuvo la oportunidad de encontrarse brevemente con Francisco Angelina Jolie, quien, aunque se define como no creyente, se declaraba «gran admiradora» de Francisco y de su mensaje. Lo mismo confesaron Richard Gere y Eva Longoria tras su encuentro con el Papa. Otros, como el cantante Miguel Poveda, la modelo Nieves Álvarez, la joven ecologista Greta Thunberg o el futbolista Lionel Messi, tuvieron unos minutos con él. Messi, tras su «linda pero cortita» audiencia, confesó su admiración. La anécdota llegó tiempo después, durante una entrevista que el Papa concedió a Jordi Évole, cuando el periodista le preguntó sobre el «sacrilegio» de llamar «dios del balón» al futbolista argentino. «En teoría, es un sacrilegio decir que Messi es Dios, no se puede decir, pero yo no lo creo», respondió Francisco con una sonrisa.

Pero, ¿qué tenía Francisco para desatar este interés en todas las esferas sociales? «Desde el inicio de su pontificado, hace 12 años, el Papa Francisco logró avances significativos en cuanto a la reputación del catolicismo a nivel mundial. Supo adaptar la Iglesia a la realidad actual, aceptando los errores cometidos. Además, sacó a la Iglesia de los círculos intelectuales donde la había colocado Benedicto XVI, lo que alejó al pueblo católico de la Iglesia. Francisco supo entender esto y logró situar a la Iglesia donde realmente le corresponde, dándole utilidad a sus fieles. Esto generó que Francisco fuera visto como un líder auténtico e innovador, lo cual hizo de su pontificado algo atractivo para muchos», explica a LA RAZÓN Moisés Ruiz, experto en liderazgo y comunicación en la Universidad Europea.

Carisma y revolución

Mientras que Juan Pablo II fue un líder expansionista que introdujo el marketing en el Vaticano, Francisco supo adaptarse a las nuevas realidades. «Supo leer el mundo en el que vive y conoce el lugar que ocupa la Iglesia en él. Destacó por su humildad, sensatez y, sobre todo, por su cercanía a la realidad. La figura carismática de Francisco supo conectar con las personas que le pidieron audiencia o que querían estar cerca de él. Los fieles lo veían como un líder que puede ayudarlos, y eso es clave en un líder espiritual: reconocer a aquellos que acuden a su llamada. Tenía un carisma amable que hace que las personas se sientan bien a su lado», apostilla este experto en reputación.

A pesar de mantener la aureola de la figura religiosa digna de su cargo, Francisco siempre transmitió «que debajo de esa vestimenta había un ser humano, una persona que se identificaba con los demás. No le costaba descender a los niveles de sus fieles; al contrario, forma parte de ellos, de su mundo», apunta Ruiz.

Y es que lo más reconfortante es que quienes se encontraban con él salían emocionados tras la cita. Coinciden varios profesionales del análisis de liderazgo en que «Francisco supo que está haciendo historia, porque quiso engrandecer su lugar y humanizarlo».

«Fue una figura icónica, no solo por ser Papa, sino por la humildad con la que creció y por la utilidad que ha aportado a la Iglesia. Su Pontificado deja una nueva manera de entender el Papado, y el nuevo cónclave debe tenerlo muy en cuenta», el profesor de la Universidad Europea.

Es más, deja un mensaje a su sucesor: «O puede haber un giro hacia el pasado, sino una continuidad. Francisco ha dejado una huella que debe ser amplificada por el nuevo Papa. Un liderazgo carismático del que todo el mundo quiso contagiarse. Ese fue su gran éxito, sentencia Ruiz.