Opinión
Una Iglesia que crece
Los adeptos han crecido en más de 13 millones el último año
Imagino el escepticismo que puede suscitar en algunos de mis lectores el título de esta columna; reacción provocada en quienes creen (¿o desean?) que el catolicismo es un fenómeno en recesión y apoyan su opinión en los vacíos que registran nuestras iglesias o nuestros seminarios.
Como todos los años antes del Domund la agencia de noticias Fides, que depende del Dicasterio para la Evangelización de los Pueblos, publica un dossier estadístico sobre la situación de la iglesia católica en el planeta. El dato más importante es que la Iglesia crece.
Las últimas cifras del Anuario Estadístico de la Iglesia (al 31 de diciembre del 2022) certifican que los católicos en el mundo se elevan a 1.389.000.000 de personas lo que supone un aumento de más de trece millones respecto al año precedente. La Iglesia crece- repito- sobre todo en África y América y sólo retrocede en Europa. Siendo siete mil ochocientos millones la población mundial son católicos el 17,7 % lo que supone un leve incremento del 0, 03 por ciento.
El dossier registra, por ejemplo, un aumento muy notable de los diáconos permanentes cuyo número ha superado los cincuenta mil y lo mismo se diga de los seglares misioneros que ronda casi el medio millón con una subida de 2.800 unidades sobre todo en América. Disminuye, sin embargo, el número total de sacerdotes en el mundo (407.730) crisis que se percibe sobre todo en el viejo continente mientras hay aumentos significativos en Asia y África; el continente negro sigue siendo la “tierra prometida de las vocaciones” donde crece el número de seminaristas mayores y menores y se registra cada año un notable ascenso de las ordenaciones sacerdotales.
Europa es el farolillo rojo en esta panorámica de estadísticas; nuestro continente ha registrado una caída de casi medio millón de bautizados y en países como Alemania y Bélgica aumenta el número de apostasías, motivadas en buena parte por los abusos sexuales de menores por miembros del clero. Otra causa es el envejecimiento de la población europea y el llamado invierno demográfico que ha provocado una drástica caída de las familias numerosas tradicional terreno fértil de vocaciones religiosas.
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