Sucesos

"Cometí actos abominables y soy consciente de que estas heridas no se pueden borrar"

Comienza el juicio contra el médico francés acusado de 111 cargos de violación a niños y 189 de agresión

Roland y Mauricette Vinet miran fotografías de su nieto Mathis, víctima del cirujano francés Le Scouarnec
Roland y Mauricette Vinet miran fotografías de su nieto Mathis, víctima del cirujano francés Le ScouarnecGuillaume SOUVANT AFP

Vestido con chaqueta negra y con la cabeza baja, el acusado entra a la sala judicial sin decir palabra. Sólo responde al juez para decir su nombre con un carraspeo: Joel Le Scouarnec. Es el título del dossier de pederastia más grande que se haya registrado en Francia: 300 denunciantes le acusan de toda clase de abusos sexuales, que habría cometido a lo largo de su carrera de 25 años como médico gastroenterólogo.

Le Scouarnec tiene ahora 74 años y se sienta en el banquillo a enfrentar 111 acusaciones de violación y 189 de agresión. La edad promedio de sus víctimas es de 11 años, aunque el expediente destaca dos casos extremos: la violación de un niño de 1 año y la agresión sexual contra una anciana de 70. Los abusos incluyen una gama nauseabunda de hechos que Le Scouarnec se jacta de haber documentado con exactitud en sus diarios íntimos, con anotaciones precisas, nombres, fechas, descripciones gráficas e incluso, frases de amor dirigidas a los niños. Los abusos más frecuentes son tocamientos forzados, penetración con los dedos y sexo oral; la mayoría realizados mientras sus pacientes estaban bajo el efecto de la anestesia o cuando apenas estaban despertando de una operación.

Muchos de los denunciantes se encontraban presentes este lunes en el tribunal y, de hecho, varios se conocen entre sí. Ya son adultos, pero el miedo sigue recorriéndoles el cuerpo como cuando eran niños, especialmente cuando ven llegar a su agresor. Hay lágrimas, abrazos y una profunda rabia. Para otros, como Mauricette y Roland Vinnet, abuelos de uno de los abusados, hay también una fuerza de lucha imparable. “Estamos en modo guerreros!” grita Roland ante el enjambre de periodistas que cubren el proceso. Su esposa es más discreta y muestra una brizna de tristeza: “Quiero decirle a ese hombre lo que tengo en el corazón, quiero que sepa lo que le ha hecho a mi nieto: lo mató. No lo hizo con un revólver, pero obviamente lo mató”.

En el juicio también está Marie Grimaud, abogada de un grupo de 39 víctimas, cuyo argumento principal es que se hicieron señalamientos y denuncias en contra del médico Le Scouarnec pero el sistema no tomó los correctivos necesarios para alejarlo de los hospitales y de los pacientes. «¿Cuál es el lugar de la víctima en Francia? ¿Cuál es el lugar de la palabra de un niño en Francia? ¿Cuáles son los mecanismos del silencio? No podemos seguir durante décadas descubriendo, estupefactos, que los pedófilos campan a sus anchas por nuestro territorio», declaró Grimaud ante los periodistas.

Sin embargo, la disposición del juicio no permitirá el apoyo de los codenunciantes en el momento de subir al estrado. Al tratarse de un número tan elevado de víctimas, la justicia de la ciudad de Vannes decidió realizar el proceso en dos salas: una principal donde se realizarán las declaraciones juradas en el estrado y una segunda sala donde se reunirán los denunciantes, sus familiares, la prensa y los asistentes. Cada denunciante pasará a la sala principal para hacer su declaración, pero sus compañeros no podrán apoyarle en el mismo espacio.

Por su parte, el abogado de Le Scouarnec, Maxime Tessier, prefirió no hacer declaraciones a la prensa a su llegada pero rápidamente, ya dentro de la sala de juicios, afirmó que su cliente se declaraba culpable de casi todos los cargos.

Otra posición habría sido muy difícil de defender. Y es que la policía tiene un mar de evidencia de sus actos: 300.000 imágenes de pedofilia, listas de sus víctimas, un registro cronológico de sus agresiones y especialmente, miles de páginas escritas de su puño y letra donde prácticamente confiesa sus crímenes.

Además, Le Scouarnec es reincidente: ya fue condenado en 2020 a 15 años de cárcel por la violación y agresión sexual de cuatro niños, entre ellos dos de sus sobrinas.

Al final de la tarde, el acusado asume por fin una actitud de vergüenza y confirma lo que ya toda Francia sabe: "Cometí actos abominables y soy consciente de que estas heridas no se pueden borrar".

Le Scouarnec se enfrenta a una posible pena de 20 años de prisión, aunque se teme que, por su edad, pueda recibir algún beneficio procesal como arresto domiciliario.